domingo, 6 de noviembre de 2011

Monseñor Arancedo es uno de los firmes candidatos a presidir la Conferencia Episcopal Argentina

La próxima semana sesionará el organismo y, entre otras cuestiones, elegirán al sucesor del cardenal Jorge Bergoglio. El arzobispo de Santa Fe está considerado, a priori, como quien más chances tiene de ocupar ese lugar. Asimismo, están bien considerados los obispos de La Plata, Héctor Aguer, y de Corrientes, Andrés Stanovik.

Monseñor Arancedo es uno de los firmes candidatos a presidir la Conferencia Episcopal Argentina

El plenario episcopal que sesionará la semana próxima definirá al sucesor del cardenal Jorge Bergoglio al frente de la Conferencia Episcopal Argentina, pero también el modo de encarar la relación con el gobierno kirchnerista en el próximo trienio. Un vínculo difícil que supo crispar los ánimos de Néstor Kirchner, quien llegó a considerar al primado argentino como el ‘líder espiritual‘ de la oposición, y que después se matizó con la llegada al poder de Cristina Fernández, aunque siguió siendo distante.

‘La Iglesia va a seguir manteniendo su autonomía e independencia, más allá de los nombres‘, dijo a DyN un obispo con innocultable malhumor tras revelar que funcionarios gubernamentales intentaron conocer de antemano quiénes se perfilan como presidenciables.

La elección episcopal buscará, además, dirimir si habrá o no un reparto de cargos equilibrado entre obispos ‘moderados‘ y ‘conservadores‘, en una estructura eclesiástica con primacía de los primeros y en un proceso de recambio generacional.

Los candidatos a la comisión ejecutiva comenzaron a posicionarse en agosto pasado en una suerte de ‘primaria‘ que consolidó una terna para la presidencia integrada por José María Arancedo (Santa Fe), Héctor Aguer (La Plata) y Andrés Stanovik (Corrientes). Pero no son los únicos. Antonio Cargnello (Salta) y Agustín Radrizzani (Mercedes-Luján) también tendrían apoyo de sus pares para conducir o integrar esa mesa chica, pero todo dependerá de quién sea elegido para suceder a Bergoglio.

Sin un referente con claro liderazgo, Arancedo -moderado y dialoguista- aparece a priori con más chances para ser presidente del Episcopado. Un candidato que es visto con buenos ojos, aunque con prudencia, en la Casa Rosada. Primo hermano de Raúl Alfonsín, conoce a Cristina Fernández, ya que formó parte -en representación del Episcopado argentino- de la comitiva que viajó al Vaticano para conmemorar junto a Benedicto XVI el acuerdo por el Canal Beagle.

Aguer, de la línea más conservadora, también está entre los presidenciables, aunque es un caso atípico dentro de la misma estructura eclesiástica. En elecciones pasadas, logró un importante caudal de votos en la primera vuelta pero no pudo consolidarlo en las instancias sucesivas, por lo que debió conformarse con la titularidad de la Comisión Episcopal de Educación Católica. Un cargo para el cual ahora se postuló a la reelección. Aguer cuenta, sin embargo, con un aliado incondicional: El nuncio apostólico, Adriano Bernardini, quien fogonea su postulación con la venia del Vaticano.

Otras fuentes especulan con la llegada de Stanovnik, un arzobispo con reconocida capacidad de gestión entre sus pares, que supo ocupar la vicepresidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano. En tanto, Radrizzani viene creciendo en intención de voto, aunque le juega en contra -reconocieron fuentes eclesiásticas- su proximidad a los residentes de Balcarce 50.

De no ser presidentes, Arancedo, Aguer, Stanovnik y Radrizzani también son fijas para integrar la mesa ejecutiva. La salida de Bergoglio de la presidencia, a quien los estatutos le impiden ser reelecto para un nuevo período de tres años, no será la única nota distintiva del plenario electivo de la próxima semana.

También habrá cambios sustantivos en la titularidad de comisiones clave como Pastoral Social y Cáritas Argentina, en las cuales tampoco Jorge Casaretto (San Isidro) y Fernando Bargalló (Merlo-Moreno) pueden renovar mandato.

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