sábado, 6 de julio de 2013

Un falso cura protagonizó hurtos y estafas en Cañada de Gómez y Armstrong

Engaña a las víctimas con el ardid del rezo, el uso de agua bendita y "curaciones". Las víctimas son en general ancianas. Aseguran que el impostor tenía excelente modales.
.La Capital | 
Un falso cura protagonizó hurtos y estafas en Cañada de Gómez y Armstrong

 Con camisa celeste, un prolijo y limpio clerman (cuello blanco sacerdotal), buenos modales, servicial, de buen aspecto físico y extremadamente educado, un falso sacerdote perpetró en Cañada de Gómez y en Armstrong varios hurtos y estafas que están siendo investigados por la policía de ambas jurisdicciones, aunque aún no se pudo dar con el sujeto. Bajo el ardid del rezo, el uso de agua bendita y falsas curaciones el hombre engaña a las víctimas, por lo general personas mayores.
La policía lo encuadra dentro de las múltiples variantes del famoso cuento del tío, un ardid casi tan viejo como la estafa. En algunos casos, el falso sacerdote se hace pasar como el padre Mario, en otros dice que es el nuevo cura de la ciudad. Para romper el hielo ofrece sábanas a la venta para una casa de jóvenes adictos a las drogas o para ayudar a niños que fueron abandonados por sus madres.
La Unidad Regional X difundió la información par advertir a la población sobre la actuación del ladrón. Algunas víctimas dijeron que se maneja con un auto gris (aparentemente un Corsa), con el que se desplaza de un lugar a otro en búsqueda de damnificados
Sábanas a 500 pesos. Una mujer de 81 años con domicilio en Roldán al 500 dijo que el falso cura le vendió un juego de sábanas (de mala calidad) en la suma de 500 pesos que la mujer pagó para intentar ayudar a niños que supuestamente habían sido abandonados por sus madres. "Mami, cómo le vas a pagar 500 pesos por un juego de sábanas", la retó su hija ni bien se enteró del episodio.
Esa mujer (que solamente habló con los medios de prensa de la ciudad) dijo que le llamó la atención que el cura le dijera que en Cañada de Gómez había 80 niños en situación de abandono, pero al tratarse de una mujer creyente ni se lo ocurrió refutar los dichos de quien se ocultaba detrás de la investidura sacerdotal.
Otro hecho. Más grave fue el hecho que ocurrió en Oroño al 700, también de Cañada de Gómez. Allí, también bajo el ardid de vender sábanas para ayudar a otras personas, el falso cura ingresó al domicilio de una mujer de 81 años y se llevó una cifra no precisada de dinero en efectivo.
El episodio ocurrió a las 15 del pasado jueves. La mujer estaba con un hombre de 68 años, ambos jubilados. El ladrón se hizo pasar por el padre Mario, vestía camisa celeste y "algo blanco en el cuello", dijo la mujer, lo que resultó ser el clerman. Como a la otra vecina, también le vendió un juego de sábanas para ayudar supuestamente a una casa para adictos, pero no conforme con eso se ofreció para bendecir la casa.
En esa acción, le dio agua bendita al hombre de 68 años para que la arrojara en el patio, y mientras mantenía el hombre entretenido, hizo sentar a la mujer en la cama mirando hacia la ventana. Fue en un descuido, donde abrió cajones y sacó dinero.
La fuga. La fuga no fue menos sofisticada: le dijo que iba a buscar un rosario al auto y no regresó más. Fue bastante tiempo después cuando la mujer se dio cuenta que la faltaba dinero en efectivo que poseía en un cajón del ropero.
Ante esta situación, se dio conocimiento a la Brigada de investigaciones e intervención al Juzgado Penal local.
Los hechos también se registraron en la localidad de Armstrong, donde el falso padre Mario vendió sábanas a precios elevados y engañó a vecinos.
Muchas veces las autoridades tienen que salir a advertir sobre falsos empleados de empresas públicas, supuestos cobradores de instituciones y presuntos técnicos que falsean sus identidades para hacerse de dinero, a veces con el consentimiento de las víctimas y otras, peores, usando esas pantallas para entrar en las casas y directamente robar. Pero en el caso del padre Mario, el ardid tiene un aditamento: abusarse de la fe y la confianza que despertaba nada menos como sacerdote.

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