lunes, 11 de marzo de 2013

Un informe pone en alerta a la ciudad de Rosario por anegamientos por lluvias


Fue elaborado por Obras Públicas municipal y señala que la situación obliga a repensar la infraestructura hidráulica local. El pasado 19 de diciembre cayeron 250 milímetros en pocas horas, pero la impermeabilización del suelo hizo que el agua terminara acumulada en Fisherton.

Un informe pone en alerta a la ciudad de Rosario por anegamientos por lluvias

La Secretaría de Obras Públicas de la Municipalidad elaboró un informe donde se analiza puntualmente el fenómeno de las inundaciones ocurridas en la ciudad a fines del año pasado. Desde el área destacaron que “la situación obliga a repensar el comportamiento hídrico de la región en general y la infraestructura hidráulica de Rosario en particular, al ser el receptor natural de las aguas”. Según se destaca en el escrito, “la cuenca del Ludueña ve agravada su situación debido, fundamentalmente, a la gran cantidad de emprendimientos urbanísticos que se desarrollaron en los últimos años, que provocaron una mayor impermeabilización del suelo y por ende la generación de mayores caudales excedentes aportados simultáneamente con un tiempo de llegada del pico de la crecida a Rosario, más corto, y por ende provocando mayores niveles de agua”.
En el mismo se subraya que si bien en 2008 el Departamento de Hidráulica de la Facultad de Ciencias Exactas e Ingeniería elaboró la rehidrología de la cuenca del arroyo Ludueña, y propuso la ejecución del Aliviador Nº 3, “urge tomar medidas no estructurales”, ya que “de continuar con la intervención antrópica no habrá infraestructura que alcance en un futuro”. Dicho de otro modo, las inundaciones en la zona urbana de la ciudad no sólo serían inevitables sino una certeza aun con precipitaciones que no revistieran la condición de extraordinarias.
Así las cosas, se recuerda que en el ámbito del Comité de Cuenca del arroyo Ludueña, desde la Municipalidad de Rosario se solicitó a los municipios y comunas que lo componen, que compatibilicen sus normativas locales con la ley provincial Nº 13.246 y a la provincia que acelere los tiempos de ejecución del Aliviador Nº 3 Conducto Sorrento. “Por otra parte resultará fundamental contar con un Plan Hídrico Integral de la cuenca”, se agrega.
Al referirse puntualmente a lo ocurrido el 19 de diciembre último en Fisherton, el estudio remarca que este barrio “no había tenido mayores inconvenientes desde la construcción del Emisario 10 en la década del 70”. Así, lo que no ocurrió en 40 años, pasó en un día.
Para que no vuelva a pasar, como propuestas a desarrollar se enumeraron: otorgar prioridad a las gestiones tendientes al ordenamiento territorial del conurbano de Rosario, es decir compatibilizar el crecimiento de los núcleos urbanos que integran el área metropolitana de Rosario, en particular los sectores noroeste, oeste y suroeste, con la dinámica hídrica de las subcuencas media y alta del arroyo Ludueña.
En el estudio se insiste en la necesidad de abordar el ordenamiento territorial, integrando no solo la expansión urbana con la dinámica hídrica, sino también con todos los otros aspectos con fuerte incidencia en el conurbano de Rosario (y en la interacción con los recursos hídricos y el saneamiento), tales como accesos viales en la región, corredor aeroportuario, localización de áreas industriales, reserva de sectores para rellenos sanitarios, etcétera.
Según se informa, cuando se produce la lluvia del 19 de diciembre la cuenca del arroyo Ludueña estaba con un grado de saturación del suelo importante producto de las lluvias producidas los días anteriores. Esto implica que la cuenca pudo absorber muy poca agua por infiltración, lo cual obligó a escurrir superficialmente un alto porcentaje de la lluvia hacia los cursos de agua, aumentando significativamente los caudales de descarga de los mismos.
Esto se observó claramente en el embalse de la presa retardadora del arroyo Ludueña que alcanzó su nivel máximo histórico de 6,70 metros, faltando solamente 30 centímetros para que desbordara por el vertedero.
“Toda esta situación provocó que cuando se producen los chaparrones de las 18:45 y 22:05, la descarga del Emisario 10 encontrara al arroyo Ludueña en un nivel muy alto, aproximadamente 2,00 metros por encima del conducto. Esta circunstancia hizo disminuir considerablemente la capacidad de descarga del Emisario 10 que ya no pudo absorber la cantidad de agua para la que fue diseñado en su oportunidad. Es entonces que el agua de lluvia al no poder ser captada por los sumideros y captaciones de zanjas comenzó a escurrir superficialmente hacia el punto más bajo”, se añadió.
A modo de plan de trabajo para evitar que se repita esta situación en el futuro, se propone recoger toda la información disponible que permita identificar lo más precisamente posible las zonas afectadas por el evento tanto en la zona del Emisario 10, como en el resto de la ciudad. También evaluar el comportamiento de la infraestructura existente al respecto y definir un programa de acción.
Por último, se recomienda efectuar la modelización de la cuenca del Emisario 10 con nuevas herramientas disponibles, para evaluar su funcionamiento y determinar obras correctivas, si hicieran falta.

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