viernes, 17 de junio de 2011

Colón dio de baja como socios a ex represores

 Foto:Luis Cetraro
Foto:Luis Cetraro

Por Gustavo Catalano
Secretaría de Deportes de la Nación

“A partir del artículo del periodista Nicolás Lovaisa me comuniqué con el presidente de Colón, Germán Lerche, para expresarle que debíamos hacer algo para lograr que los sueños de aquellos que fundaron el club Colón y de los que hoy conducen esta institución no se vean manchados por un grupo de asesinos”, afirmó el Secretario de Deporte de la Nación, Claudio Morresi, quien participó junto a miembros de comisiones de Derechos Humanos en una ceremonia en la que se les retiraron los carné honorarios a los dictadores Roberto Viola, Carlos Lacoste y Rodolfo Luchetta (en 1981 se les había pedido ayuda para evitar un descenso que finalmente iba a concretarse).

Luego del acto en el playón de entrada del estadio de Colón, las autoridades hicieron una recorrida por las obras que se realizaron en Santa Fe para la Copa América, que incluyeron la remodelación de la cancha y la construcción del Hotel de Campo que alojará a las selecciones que disputen partidos en esta sede. Tras acercar el saludo de la Ministra de Desarrollo Social de la Nación, Alicia Kirchner, Morresi, destacó: “La Presidenta, Cristina Fernández, está al tanto de todas las obras que se realizaron para el avance de esta infraestructura y de tantas otras que hacen que el país siga creciendo en la faz deportiva. Argentina está en condiciones de realizar una excelente Copa América”.

Acompañando esta iniciativa estuvo el diputado y candidato a gobernador de Santa Fe Agustín Rossi, quien expresó: “Los gestos van marcando toda una gestión. Nosotros fuimos de los que buscábamos que el 24 de marzo quedara grabado en la historia y por suerte por iniciativa de Néstor Kirchner se logró. Fue una de sus tantas señales, como la que tuvo cuando bajó los cuadros de Videla y Bignone del colegio militar. Gestos como esos hicieron que hoy veamos a tantos chicos hijos de la democracia apoyando y acompañando en cada 24”.

Y agregó: “Esta gestión del presidente Germán Lerche será recordada porque Colón y la sociedad santafesina no nos merecíamos aquel episodio. Y aunque no condeno la actitud dirigencial de aquellos años porque comprendo que a veces los dirigentes y los hinchas del fútbol pueden llegar a apelar a cualquier situación que tienen a mano en un momento difícil, sí remarco este gesto necesario, como dijo Morresi, en plena reconstrucción de la Argentina. Felicitaciones a Colón por este gesto y por ser una de las sedes de la Copa América”.

Por su parte, Lerche remarcó: “En este momento en el que estamos reinaugurando el estadio sentimos la obligación de repasar la historia del club. Siempre creímos que una institución se hace grande y fuerte respetando a sus ídolos, a su historia y corrigiendo sus errores, esa es la expresión de los socios a partir de sus directivos. En vez de querer sacar ventaja pidiéndole ayuda a Viola, deberíamos haber tomado mayores precauciones con jugadores como Morresi, un crack de aquellos años, de los que hoy ya no hay”.

“Colón fue un club que ni en época de dictadura abandonó su estado democrático. Don Italo (presidente en aquellos años), más allá de esta decisión equivocada, tuvo también muchos aciertos. A pesar de la ayuda reclamada, la misma no se concretó y perdimos la categoría, así que podemos jactarnos de no haber recibido ayuda del gobierno dictatorial. De todas maneras, lo importante es saber corregir y mirar para adelante. Inmediatamente cuando Morresi nos hizo saber de esta situación quisimos repararla, por eso este es un acto relevante para nuestra historia. Quiero recordar además que el sentimiento popular todavía tiene en la memoria el puntapié inicial que una vez dio Evita en este estadio, que en un momento llevó su nombre. Y como en definitiva es el sentimiento popular el que domina, hoy todos conocen al estadio como `Cementerio de los Elefantes`, más allá de que formalmente esté bautizado como `Brigadier Estanislao López`”, completó Lerche.

Se cerró el círculo perfecto
“Me pone muy contento que se haya realizado este acto de justicia. Se cierra un circulo perfecto, ya que en 1981 Morresi había marcado el cuarto gol de Huracán que condenó a Colón al descenso y hoy como Secretario de Deporte de la Nación les quitó el rango de socios honorarios a aquellos dictadores”, manifestó el periodista Nicolás Lovaisa, quien hace cuatro años publicó en www.notifedeportivo.com la nota que derivó en la ceremonia de hoy:

Un triste homenaje

En 1981 la dirigencia de Colón y 3.000 hinchas recibieron con pancartas y cánticos a Roberto Viola. Le pidieron que anule los descensos. Además, le entregaron la llave del club y un carné de socio vitalicio.

El 18 de junio de 1981, la selección nacional que conducía César Luis Menotti jugó un amistoso en el Gigante de Arroyito ante un combinado de futbolistas santafesinos. El partido, que era en beneficio de los damnificados por las inundaciones que azotaban a la provincia, terminó 4 a 1 para los de Menotti. Ese día, el dictador en uso de la comandancia de la Junta Militar, General Roberto Viola (acompañado por el Ministro de Acción Social, Vice Almirante Carlos Lacoste y el intendente de Rosario, Alberto Natale) fue abucheado por casi la totalidad del público presente. “Con Perón comíamos jamón, con Videla mortadela y ahora Viola nos chupa bien las bolas”, fue uno de los gritos de guerra que se escucharon desde los cuatro costados.

