domingo, 9 de junio de 2013

SANTA FE: “La Ley de Fertilización Asistida nos hace una sociedad igualitaria”

La periodista santafesina Milva Castellini fue una de las principales impulsoras del proyecto de ley de Fertilización Asistida. Su historia refleja la de miles de parejas que enfrentan la enfermedad.
La mejor etapa. Milva asegura que disfrutó su embarazo con mucha felicidad junto a su esposo, Sebastián.LA MEJOR ETAPA. MILVA ASEGURA QUE DISFRUTÓ SU EMBARAZO CON MUCHA FELICIDAD JUNTO A SU ESPOSO, SEBASTIÁN.


En octubre de 2009, la Organización Mundial de la Salud (OMS) junto con el Comité Internacional para la Supervisión de las Técnicas de Reproducción Asistida (ICMART) reconocieron de manera oficial a la esterilidad y a la infertilidad como una enfermedad en su glosario de Técnicas de Reproducción Asistida. Con este paso, la OMS abrió la puerta para que países de todo el mundo las reconozcan como tales y garanticen el tratamiento necesario a las miles de parejas que las padecen.

Esta semana, la Cámara de Diputados de la Nación saldó su deuda en ese sentido y aprobó el proyecto de ley que asegura el acceso integral a las técnicas de reproducción médicamente asistida para todos los argentinos y argentinas.

Una de las principales luchadoras de esta ley en la República Argentina es Milva Castellini, periodista santafesina que desde hace años conduce Telefé Noticias, a las 13. En su página en la red social Facebook agrega a su descripción: “Mamá de Martiniano, después de un largo camino”.

Esta última frase surge luego de muchas vueltas en el carretel, después de intentos infructuosos que con seguridad dejaron cicatrices, pero que fueron parte de un trayecto necesario que le aportó aprendizaje y la fortaleció para una pelea mayor, ya no sólo por ella, sino por muchas (y muchos) más.

En diálogo con Diario UNO, Milva repasó su historia, una de las tantas que fundamentan este nuevo derecho que comenzará a regir en la Argentina, tras la reglamentación y promulgación de la ley.
“Yo sabía desde hace años que padecía una endometriosis severa que me había afectado mucho todos los órganos reproductivos. Me operé en varias oportunidades para intentar frenar esta patología, pero en mi caso la enfermedad era tan severa que luego de cada operación se recrudecía”, relató.

Para quienes no conocen de qué se trata esta enfermedad, la periodista explicó: “La endometriosis es un desorden de tipo hormonal, la padecen muchas mujeres y es cuando el endometrio, en vez de crecer dentro del útero lo hace por fuera o en órganos cercanos. Eso hace que tengas menstruaciones muy dolorosas y que, además, afecte la fertilidad. Hay distintos casos de endometriosis, no todos tienen la misma gravedad”.

Cuando comenzó la búsqueda de un embarazo, o el camino hacia un hijo (como menciona también su página), Milva cumplió paso a paso con diversas instancias: “Hasta último momento intentamos con distintos tratamientos con medicamentos preservar mi fertilidad, pero a la hora de quedar embarazada fue imposible hacerlo de manera natural. Por eso, en octubre de 2011, junto con el doctor Sergio Pasqualino y su equipo (Halitus), hice un tratamiento de alta complejidad, in vitro”.

“Hicimos cinco intentos de fertilidad, dos de ellos llegaron hasta el final y en los otros tres llegamos a la mitad del procedimiento. En el último intento, en el quinto, es cuando quedo embarazada por última vez y en el cual nacería Martiniano”, continuó.

—¿Cómo fue el momento en que te confirmaron que estabas embarazada?
—Fue uno de los momentos más felices de mi vida, más impresionantes. Hay un informe que hicimos en el canal, que se llama El Camino a la Vida, donde está registrado en imágenes ese momento, porque Sebastián, mi esposo, decidió grabarlo.

—¿Sólo grabaron esa oportunidad?
—No. En realidad, cuando Sebastián decide empezar a grabar estábamos por empezar el quinto tratamiento. Él me dice: “Vamos a empezar a registrar cosas, porque esto algún día le puede servir a alguien que esté pasando lo mismo que nosotros, a otras parejas”. Y tenía razón. Nosotros grabamos ahí y tuvimos la buena suerte de que ese día nos dio positivo, pero en los cuatro intentos anteriores nos habíamos comido el garrón de un no. Siempre decimos “qué pena que no comenzamos a grabar antes, para también poder dar cuenta de lo que es el bajón del no y todo lo que eso representa”.

Cuando Milva habla de “todo eso que representa un no”, el contenido de la charla se carga de una emoción distinta, quizás porque en parte del relato revive la amargura de esos momentos de decepción.
“Los tratamientos de fertilización asistida son procedimientos, además de costosos económicamente (por lo cual era fundamental la aprobación de la ley), son costosos desde lo físico y lo espiritual, desde lo que impacta en la pareja y lo que representa cada vez que uno intenta con toda la ilusión, el sacrificio y la esperanza. Es estar todos los días con ese tema en la cabeza y cuando llegás al análisis de sangre y te da negativo, te sentís muy mal, con bronca, enojada, desgastada, sentís que no vas a tener fuerzas para volver a intentar”, expresa.

“El amor y el deseo de tener un hijo son mucho más fuertes y hacen que uno vuelva a cargarse de pilas y a intentar otra vez. Pero son procesos muy intensos para la pareja y para la persona que debe afrontarlo. Se juegan muchas expectativas y uno le pone el cuerpo, el alma, el sentimiento. Y a veces no resulta en la primera vez”, agregó.

—¿Cómo es un tratamiento in vitro?
—Yo puedo contar mi caso. El procedimiento comenzaba en el inicio del ciclo reproductivo. Allí empezaban a hacerte ecografías para ver el tamaño y la evolución de tus folículos. En un momento del mes, según el tamaño y la evolución, el médico decidía aspirar con instrumental quirúrgico y agujas muy largas de los ovarios los folículos que considera que están en condiciones de poder evolucionar. Una vez que se aspiran los folículos, con la muestra de semen de tu pareja, en el laboratorio los unen. Tratan de que se forme el embrión, para lo cual se selecciona el mejor óvulo y se inyecta el mejor esperma. Se esperan unas 48 horas para ver la evolución y si se forma un embrión que cumpla determinados requisitos de calidad. Si esto es así, se esperan 72 horas y se hace la transferencia, es decir, te colocan con los mismos elementos quirúrgicos el embrión en el fondo del útero.

Es allí cuando da inicio una de las partes más difíciles del tratamiento: “A partir de ese momento hay que esperar 14 días para hacerse el análisis de sangre para saber si estás embarazada. En esos 14 días no hay ningún otro indicador que te pueda dar la certeza de estar embarazada. Es más, los síntomas de un embarazo que está comenzando y los de una menstruación que está por venir son muy parecidos; por lo cual esa ventana de 14 días es tremenda”.

El final feliz de la historia de Milva y Sebastián llegó luego de ese largo camino. “El nacimiento de Martiniano fue otro de los momentos más felices de mi vida, sino el más feliz. Rompí bolsa en la semana 35, esperamos unos días y me hicieron la cesárea una semana después. Martiniano nació el 28 de julio de 2012, a las 9.09 de la mañana. Es increíble tener delante de tus ojos lo que pensaste que nunca ibas a poder lograr. Eso me llenó el alma para toda la vida”, cuenta Milva. Una vez más le tiembla la voz de emoción. Le sobran los motivos.

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