sábado, 4 de febrero de 2012

SANTA FE: Los envases ecológicos ganan espacio en comercios locales

Más allá de que aún no se les restringió ni prohibió el uso de bolsas plásticas, algunos negocios decidieron apostar por el cuidado del medio ambiente y la concientización de sus clientes.

Hay comercios que decidieron dar el primer paso para colaborar con el medio ambiente y por iniciativa propia iniciaron la implementación de nuevos envases ecológicos, en los cuales también se informa a los clientes acerca de los beneficios de los mismos.

  Hay comercios que decidieron dar el primer paso para colaborar con el medio ambiente y por iniciativa propia iniciaron la implementación de nuevos envases ecológicos, en los cuales también se informa a los clientes acerca de los beneficios de los mismos.


De acuerdo a la ordenanza Nº 11.601, se dispuso un plan progresivo de reducción de las bolsas plásticas que contempló en una primera etapa que el 25 por ciento de las cajas registradoras de supermercados, hipermercados y autoservicios no entreguen bolsas plásticas. La medida comenzó a aplicarse desde el 17 de octubre pasado y, si bien se preveía avanzar hacia una erradicación total de estos envoltorios para el próximo 19 de marzo, los plazos se extendieron para dar lugar a una mejor difusión y concientización sobre el tema.


Más allá de que en este lapso sólo se contemple a los grandes mercados, dirigentes de otros rubros, como es el caso de las farmacias, mantuvieron encuentros con las autoridades municipales para empezar a delinear la mejor metodología en el marco de este proyecto.


Sin embargo, hay comercios que decidieron dar el primer paso para colaborar con el medio ambiente y por iniciativa propia iniciaron la implementación de nuevos envases ecológicos, en los cuales también se informa a los clientes acerca de los beneficios de los mismos.


Uno de éstos es la panadería La Nueva Estrella (en sus dos locales), cuyos consumidores reciben –desde hace ya algunos meses– bolsas en las cuales se puede leer: “Confeccionado con papel reciclado y reciclable. En ninguna etapa de su fabricación se daña el medio ambiente”. El mensaje a los clientes finaliza con datos acerca del uso de plástico: “La degradación del plástico insume más de 600 años; en esos 600 años no podrá crecer donde él se encuentre ni la raíz de una planta”.


En diálogo con Diario UNO, Sergio Rosales, uno de los propietarios de este negocio, explicó: “La idea nació cuando la Municipalidad de Santa Fe empezó a anticipar que iban a prohibir envases plásticos. Ahí empezamos a utilizar los reciclables para no dañar al medio ambiente y también para informar a nuestros clientes acerca del tema. En el caso de las facturas se entregan en bolsas ecológicas y para los bizcochos y facturitas hicimos una caja de cartón totalmente reciclable también, que se encuentra dentro de los estándares ecológicos”.


—¿Cuál es la diferencia en cuanto a costos entre las bolsas plásticas y las que ustedes utilizan?


—Hay una pequeña diferencia, porque además de la propaganda que se le imprime, cuesta un poco más por el trabajo que necesita, pero no es una suma que no se pueda afrontar. Cuesta un 20 por ciento más aproximadamente.


—¿En qué tipo de productos no pueden utilizarse envases de papel?


—Se puede aplicar en todos. Nosotros hemos bajado el consumo de bolsas plásticas extraordinariamente. Pasamos de un 100 a un 20 por ciento. Todavía algo usamos, pero se redujo muchísimo.


—¿Dónde compran estos envases?


—En nuestro caso son una empresa de Rosario y otra de Córdoba. Ellos tomaron contacto con nosotros cuando se conoció la noticia de la medida que se iba a implementar en Santa Fe. Desde un principio me pareció una buena idea e innovadora también. Es una buena presentación y con un mensaje que se graba mucho en los chicos.

El destino final
En la ciudad de Santa Fe, donde en la actualidad hay más de 500 mil habitantes, se calcula un consumo promedio de una bolsa y media diaria por persona, por lo que por día se utilizan 750 mil y 273.759.000 por año. De este total, se advierte que sólo la tercera parte (91.253.000) son destinadas para disponer los residuos domiciliarios. Asimismo, las 182.500.000 restantes, al no ser reutilizadas, se encuentran dispersas por todo el ejido urbano y un porcentaje menor se dispone finalmente en el relleno sanitario.


Estas cifras tienden a incrementarse en la medida que disminuye la concientización ambiental de la población, razón por la cual, no sólo deben tomarse medidas que limiten las cantidades de bolsas que se entreguen por cliente, o que se aumente la capacidad de las mismas, sino que se requieren estrategias integrales, que comprendan la articulación de programas de educación ambiental formal y no formal, dirigidas a la comunidad.


En tal sentido, desde la Subsecretaría de Ambiente, a partir de los trabajos de limpieza y recuperación del espacio público, se observó que gran parte de los residuos dispersos en los microbasurales son de baja densidad, más específicamente, bolsas plásticas, las que al ser arrastradas por el viento, producen un impacto ambiental adverso de gran magnitud, no sólo desde el punto de vista de la contaminación visual del paisaje urbano, sino también en el riesgo que implica para la biodiversidad urbana, y para la obstrucción de los sistemas de desagües, con la consecuente probabilidad de anegamiento de ciertos sectores de la ciudad.

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