Fue tal la reprobación que recibió de la gente, que pese a que la prensa de aquellos años trató de ocultarlo, él mismo lo hizo público al admitir que el gobierno “no era popular”. Existía ya un rechazo del pueblo hacia la comandancia que había desatado la más brutal represión de la historia argentina. Sin embargo, un día después, la dirigencia de Colón decidió brindarle un homenaje a Viola, uno de los ideólogos del golpe de estado del 24 de marzo de 1976.

La bienvenida

El 19 de junio Roberto Viola arribó al aeropuerto de Sauce Viejo para cerrar la primera reunión de gobernadores, dirigiendo un mensaje hacia todo el país desde el paraninfo de la Universidad Nacional del Litoral.

Acompañado por el gobernador de la provincia, Contra Almirante Rodolfo Luchetta, y el Comandante del II Cuerpo del Ejército, Juan Carlos Trimarco, se dirigía hacia la UNL, cuando a la salida del puente carretero alrededor de 3.000 personas obligaron a detener la marcha de la comitiva.

En la puerta del estadio Brigadier López, con cánticos como “Viola y Colón, un sólo corazón”, pancartas en las que se leía “Lacoste y Colón” y volantes con la frase “Bienvenido a Santa Fe, presidente Viola”, una multitud de simpatizantes sabaleros homenajearon a uno de los personajes más siniestros de la última dictadura. El mismo que en 1985 fue sentenciado a 17 años de prisión por 86 secuestros, 11 torturas reiteradas y 3 robos. El mismo que en 1990 fue indultado por Carlos Saúl Menem. El mismo que dejó claro cuál era su concepto sobre los desaparecidos con una frase tan cínica como imposible de olvidar: “Esto es una guerra. Y nosotros somos los ganadores”.

A repetir la experiencia

Más allá de que ninguno de los libros que se encargaron de contar la rica historia rojinegra lo reflejaron y que ni los dirigentes ni los jugadores de la época consultados por Pasión lo recuerdan, aquel homenaje existió.

Sumergido en una profunda crisis económica, Colón se encaminaba de manera inexorable al primer -y único- descenso de su historia. Por errores de la dirigencia anterior, la comisión directiva que presidía Ítalo Giménez había perdido a varios jugadores, que habían pedido la libertad de acción ante la falta de pago. Por este motivo, el club le solicitó a la AFA un préstamo para paliar la situación, que finalmente le fue negado.

Entonces, surgió una idea de un sector de la dirigencia encabezado por Tomás Camilo Berdat, en ese momento secretario de la institución y luego, curiosamente, primer intendente santafesino tras la caída de los militares: pedirle a Viola que anule los descensos por la grave situación económica por la que atravesaban varias instituciones, entre ellas, San Lorenzo, que en el final de la temporada perdió la categoría. La intención era repetir una iniciativa que el mismo Ítalo había encabezado en 1966, en esa ocasión, entrevistándose con el General Juan Carlos Onganía, otro presidente de facto.

Si bien el titular rojinegro no estaba demasiado convencido de la idea, en ese momento Berdat era uno de los más estrechos colaboradores de Rubén Buscapié Cardozo (en 1983 fue electo diputado nacional, acompañando en la lista a José María Vernet), uno de los históricos dirigentes y referentes del justicialismo en la provincia, quien también, en aquellos años, pisaba fuerte en el club de barrio Centenario.

El homenaje

Pese a que un sector de la comisión se opuso a recibir a Viola de esa manera, finalmente, con algunas amenazas de por medio, el 19 de junio Ítalo Giménez encabezó el homenaje. Según el diario El Litoral de ese día, el presidente sabalero “tras breves palabras de bienvenida, le hizo entrega de una llave de oro del club, un sabalito de tipo distintivo, un carné de socio vitalicio y un petitorio en favor de la institución”.

El documento contenía dos puntos: “La supresión del régimen de ascensos y descensos por no menos de tres años en vista de la situación económica por la que atraviesan todas las entidades afiliadas, sin excepción. Y el trato discriminatorio que existiría en AFA en cuanto a las obligaciones económico financieras de las entidades”.

“Después de la plática entre Viola y Giménez, el coche presidencial emprendió la marcha en medio de vítores entusiastas del público y agitación de banderas”, relató el vespertino.

Sin resultado

Dos días después de la visita de Viola, Colón inició una racha de seis partidos sin derrotas, con cuatro empates y dos victorias. Pero la situación era demasiado difícil como para que esa pequeña serie de encuentros invicto lo salvara de la ya inevitable pérdida de categoría. El 2 de agosto el sabalero visitó el Tomás Ducó con la misión de mantener intactas las esperanzas de salvación. Pero Huracán no lo perdonó: lo goleó 4 a 1 y lo condenó a un descenso que se transformaría en un calvario. Catorce años y muchas frustraciones pasaron los rojinegros para recuperar su lugar en la máxima categoría del fútbol nacional.

Como si se tratara de una mueca del destino, el cuarto gol del Globo, el que hundió definitivamente a Colón, fue de Claudio Morresi, actual Secretario de Deporte de la Nación, quien ya buscaba a su hermano, Norberto Julio, secuestrado y asesinado en un operativo realizado el 23 de marzo de 1976. Tenía apenas 17 años. Fue detenido por tener en su poder ejemplares de la revista Evita Montonera. Viola murió el 30 de septiembre de 1994, por un paro cardíaco. Condenado e indultado, se llevó a la tumba, al igual que otros represores, atroces secretos sobre la represión ilegal. También el recuerdo de un homenaje popular, seguramente el único que recibió mientras fue presidente, y su carné de socio vitalicio de Colón.

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