Pasatiempo. El ex comisario general Claudio Omar Smith goza de una buena posición económica. Es amante del golf y el ciclismo. Suele viajar al exterior para capacitarse en cuestiones de seguridad. |
No tiene aspecto de policía. Juega al golf, es amante del ciclismo y, cada vez que puede, se anota en alguna maratón. Aunque esté retirado desde noviembre de 2003, el ex comisario generalClaudio Omar Smith (55) sigue ligado a la seguridad como muchos otros barones de la Bonaerense que manejaron la fuerza más numerosa del país entre los años 1990 y 2000. Su nombre no es de los más conocidos, y eso que durante la gestión de Felipe Solá en la Provincia llegó a ser jefe de la Dirección de Seguridad de la Policía de Buenos Aires, la segunda línea de la cúpula policial de aquella época.
En estos días su nombre cobró cierta notoriedad cuando laDivisión de Fraudes Bancarios de la Policía Federal anunció su detención, por haber intentado comprar cedines con 80.500 dólares falsos.
La maniobra es curiosa por dos razones: suena extraño que un hombre con su experiencia intente blanquear dinero falso nada menos que en la sede central del Banco Nación, pero también llama la atención que no haya advertido que entre los 134 mil dólares que tenía había 805 billetes truchos de 100 dólares. Quizá se confió. A su favor: al buen cazador también se le escapa la liebre.
En libertad. El ex comisario general, que había sido detenido el lunes pasado con su hijo de 28 años, fue liberado un día después luego de declarar en el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N° 10, a cargo de Julián Ercolini. Se declaró víctima de una estafa.
La política de seguridad macrista, "infiltrada" por el kirchnerismo
Smith es el CEO de Príncipes SA, una consultora en seguridad que fundó en 2005, dos años después de su salida de la Bonaerense. Desde su empresa emitió un comunicado para aclarar la particular situación que le tocó vivir: “Ante los hechos que sufrimos y la connotación pública que ha tomado, informamos que nuestra empresa fue defraudada recibiendo dólares apócrifos que no supimos reconocer. Tal es así, que habiendo sido autorizados por el Banco Nación Argentina (casa central), nos presentamos para la compra de bonos Cedin, y en ese momento los expertos nos enteraron del hecho que fuimos víctimas”.
Según fuentes policiales consultadas por PERFIL, el ex jefe de la Bonaerense pasó una noche detenido en la Superintendencia de Investigaciones de la Policía Federal, junto a su hijo y un empleado de su empresa. Consultado por la agencia Télam sólo se limitó a decir: “Mi empresa fue damnificada y el tema está en manos de mis abogados”.
El pasado de los fugados conduce a comisarios y negocios en seguridad
Smith supo ser uno de los hombres de confianza del ex gobernador bonaerense y ex presidente Eduardo Duhalde. Oriundo de Banfield, llegó a ser jefe de la Departamental de Lomas de Zamora en 2001, cuando la agenda de seguridad la marcaban los largos y angustiantes secuestros extorsivos, y los desarmaderos crecían como hongos en el Conurbano.
En aquel entonces la Bonaerense estaba a cargo de Alberto Sobrado, el polémico comisario que fue denunciado por enriquecimiento ilícito y falsificación ideológica de instrumento público, luego de que un informe periodístico detectara el giro de miles de dólares a las Bahamas y las Islas Caimán, cuentas en Nueva York y un crecimiento de su patrimonio de entre 530 mil y 970 mil dólares. Diez años después fue absuelto por el “beneficio de la duda”.
En julio de 2003, cuando el escándalo Sobrado sacudía a la opinión pública, Smith se hacía cargo de la Dirección de Seguridad de la Policía de Buenos Aires, que tenía bajo su ala a todas las Jefaturas Departamentales y comisarías de la Provincia. No duró mucho. En noviembre de ese mismo año fue separado de su cargo por haber retardado un operativo policial.
La causa fue intruida por el fiscal de Lomas de Zamora, Carlos Arocena, quien lo acusó de haber retardado 16 días “el facilitamiento de un helicóptero”, lo que les habría permitido a dos bandas de Lomas de Zamora levantar sus aguantaderos, que incluían un laboratorio de drogas.
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