martes, 9 de octubre de 2012

VENEZUELA: "Es voluntario votar, y votó el 80 por ciento"


Lo destacó el periodista mendocino Gabriel Conte, quien realizó la cobertura de los recientes comicios. También denunció que fuerzas de seguridad le sustrajeron su smartphone y le borraron las imágenes que llevaba registradas.

“Cuando uno va a votar en Argentina, lo hace casi con bronca, se ven caras molestas”. Por el contrario, en Venezuela “vi una fiesta permanente. El entusiasmo era tremendo. El voto es voluntario, y votó el 80 por ciento de la gente, con mesas en las que se superó el 90 por ciento”. La comparación fue expuesta este martes por el periodista mendocino Gabriel Conte –en contacto con LT9– a raíz de su experiencia en la cobertura de las recientes elecciones presidenciales que consagraron a Hugo Chávez, quien logró su reelección el último domingo.

El periodista del sitio MDZ (Mendoza On line) confesó que “venía con una sensación de ver qué pasaba, esperaba conflictos, esperaba líos por las mismas cosas que uno escucha en los medios. El día anterior y el día de la elección pude trabajar en los barrios y en la ciudad (Caracas), en las zonas más acomodadas y en las zonas más pobres, con absoluta tranquilidad. Con problemas logísticos porque todo es muy caro para moverse”.

A contrapelo de aquellas expectativas, lo que “vi fue una fiesta permanente por parte de la gente que participaba del comicio. En ese momento había una gran fiesta. Los caprilistas que estaban muy seguros que ganaban, estaban convencidísimos que esta vez desalojaban a Chávez. Era más el odio a Chávez que el amor a Capriles. Lo usaban como elemento para que Chávez se fuera –analizó–. Y en los barrios más populares, fue una experiencia muy rara porque desde las tres de mañana, hubo toques de diana para que la gente saliera a la calle y se preparara para ir a votar”, detalló. Y caracterizó: “Mucha alegría, mucha fiesta durante todo el día de las elecciones”.

En “busca de historias de vida”, Conte se abocó a recorrer las calles y barrios y recolectar testimonios. Por esa razón, un número significativo de documentos había atesorado en su Smartphone. Pero “después de los festejos en Miraflores, fui a recoger inquietudes de los vecinos del Palacio de Miraflores, me agarró la policía secreta de los narices, me interrogó, sufrí esos inconvenientes, y me borraron el material que tenía en la cámara. La cámara es un teléfono –aclaró– que he usado para hacer toda la cobertura”. En esas circunstancias, el policía “se lo quiso quedar (al teléfono), su obligación era decirme que no sacara. Lo que pasó después es que me lo quiso robar”, denunció.

Posteriormente, el periodista se contactó con la Embajada Argentina, sin embargo “no me dieron bolilla”. “Hablé con un funcionario venezolano, y me dio la razón. Fue un amedrentamiento”, definió.

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