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domingo, 19 de febrero de 2012

ROSARIO: Conmoción en barrio Belgrano por el asesinato de un chico de 16 años

El viernes a la noche, Nicolás Varela fue baleado en Pérez Bulnes al 5700. Estaba con una amiga. Si bien habrían intentado robarle una moto, los maleantes huyeron sin sustraerle nada.

"En ese momento te sentís un imbécil. Eramos un montón de vecinos conteniendo la nada, porque el pibe se nos murió a nosotros, en la vereda, porque la ambulancia llegó 45 minutos después del primer llamado". Elisa fue una de las vecinas de Pérez Bulnes al 5700 que el viernes a las 20.45 socorrió a Nicolás Varela, un pibe de 16 años que fue baleado en el cuello en lo que, en principio, se presenta como la tentativa de robo de una moto. El adolescente estaba junto a una chica de su misma edad sentado en uno de los canteros de una escuela que existen sobre esa calle cuando, según el relato de la chica, dos hombres quisieron robarle la moto. Uno abrió fuego con una pistola calibre 22 e hirió en la base del cuello a Nicolás, quien agonizó ante la mirada de los vecinos y sus propios padres.
"Yo llamé diez veces al 911. Ellos se concentran en preguntarte detalles cuando vos estás dominado por la desesperación", dijo Elisa, y afirmó haber llamado la misma cantidad de veces al 107, "cuya ambulancia llegó a los 45 minutos. Hubo un momento que éramos una docena de vecinos llamando a una ambulancia que llegó tarde".
Enojo. Cuando la vida de Nicolás era cosa juzgada y mientras los policías buscaban rastros en la escena del crimen, los vecinos enardecidos realizaron un cacerolazo en la esquina de Rouillón y Pérez Bulnes. Las arengas subieron de tono y algunos llevaron el corte de calles hasta Rouillón y Mendoza, donde se extendió hasta la medianoche en un estado de conmoción que motivó algunos cruces a las trompadas entre vecinos. El corte se repitió ayer al mediodía (ver página 40).
Carne de cañón. Pérez Bulnes al 5700, entre Rouillón y Pedro Lino Funes, en los confines de los barrios Belgrano y Azcuénaga. Uno de los laterales de la Escuela Técnica Nº 466, más conocida como "la Técnica 4". El viernes a las 20.45 los vecinos de la cuadra observaron allí a una parejita sentada frente al 5779, pero del lado del cantero sobre la escuela. Junto a ellos, una Motomel 110 color gris.
"Yo volvía de hacer los mandados y cuando vi a la parejita me dije «estos pibes sentados ahí son carne de cañón». Ella estaba sentada sobre la moto y él sobre el canterito", recordó Elisa, quien vive casi frente a la escena del crimen, sobre Nicolás y su acompañante, Sabrina S., de 16 años.
"Esta cuadra de noche es una boca de lobo. Hay muy poca iluminación. En el lugar donde balearon al pibe hay un foco de luz que quedó en medio del follaje de los árboles. De hacer poda y escamonda, ni hablemos. Muchos pibes llegan a los canteros de la escuela y se quedan ahí haciendo sus cosas", indicó la mujer.
"Cerca de las 20.45 —añadió la vecina— mi marido estaba terminando de lavar el auto y entró a casa para guardar la aspiradora. Entonces escuchamos un estampido. Fue uno solo. Cuando nos asomamos a la vereda vimos que la piba traía abrazado al muchacho y él pedía ayuda: «Por favor, ayudame, ayudame»", recordó la mujer. Nicolás tenía un disparo que le ingresó en la base del cuello, sin orificio de salida. Ningún vecino vio a los agresores. Del ataque sólo quedó el relato de Sabrina.
Conmoción. Tras el estampido del balazo calibre 22, la cuadra de Pérez Bulnes al 5700 se transformó en un pandemónium. Los vecinos comenzaron a salir de sus casas para ver qué había pasado y varios comenzaron a llamar al 911 y al 107 (emergencias médicas) mientras Nicolás yacía en el piso malherido. En esos llamados hay que contextualizar la bronca que continuaba hasta ayer al mediodía.
"Llamás al 911 y te piden precisiones: cómo estaban vestidos, hacia dónde se fueron. Pero nosotros teníamos a un pibe agonizando en la vereda. A la operadora le pedí que llamara a la ambulancia y me dijo que no le correspondía. Entonces le dije: «¿Qué parte de hay un pibe muriéndose por un balazo no estás entendiendo?»", recalcó otra doña, y agregó: "Y la ambulancia demoró 45 minutos".
"La piba —agregó Elisa— no dejaba de abrazarlo. Le dije que teníamos que llamar a los padres y ella marcó el número en el celular de mi marido y habló. Pero no se le entendía nada. Entonces habló mi marido y les dijo: «Vení porque a tu hijo le pegaron un tiro»". Los papás de Nicolás estuvieron en menos de cinco minutos. La mamá llegó con su pequeño hermanito bebé en brazos. La escena fue desgarradora.
Frustante. A la escena de angustia, desesperación y dramatismo no le faltó nada. "Mi marido le dijo al papá del chico: «No esperemos más, subilo a tu auto y llevalo al Heca». Cuando lo estábamos cargando, el pibe hizo un paro cardíaco. Por Rouillón justo pasaba una ambulancia de emergencia privada y los vecinos la pararon. Ahí una médica lo asistió y lo sacó del paro. Y siguieron viaje", contó Elisa.
"Los padres estuvieron 20 minutos viendo cómo su hijo se moría. Es una sensación muy frustrante porque todos rodeábamos al pibe, llamábamos a la ambulancia y el nene se murió igual”, reflexionó la vecina.
En medio de la confusión generalizada el marido de Elisa guardó la moto de la víctima en su casa para evitar que en el río revuelto alguien se llevara el rodado. Al llegar la policía el hombre entregó la moto, que fue incautada.
No hubo robo. En principio, para las fuentes policiales consultadas se trató de una tentativa de robo, aunque los pesquisas no se animaban a dejar de lado otras hipótesis. “Los delincuentes no se llevaron nada. Habrá que esperar la declaración de la piba que estaba con él, que es en definitiva la única testigo del hecho”, explicó un vocero.
Si bien fueron cautos, los familiares de Nicolás tampoco se cerraban a otras alternativas. “Mi hijo llevaba zapatillas de mil pesos y no se las sacaron. Tenía plata en la billetera y no se la robaron. No le llevaron el celular ni la moto. El que te mata, te roba. Los amigos de mi hijos están muy enojados con ella (por Sabrina), pero yo les pedí que estén tranquilos y no hagan locuras”, relató Juana, la mamá de Nicolás.
Simple. “Lo que ella me contó a mí es que llegaron dos pibes, le pidieron la moto a Nicolás y le dispararon. Así de simple. Yo le dije que ya íbamos a hablar después de que enterremos a Nicolás y ella me contestó que no tenía problemas”, explicó.
El crimen es investigado por el juez de Instrucción Nº 4, Juan Carlos Vienna, junto con la fiscal Lucía Aráoz. Sobre el terreno trabajan policías de la comisaría 14ª y de la sección Homicidios.

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