viernes, 1 de julio de 2011

La energía vuelve a Calchines-Termina el alquiler del edificio de Tucumán y Urquiza

La vieja usina es de la empresa desde hace 7 años. En diciembre comenzó la obra cuya primera etapa ya ha terminado. La EPE sacará provecho del inmueble donde comenzó el servicio eléctrico en Santa Fe.

 Foto:Mauricio Garín


La vieja usina no volverá a generar energía, pero todas las actividades de explotación vinculadas al servicio estarán -otra vez- alojadas en su histórico inmueble. Bajo el nombre de Complejo Calchines, la Empresa Provincial de la Energía podrá tener por fin un lugar donde concentrar tareas de overol: explotación, redes y talleres se mudan.

Unas 580 personas, para cuando concluyan las obras, y más de 480 en el próximo mes, van a dejar las instalaciones de Urquiza y Tucumán -y otros inmuebles-, que por décadas la empresa estatal increíblemente ha alquilado.

El lugar junto a la avenida Alem es de la empresa desde hace más de siete años y los trabajos comenzaron en diciembre último, tras el proyecto y diseño, que demandaron los primeros años de la gestión actual.

Ya está lista la primera etapa, que dejará habilitadas tres salas industriales gigantes y se estima que para noviembre se completarán las labores que contaron con una inversión de 11 millones.

Remaches de hierro, generación a carbón

Los trabajos edilicios estuvieron a cargo de la firma Cocyar SA, que fue directamente supervisada por técnicos de la EPE. La empresa tomó parte en casi todo: desde el diseño espacial de las operaciones (hay actividades que requieren mover equipos de varias toneladas, como los transformadores) hasta en las medidas de seguridad, pasando por la conservación del rico patrimonio edilicio de Calchines, que en parte responde al racionalismo alemán (en la época de la germánica Cade) y en los orígenes de las primeras construcciones, al estilo inglés -con sus característicos ladrillos vistos- en tiempos del tranvía, cuando la energía que los movió se producía con carbón. (Antes, un servicio municipal puso luz a Santa Fe, con una máquina que funcionaba a leña).

En Calchines se reparan, reciclan y pintan los bienes inmuebles, pero también buena parte de los muebles, porque los empleados que se mudan, serruchan, pintan y cortan chapas. Otra vez son útiles escritorios añosos, soportes de equipos, arneses industriales y lo más importante: grúas eléctricas instaladas en las salas de trabajo, capaces de mover varias toneladas.

La construcción reciclada respeta aberturas originales y la tirantería de los techos de perfiles de hierro con remaches. También suma portones corredizos y retráctiles ignífugos (de tecnología canadiense), así como puertas de emergencia y controles de seguridad mucho mayores.

Las instalaciones tienen pabellones sanitarios impecables, hechos con materiales de primera calidad: aluminio galvanizado en las aberturas y mármoles en bachas y lavatorios. Cada lugar de trabajo tiene mucho más que lo necesario para las cuadrillas de operarios: vestuarios, cocina, lugares para descasar responden a pautas de confort envidiables.

Hasta algunos tableros de operaciones eléctricas de más de medio siglo atrás, cuyas duras perillas negras ya no dan órdenes, han quedado como adornos. Se conservan útiles de hierro, cemento y acero de los tiempos en que la energía se producía allí: primero a carbón, luego fueloil y diésel, hasta que la usina se desmanteló por completo, cuando terminaban los ‘90 que acabaron con su último poseedor estatal: Agua y Energía.

Decisión política

Lo que hoy hace la EPE en barrio Candioti, donde a principios del siglo pasado nació el servicio y se creó una Santa Fe industriosa, cerca de la planta potabilizadora, el puerto y los inicios de la modernización, “no es algo aislado”.

Daniel Cantalejo, el presidente del Directorio de la compañía, explica que su gestión tiene una política edilicia. Que el primer turno es para la explotación del servicio y que otro edificio de similar valor histórico se recicla en Rosario (el de la vieja Cristalería), y subraya que a esa decisión seguirá la de concentrar tareas de gestión informática (vinculadas sobre todo a lo comercial), mientras se remodelan 85 oficinas de atención al público, y -por último- a la conducción de la compañía, la distribuidora de energía más grande del interior del país. Esa capitalización de la EPE hará que dejen de alquilarse inmuebles.

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