martes, 9 de octubre de 2012

SANTA FE: Pesadilla de un matrimonio en barrio Roma


Una banda de motociclistas atacó y destruyó el automóvil en el que se desplazaba una familia. Ocurrió a metros del hospital de Niños.

 Como en las películas... pero en Santa Fe.

Una banda de motociclistas atacó a los integrantes de una familia en plena calle, los que salvaron sus vidas por poco.

El resultado de la acción fue, además de un susto sin precedentes, un lujoso automóvil que quedó prácticamente destruido.

Los involuntarios protagonistas de esta historia violenta son María Clara Franconieri y Miguel Rodolfo Van Isseldyk.

La madrugada del lunes, poco antes de las 5, los nombrados regresaban de cenar con amigos sin imaginar la trampa que el destino les tenía preparada. Los esposos se conducían en su vehículo particular, un moderno Citroen C 4.

La pesadilla comenzó en la esquina del hospital del Niños, en Mosconi y Mendoza, cuando cuatro motociclistas les salieron al cruce y comenzaron a hacerles señas para que detengan la marcha.
Fueron apenas unos segundos en los que el coche estuvo detenido. Dos de los malvivientes se ubicaron delante del automóvil. Los restantes en los costados del coche. Los sujetos intentaron abrir las puertas pero fracasaron porque estaban trabadas con el cierre centralizado.

Los rufianes comenzaron a gritar pidiendo dinero.

En su intento por escapar de la situación Van Isseldyk aceleró por calle Mendoza en dirección a la avenida Freyre.

Pero lejos de llegar la calma la tensión se incrementó cuando las víctimas se dieron cuenta que por las calles transversales otros motociclistas también les salían al cruce con las mismas intenciones.

La persecución se prolongó durante largo rato y el acoso de los delincuentes contra el matrimonio tuvo ribetes demenciales.

Una prueba de ello es que Van Isseldyk varias veces circuló desde Mendoza hasta avenida Freyre, en mano y de contramano, bajo una verdadera “lluvia” de cascotazos. Para amedrentarlos los sujetos les lanzaron medios ladrillos y restos de escombros que hallaban en el camino.

Los proyectiles hicieron blanco en distintas partes del automóvil, ocasionando daños severos en el parabrisas delantero y provocando el estallido del parabrisas trasero. El auto también sufrió daños en sus espejos retrovisores laterales y abollones en la chapa.

María Clara Franconieri, relató hoy a este diario que en medio de semejante drama se comunicó telefónicamente con el 911. Pero el resultado no pudo ser peor. “Durante 27 minutos estuve pidiendo auxilio, el que nunca llegó”, dijo.

Ya cerca del final la odisea les guardaba uno de sus capítulos más insólitos.

En un momento dado la encerrona de los delincuentes dio sus frutos y lograron hacer que el automóvil se detenga. La mujer fue bajada del vehículo prácticamente a patadas y su esposo siguió la misma suerte.

Fue entonces cuando apareció en escena un camioneta policial que sería la que estaba apostada de guardia en el hospital de Niños.

Y aquí el colmo de la situación: María Clara precisó que los uniformados confundieron a su esposo con uno de los “patoteros”. “Entonces lo golpearon, lo esposaron y se lo llevaron detenido”. Recién a la media hora, después que grité explicando toda la situación, se dieron cuenta de su error y lo liberaron”, dijo la mujer.

Todo hubo de culminar cuando los policías ajustaron “la mira” y fueron por los verdaderos agresores, a quienes lograron detener en las inmediaciones.

Según trascendió los imputados serían un hombre de 31 años, un muchacho, de 18, los que estaban acompañados por una mujer, de 27.

De los demás delincuentes involucrados en el asunto se supo que lograron escapar y se mantienen en condición de prófugos.

Ya superado el gran susto los esposos direccionaron sus quejas hacia el club Newell’s Old Boys, de barrio Roma. Amarga paradoja es aquí también la que se esconde por cuanto la señora Franconieri es nieta de uno de los fundadores de dicha institución.

Las víctimas dijeron que los bailes que allí se realizan los fines de semana convocan a elementos del mal vivir que disparan estas situaciones. Aseguran que su parecer es compartido por el resto de los vecinos y comerciantes del barrio.

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