viernes, 10 de octubre de 2014

SANTA FE: Cada vez más niñas se visten como grandes

Mientras prolifera el mercado de prendas infantiles que emulan modelos de adultas, crece la polémica. Hasta qué punto afecta el desarrollo de las nenas esta nueva moda que se impone.

“Sobre gustos no hay nada escrito”, dice un refrán popular, tal vez sin atender que la moda es a veces dictatorial y se impone en determinados ámbitos, moldeando las conductas y hasta condicionando hábitos cotidianos. El reino de la niñez no es ajeno y son cada vez más las niñas de corta edad que se visten con atuendos que emulan a los modelos de las mujeres más grandes.

En este sentido, el rosa y los tonos pasteles, las puntillas y los encajes, los volados y los moños, parecen haber perdido la pulseada en los últimos tiempos frente a calzas con brillos o con estampados animal print, entre otras opciones. Las nenas ya no quieren motivos infantiles y las mamás muchas veces alientan estas elecciones.

A la par de una creciente demanda, se retroalimenta la oferta. Ya no resulta difícil encontrar negocios con este tipo de ropas.

Natalia Chiecher vende prendas para mujeres jóvenes y hace tres años empezó a comercializar también vestuario de niñas con estos modelos que se homogenizan con la moda de las adultas. Fue una de las primeras en la ciudad de Paraná en apostar a esta alternativa y asegura que enseguida proliferaron sus clientas y tuvo que incorporar más stock. También afirma que en la actualidad la demanda es alta y que las mismas niñas son las que eligen qué quieren vestir.

“A mí me gustó ese estilo para las más chiquitas, pero no fue fácil al principio encontrar lugares que fabriquen ese tipo de ropa. Me parece que las nenas quedan muy lindas vestidas así”, dijo a Ser Un@.
“Hoy en día ellas quieren ser como su mamá. Hace poco vino una chica y compró una camisa de jeans y enseguida su hija empezó a decirle que quería una igual. No tenía en stock para nenas en ese modelo y cuando viajé a reponer mercadería tuve que buscarle una parecida. La conseguí y de paso traje varias en talles infantiles y se vendieron en pocos días”, comentó.

Por otra parte, sostuvo que este tipo de vestimenta es más cara que la línea de niñas tradicional, porque tienen más detalles en su confección: “Se pueden conseguir remeras a partir de los 120 pesos, cuando una básica cuesta 80”.

Como contracara, Ayelén Morales es diseñadora y creadora de una marca local de ropa para niños donde se respeta la línea tradicional. “En el mercado cada vez hay más ropa de nenas igual a la de las mujeres grandes, pero son muchas las mamás que buscan que sus hijas se vistan acorde a su edad”, aseveró.

Se trata de distintas opciones y estilos, pero que sin dudas marcan una tendencia que deja en evidencia un comportamiento social que puede llegar a acuñar las subjetividades y hasta la identidad de las chicas de corta edad.

Respetar las etapas
El licenciado en psicología Sebastián Sigal, especialista en atención de niños, señaló a Ser Un@ que a través de los modos de vestir a las niñas como mujeres más grandes “se las está empujando de alguna manera a que participen de etapas para las que no están listas madurativamente”.
“Hay un proceso natural de maduración, desde que una persona nace hasta que muere, y es un trayecto que debe ser aceptado. A esas nenas les estamos queriendo adelantar un comportamiento para el que a lo mejor no están preparadas”, explicó.

Muchas veces la moda tiende a igualar la estética de las mujeres adultas y de las niñas y las diferencias de edad se diluyen. Pasan de largo una etapa y sienten que entraron a otra sin estar preparadas. Asimismo, cuando las chicas parecen más grandes de lo que son, la sociedad puede exigir de ellas algo que su mente no entiende y se las expone a mayores peligros.

“De alguna manera que una nena tenga una imagen o un comportamiento de mujer se refleja en el exterior, pero puede ser que internamente no esté preparada para determinadas cosas, y se le puede provocar un daño de este modo”, acotó Sigal.

Sin embargo, el profesional aclaró que en general es una conducta que no solo se da con los niños, sino que se extiende a otras franjas etarias también: “La sociedad toda pretende estar entre cierto segmento de edad, que va entre los 20 y los 30 años, aproximadamente. Nadie quiere ser un adulto mayor, nadie quiere ser un niño, los adolescentes quieren ya ser grandes. Es como que toda una gama etaria desea estar en esa franja porque se la asocia con la figura del adulto joven exitoso. El que está antes o después de esa etapa queda como relegado”.

En este sentido, sostuvo: “Es por eso que muchas veces vemos a personas que tienen entre 40 y 60 años, o más, que intentan tener comportamientos como si tuviesen entre 20 y 30 años. Se sienten bien así y el resto de las personas que los observa los aplaude. Esto pasa porque en la actualidad tenemos expectativas a veces irreales sobre el éxito, sobre la belleza, sobre la imagen y el conocimiento. Como si tuviésemos que ser todos iguales y debiésemos cumplir con esos cánones”.

El profesional opinó que nadie quiere quedarse afuera de ese esquema, adaptarse a lo que en realidad es y aceptar que no todos podemos ser brillantes ni hermosos, ni tener la edad justa. Asimismo, aseveró que a la sociedad le cuesta tolerar la diferencia: “Mucho se habla de la diferencia hoy por hoy, pero la sociedad es muy rígida con esto. Entonces apunta un poco a que todos somos iguales y expulsa lo que es minoría, lo que es distinto. Se busca que todos tengamos los mismos patrones de belleza, de comportamiento; y de alguna manera a los chicos se los empuja para que sean grandes, para que sean adolescentes, empiezan a hacerlo antes”, concluyó.




Fuente: Suplemento Ser UN@ - seruno@unosantafe.com.ar

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