El espacio cultural comienza el
año con un festejo a todo color y ritmo. Desde este sábado hasta el
martes, se invita a los vecinos a crear disfraces e instrumentos para
acompañar la quema del Rey Momo.
Quienes se acerquen al lugar podrán realizar diversos tipos de sombreros, faroles, aprender a disfrazarse con maquillaje y pintar, entre todos, el Rey Momo que será quemado en el tradicional ritual, el cual también será acompañado por instrumentos de percusión creados para el festejo y danzas alusivas a la fecha.
Un rey de papel y trapos
El gran monigote que queda consumido por las llamas se arma con papel y trapos y se quema en la calle, en la jornada de cierre del carnaval. Además, suele colocarse en el interior del muñeco bombas de estruendo y fuegos de artificio, que al explotar, provocan chispas y ruidos.
Además, como siempre y en constante homenaje, en La Redonda se encuentran las muestras permanentes de las obras de dos grandes artistas santafesinos, donadas a la provincia de Santa Fe y que forman parte del patrimonio cultural: las pinturas de César López Claro en óleos y técnicas mixtas, y las esculturas de Roberto Favaretto Forner, en diferentes técnicas y lineamientos. La Redonda, Arte y Vida Cotidiana se encuentra ubicada en Salvador del Carril y Belgrano. Se puede visitar los sábados, domingos y feriados de 19 a 22, con entrada libre y gratuita.
Por qué queman al Rey Momo
Desde las tradicionales fiestas paganas de hace más de 5.000 años, la aparición de Momo, considerado el dios de la burla, amo de la sátira y la ironía y rey de los carnavales, significa el comienzo de ese festejo. Y su quema simboliza el cierre de carnaval.
Una de las varias versiones en torno a la tradicional quema señala que su origen tiene que ver con la historia de Baco, el Dios del Vino en la mitología romana (basado, a su vez, en el Dionisio de la mitología griega). Y era presentado con las características propias del bufón: gorro con cascabeles, cetro y máscaras.
Otra versión, ubicada en el mismo tiempo y también en el Imperio Romano, relata que los romanos 30 días antes de finalizar las fiestas saturnales (donde le rendían culto a Saturno) elegían como rey al más bello de los soldados, el cual durante esos 30 días tenía poder absoluto, y en el último día era obligado a matarse en el altar del dios Saturno.
A través del tiempo, la Iglesia Católica intentó cooptar estas celebraciones populares, las cuales fueron incorporadas al calendario cristiano y concebidas como un período de excesos permitidos antes de la Cuaresma.
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