martes, 2 de octubre de 2012

SANTA FE: “Somos gente de trabajo, esto no debió pasarnos a nosotros


Lo dijo María Rosa Martino, esposa de Alfredo Segado, de 71 años, quien murió luego de recibir un disparo en un asalto. “La inseguridad es un problema político que parece no tiene solución”, afirmó.


“Somos gente de trabajo, esto no debió pasarnos a nosotros
A un costado del féretro con los mortales restos de su marido, dentro de la misma sala de velatorio y en la compañía de todos sus hijos, de sus familiares, de los amigos entrañables de toda la vida y de sus vecinos de siempre, los del barrio Villa Setúbal, como una muestra indeleble de valor para sobreponerse a la pérdida, la esposa del comerciante asesinado Alfredo Omar Segado, de 71 años, María Rosa Martino, dialogó con Diario UNO de Santa Fe. Narró las particulares peripecias que tuvo que sufrir desde el domingo a las 9.30 en que hirieron a su esposo, y que 14 horas después le produjo la muerte.

—¿Puede narrarnos cómo se produjeron los hechos que terminaron con la vida de su esposo?
—Sí, claro. La verdad es que como todos los días con mi esposo estábamos trabajando dentro del local comercial del bazar Lavalle, como lo hemos hecho durante toda la vida. Como a las 9.30 de la mañana, entró un cliente a preguntar por el precio de algunos artículos, y fue avanzando en el interior del local comercial. Mientras yo lo estaba atendiendo, mi esposo Omar Segado resolvía algunas cuestiones relativas al papelerío, la administración y las carpetas con los costos. Es decir la actividad normal que se realiza dentro de un local como el nuestro, que es un bazar en el que hay productos y artículos que son tan diversos.

—¿Entonces hasta ese momento toda la situación era la que se repite a diario desde hace décadas con cada uno de los clientes?
—Efectivamente. No lo dude. Hasta ese momento la situación era la misma que sucede con todos los clientes del negocio, y es más, no tenía ningún indicio de que las cosas fueran a cambiar.

—¿Aunque en definitiva es lo que terminó sucediendo?

—Sí, fue así. Porque en realidad lo de cliente fue la pantalla que utilizó este delincuente para ingresar, después siguió con la misma treta, ya que como le dije me preguntó por el precio de distintos artículos, pero en definitiva todo cambiaría abruptamente.

—¿Cuál fue el motivo que desencadenó semejante balacera en el interior del local comercial?
—Bueno, el ladrón entró a robar, y me tomó a mí por el cuello y me puso la pistola que llevaba en mi cabeza. Como es lógico imaginar esa situación sacó de quicio a mi marido que, de ninguna manera, iba a soportar semejante situación. Mi esposo es un hombre con carácter, él no es de aquellos que pueden soportar ese cuadro.

—¿Su esposo intervino directamente contra el delincuente que la estaba amenazando a usted con el arma de fuego?
—Sí, cuando mi marido pudo, se le tiró encima y empezaron a luchar con el delincuente, que le gritaba desaforadamente: “Pará o te mato, pará o te mató”, y Omar intentaba arrebatarle la pistola como sea. Pero en determinado momento, cuando le agarró el arma de fuego empezaron los disparos uno tras otro, y se desató una locura tremenda.

Mientras mi marido trataba de quitarle la pistola, se disparó un balazo que le pegó en la parte de arriba de la pierna. El ladrón cuando lo vio tirado en el piso, corrió hacia la vereda, encendió su motocicleta y se escapó a toda velocidad.

—¿Su esposo fue trasladado consciente al hospital Cullen?
—Sí, es cierto, el estaba muy dolorido pero muy consciente como siempre. Así que una vez que llegamos a una sala y mientras los médicos lo estaban atendiendo, ingresó el delincuente que le había disparado. Mi marido y otros que estábamos en ese momento lo vimos en una camilla, y fue ahí cuando Omar dijo que era el delincuente que lo había asaltado, y que le había pegado un balazo en la ingle.

—¿Por eso lo detuvieron al instante?
—Claro, imagínese, cuando le contamos al vigilante quién era el herido que estaba en la camilla de al lado de mi marido, le dijo que quedaba detenido. Para que no le quede ninguna duda a nadie, mi esposo Omar Segado reconoció al delincuente que lo baleó, y que ahora se transformó en el asesino que con su balazo le produjo la muerte.

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