
Autor:Manuel Testi. - Velatorio. Los vecinos de la zona se acercaron para acompañar a la familia.

Autor:Manuel Testi / Uno Santa Fe
Pasadas las 19 del lunes, Sebastián Maciel, de 11 años, volvía a su casa luego de hacer un mandado y tras encontrarse con un amiguito y ponerse a jugar un rato, quedó en medio de un enfrentamiento entre bandas y una bala le provocó la muerte. Sucedió en Pompeya y hoy todo el barrio sufre esta pérdida, un nuevo inocente que quedó en medio de una balacera y le costó la vida, aunque para este sector vivir así es normal. Desde ayer es velado en el Centro de Acción Amor y Fe y desde allí hoy, entre las 9 y las 10, saldrá el cortejo fúnebre hacia el Cementerio Municipal.
Este nene recibió el impacto de una bala en el pecho en San Juan y Pavón. El lugar es atravesado por la vía y se torna muy peligroso, por lo menos, para los que no viven en el lugar, pero también para los propios lugareños, debido a los tiroteos que a diario se suceden. Vivir a los tiros es cotidiano, repiten una y otra vez, los que están más al sur de este barrio. Hoy Pompeya está “sobrecargada” por dos bandas que se enfrentan y pujan por el territorio, por el poder sobre esta zona más al noreste del barrio y hace que sea más crudo el tema de la inseguridad.
Los propios vecinos dicen que hay intervención de la policía pero “no una solución de fondo porque todo se sabe pero aparecen cuando el hecho ya está consumado y lo que se está pidiendo es una intervención que arranque de cuajo el problema”, dijo uno de los habitantes de Pompeya sobre lo que se vive en el lugar.
Desde adentro
Adentrarse a este sector no es nada fácil. Las calles son muy angostas, obviamente de tierra, sin iluminación y donde servicios como la recolección de residuos y el desmalezamiento están en lo más remoto del pensamiento del ser humano. Las diferencias están bien marcadas, la vía separa un lugar del otro y allí la mínima mirada de reojo puede detonar una “guerra”. La urbanización en ese sector que se puede ubicar desde Pavón hacia el norte y hasta Gorriti es nula. Transitar por esas calles en auto es imposible o se debe hacer a muy baja velocidad, lo que puede significar firmar la sentencia de muerte. En muchas de ellas se debe circular en forma zigzagueante y en cada curva y contracurva hay pozos de grandes dimensiones y hasta bloques de cemento que llaman la atención, pero que ya son parte del paisaje.

Los chicos están acostumbrados a vivir en este mundo donde la delincuencia, la droga y la violencia en todas sus dimensiones es moneda corriente, sobre todo para quienes nacieron en estos sectores. Es por eso que, como para Sebastián, caminar por sus calles no significa ningún peligro, hasta que sucede lo del lunes. Porque en realidad y analizándolo más fríamente, es sorprendente que no haya más muertes teniendo en cuenta que cuando cae el sol comienzan las balaceras.
Hay vecinos que viven en las inmediaciones y que sufren amenazas de estas bandas con el fin de que dejen el lugar y de esta manera “ganar más territorio”. Así se lo contaron a Diario UNO, pero por temor prefieren reservar su identidad. Muchos eligieron este lugar, pero otros lo hacen desde hace toda una vida y tener que irse significa bajar los brazos y dejar que avancen sobre un barrio de gente trabajadora que lucha por salir adelante.
Es como una isla, son solo unas tres cuadras por otras tres, aproximadamente, aunque no se pueden contabilizar como cuadras porque ni siquiera figuran como calles. Todo empezó hace unos años cuando se comenzaron a saquear las vías y la “villa” se formó a un costado. Hoy, la idea es avanzar e ir cada vez por un pedazo de tierra más. Lo cierto es que Pompeya está marcado por los enfrentamientos diarios a tiros; y hoy una familia llora la pérdida de un nene de tan solo 11 años.
UNO SANTA FE.
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