Cuando el partido empezaba a
transformarse en un manojo indomable de nervios, el Mellizo García se
vistió otra vez de especialista, le dejó atragantado el penal a
Velázquez y lo puso a Central de cara a sus obligaciones.
Cuando el partido empezaba a
transformarse en un manojo indomable de nervios, el Mellizo García se
vistió otra vez de especialista, le dejó atragantado el penal a
Velázquez y lo puso a Central de cara a sus obligaciones. Sólo iban 14\'
y el Gigante era un hervidero en estado de ebullición. En el área
visitante, a los 32\', Castillejos se hizo cargo de esa incómoda mochila
y con un bombazo desde los doce pasos aprovechó un regalo del árbitro.
Así, con esa furia endiablada, con una desmesura sin puntos intermedios,
el equipo de Juan Antonio Pizzi comenzó a gestar una victoria
importantísima por 1-0 sobre Independiente Rivadavia que no contó con la
complicidad y el amparo de un buen rendimiento, pero que le alcanzó
para multiplicar los efectos devastadores del blindaje del Gigante y que
sirvió para acortar la brecha con el pelotón de arriba de la B
Nacional.
Central comenzó presionando a su rival,
haciendo un gran gasto físico y con la decisión de llevar el juego
cerca del área adversaria. Biglieri desbordaba por su banda, Medina
fabricaba algunas grietas con su pimienta y Castillejos estaba siempre
alerta. El local buscaba por necesidad y convicción, pero carecía de
lucidez en los metros finales. Pero ese impulso inicial lentamente se
fue desdibujando con el correr de los minutos, desembocó en fricción y
le dio lugar a Independiente para que pueda mostrar sus cartas en el
partido.
Además, en ese contexto de confusión
que se exhibía como un embudo que conspiraba contra las intenciones
naturales de los auriazules, Nahuel Valentini regaló un penal infantil.
El rubio marcador tomó en el área a Velázquez y, a los 14\', tentó a la
suerte en un momento muy peligroso. Velázquez se nubló en su remate y el
Melli García se agigantó bajo los tres palos para tapar con solvencia
abajo y así dejar el desarrollo del encuentro en foja cero.
En esa montaña rusa de emociones que
ofrecía el cotejo, Ceballos inventó un penal de De Miranda a Biglieri, y
Castillejos, a los 32\', reventó la red mendocina con un disparo
estridente que puso arriba a Central, más cerca de sus pretensiones
originales, más cerca del lugar que merece en el toneo. Ese instante fue
una renovación automática de expectativas y la ansiada llave del
triunfo para los auriazules.
Si bien algunos podían pensar que la
diferencia en el marcador le permitiría a Central manejar con más
suficiencia los 45 minutos finales, rápidamente esa suposición quedó en
el arcón de los pronósticos errados. Es que el dueño de casa nunca pudo.
Castillejos llegó al gol, a los 57\',
pero Ceballos vio una falta inexistente en el área y echó por tierra con
el segundo tanto canalla. Esa acción, curiosamente, lo dejó inquieto a
Central porque no encontraba la forma de cerrar un partido que debió
definirse mucho antes a juzgar por la diferencia de peso específico de
cada uno de los planteles.
Pizzi metió en la cancha a Lombardi,
Rivarola y Monje pero poco cambió de la imagen ansiosa del equipo
auriazul en el campo de juego. Sobre el final, Mozzo y Castillejos
tuvieron chances para aumentar pero quedaron en el intento.
Así, Central sumó ayer pocas certezas
en la búsqueda de mayor caudal futbolístico. Desde ese aspecto fue un
paso que no convenció y que deja dudas sembradas en el camino. Pero
forjó tres puntos de oro que lo dejan bien cerca de sus rivales directos
por el ascenso y que le permite seguir corrigiendo errores con la
caricia de otra festejada victoria en la fortaleza de Arroyito.
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