miércoles, 27 de febrero de 2013

ROSARIO: La imprudencia sigue ganando terreno en la costa norte e invita a la tragedia


A pesar de que está prohibido, es habitual ver a la gente trasponer vallas y pescar en sitios peligrosos. La ausencia de control es habitual. Las viejas instalaciones portuarias son uno de los sitios preferidos.
La Capital | 
La imprudencia sigue ganando terreno en la costa norte e invita a la tragedia

En la costa central hay no menos de veinte sitios por donde se puede acceder al río poniendo en juego más riesgo que recreación. La gente pesca sobre sitios endebles y se sienta a tomar mate cerca del borde de barrancas que acumulan varios derrumbes, después de pasar por alto carteles que prohíben hacerlo. Entre los sitios más peligrosos se pueden citar los remanentes de viejas construcciones portuarias, como la ubicada a la altura de calle Moreno, que desde el 2001 a la fecha fue escenario de cinco muertes.
Fragmentadas y derruidas por el paso del tiempo, pero siempre tentadoras para dar un paso más hacia el agua, pilotes y plataformas siguen estando en pie sobre el vaivén engañador del curso del Paraná. Varios kilómetros hacia abajo, las barrancas también son un punto vulnerable. Días atrás vio la luz un proyecto de ordenanza para colocar barandas en los pintorescos bordes ribereños del Parque Regional Sur (ver aparte).
Red social."Quizás alguien preste atención a las barrancas de Puerto Norte antes de que pase algo", así de conciso y contundente fue el mensaje que César Massi publicó en la red social Twitter y como botón de muestra agregó dos fotografías. En ambas se interpreta con claridad la situación denunciada por el vecino, dosis parejas de falta de control e imprudencia. La combinación puede ser letal, de hecho lo fue en Parque de las Colectividades, donde a pesar de las tragedias, la situación no cambió y una vieja estructura de hierro sigue atrayendo a los osados que la trepan poniendo en riesgo la vida.
Según Massi, a la gente le gusta pescar en la costa y si tiene "un huequito baja" sin pensar demasiado en el peligro. "La costa con poca protección invita a la tragedia", sentenció y describió uno de los puntos vulnerables que detectó frente a las torres Maui. Allí hay una escalera de cemento a través de la cual se puede acceder a los restos de un antiguo atracadero del que aún subsisten viejos pilotes y una plataforma sin ninguna contención, sobre la cual se acomodan los aficionados a la pesca. Debajo del conjunto que luce obsoleto, el agua tiene una profundidad inquietante: entre 8 a 9 metros, teniendo en cuenta que a ese lugar llegaban buques de ultramar, según informó la Prefectura local.
"El domingo vi a un grupo de personas pescando en ese lugar y entre ellas había un niño de unos diez años; en esa plataforma no hay barandas, puede pasar cualquier cosa", relató Massi y dijo que una opción podría ser demoler la escalera de cemento a fin de reducir el descenso desde la barranca.
"Tienen que replicar la protección que está en la zona de la Estación Fluvial, donde además de barandas para impedir el acceso al río, hay una contención por si ocurre alguna caída", argumentó. Aunque también aludió a la falta de conciencia de los propios vecinos, que no le dan importancia a los carteles de precaución. Así también lo atestigua la fotografía de un fin de semana, donde detrás de un cartel que prohibe el paso hay motos, bicicletas y gente en reposera tomando mate sobre la estrecha franja verde que separa a la señal del final de la barranca.
Un sitio trágico. A la altura de calle Moreno, la costa rosarina tiene un lugar de triste memoria. Se trata de una estructura de hierro en desuso que está sobre el río y que se conectaba con la costa a través de una endeble pasarela. El 23 de febrero de 2008, por ese pasadizo llegó a la torre Carlos Fernández, un joven de 15 años que pasaba la calurosa tarde de sábado en la ciudad, mientras sus padres asistían a un congreso del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados que lidera Raúl Castells. El joven cayó al río y murió ahogado
La estructura de hierro perteneció a la ex Unidad IV del puerto, está emplazada en el agua y conectada a tres pilotes de cemento por dos pasarelas de hierro. "Apenas aparezca el cuerpo de mi hijo, con mis propias manos voy a desarmar los dos puentes que conectan con esta torre. Se lo debo a mi hijo, que se ahogó como tantos otros por falta de seguridad en la barranca", dijo entonces el padre de Carlitos. Y pidió que se colocara "un alambrado perimetral o alguna otra forma de resguardo". El pedido sigue en pie y en la costa acecha el peligro.

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