domingo, 9 de junio de 2013

"Es tremendo oír escuchas a compañeros pasando datos de nuestras familias"-Mansión narco en el sur de Santa Fe

Uno de los policías participantes de la pesquisa afirmó ayer que los avances en las escuchas consolidan la idea de los vínculos entre allegados a la familia Cantero y oficiales.
La Capital |
“Es tremendo oír en las escuchas a compañeros nuestros pasando los datos de los domicilios donde viven nuestras familias. Como policía, yo tengo asumido el riesgo de que por mi actividad me pase algo grave. Pero en mi casa están mis hijos”. La frase es de uno de los investigadores de la organización criminal en la que aparecen miembros de la red conocida como banda de Los Monos, comandada, según las constancias judiciales, por la familia de Ariel Máximo Cantero. Y la referencia tiene que ver con que en los últimos siete días dos miembros de la brigada operativa de la Secretaría de Delitos Complejos quedaron presos. A ambos, el comisario inspector Gustavo Pereyra y el sargento Juan Maciel, les imputan asociación ilícita, cohecho y tráfico de influencias.
   Desde esta semana la investigación encabezada por el juez de Instrucción Juan Carlos Vienna se aplicará a establecer las conexiones económicas de la asociación ilícita. Durante el fin de semana los policías de la División Judicial tienen la orden de procesar las escuchas telefónicas para individualizar a los testaferros de los Cantero y otros grupos. Se trata de prestanombres, en general personas insolventes de humilde condición cuya identidad fiscal se usa para disimular las posesiones de los líderes de las bandas.
   A tal fin el viernes se incorporaron al equipo de la División Judicial de la Unidad Regional II dos abogados civiles que recibieron la pauta de inventariar los bienes y a quienes aparecen como sus dueños. Las propiedades muebles e inmuebles surgen con claridad de las escuchas.
   Uno de los policías participantes de la pesquisa afirmó ayer que los avances en las escuchas consolidan la idea de los vínculos entre allegados a la familia Cantero y oficiales de los que se servían para recibir información. Esos datos les advertía a los delincuentes, por ejemplo, de la fecha en las que serían allanados. Estos son algunos de los conceptos que dejó el policía consultado por La Capital:
   u “Los informes que se hacen a partir de las escuchas para pedir allanamientos lamentablemente pasan por varias manos. Y en ese recorrido burocrático alguien de los nuestros se quedaba con datos. Las grabaciones no tienen desperdicio. Hemos escuchado cómo colegas pasan nuestros nombres, direcciones y en un caso el colegio al que van los hijos de un policía del equipo. O que les dicen a los delincuentes: «mañana los van a allanar». Y al llegar la dotación al día siguiente no encuentra nada”.
   u “Lo más doloroso de esta investigación es la complicidad de nuestros propios hombres. Lo más notable es lo mal hechos que están los trabajos anteriores. Llegaban hasta la gente de los Cantero pero no se les secuestraba nada ni se profundizaban sus conexiones. Sin esos elementos indispensables no era posible avanzar penalmente. Entonces las causas se caían. Ahora, a los abogados defensores les va a costar más presentarlos a comparecer: tenemos cada vez más cosas para incriminarlos”.
   u “A medida que avanzamos quedamos más lejos del final de esta investigación porque los implicados, tanto civiles como policías, aumentan. Ahí advertimos la increíble cooperación policial. ¿Cómo puede ser que un equipo de seis policías descubra todo esto que parece un bosque? Esto es imposible no haberlo visto antes”.

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