lunes, 2 de julio de 2012

CENTRAL MERECIÓ PERO NO PUDO ASCENDER Y QUEDÓ OBLIGADO A BARAJAR Y DAR DE NUEVO

Son momentos de intenso dolor, de profunda tristeza. Difícil racionalizar. Comprensible no encontrar ya las respuestas. Si se hizo todo. O más bien, casi todo, para cumplir con el sueño de media ciudad de lograr volver a primera.
La Capital | 
Son momentos de intenso dolor, de profunda tristeza. Difícil racionalizar. Comprensible no encontrar ya las respuestas. Si se hizo todo. O más bien, casi todo, para cumplir con el sueño de media ciudad de lograr volver a primera. La dignidad cuenta, claro. Las promociones se jugaron dejando el alma, intensamente, como de mínima se debía, mereciendo más que los dos empates en cero ante San Martín de San Juan. La sensación es que la posibilidad se abortó antes, cuando este equipo que condujo Juan Antonio Pizzi pudo ascender sin llegar a esta instancia terrible (que por fortuna ya no existirá más desde la próxima temporada), pero no le dio el piné. Pero ningún análisis menguará hoy esa sensación de vacío que, más temprano que tarde, Central, sus dirigentes, sus jugadores, sus fieles seguidores, deberán llenar para encarar lo que viene. En poco más de un mes, empezará la historia para intentarlo de nuevo. Otra revancha que nadie quería. La tercera, que todo el mundo espera sea la vencida, esta vez está a la vuelta de la esquina. Y no parece conveniente eso de "que se vayan todos" que, vale decir, hasta ayer al menos no se esgrimió.
Como el tiro en el palo de Toledo, como en la pelota que le pegó en la cola a Ardente para desviar lo que era el 1-0 en la ida del jueves con el mismo delantero, hubo cosas que parecieron e\' Mandinga. Como que este equipo sumó 69 puntos en una temporada inédita, que en cualquiera de los torneos de la B Nacional del 2001 para acá, cuando volvieron a unirse las zonas Metropolitana e Interior, le hubieran alcanzado para ascender (salvo en el del 06/07, donde hubiera jugado un desempate).
Pero lo dicho. Este equipo, que a 11 fechas del final estaba 4º cómodo a 8 puntos del líder Instituto y a 5 de River, el segundo, tuvo desde ahí un sprint impresionante que lo llevó a depender de sí mismo, pero se mancó en la definición y la enorme expectativa que había generado trocó en igual grado de frustración. Y resignación que pudo palparse antes de jugar la promoción, en donde cicatrizó el orgullo herido, donde el equipo volvió a ser digno e intenso, donde puso lo debido en garra y actitud, y no puso el fútbol que lo hubiera catapultado a primera porque en realidad nunca se valió mucho de él para llegar hasta donde llegó. Y no le alcanzó entonces pese a que creó más y mejores situaciones de gol ayer y a lo largo de la serie de 180 minutos.
Quedarán para el repaso de cada uno si Pizzi le erró feo en algún momento como con Méndez ante Patronato, si tal o cual jugador bajó su rendimiento como Lequi después de la lesión, si la ausencia de Julio Mozzo fue determinante (lesionado desde la fecha 30), si se podía haber hecho tal o cual cambio. Nada de eso modificará el hecho de que Central, siempre protagonista, siempre cerca (al final, muy) del ascenso, se haya quedado sin nada. Y tampoco que, pese a la desazón que ya lleva demasiado tiempo, esté obligado a reinventarse enseguida, con las autocríticas correspondientes, imprescindibles, y las decisiones que hagan falta.
Será el momento, una vez más, del aguante bien entendido, que tuvo a granel la mayoría del devoto pueblo canalla. El que debe volver a construir desde el dolor, archivar pronto esta causa e inventar rápido la siguiente. Con los recursos disponibles, con aggiornamientos, con los pies en la tierra. No queda otra que superar el duelo y, cuanto antes mejor, barajar y dar de nuevo.

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