miércoles, 28 de marzo de 2012

SANTA FE: Candioti Norte amaneció con un herido de bala

El portero de un edificio ubicado en Juan del Campillo al 1.300 recibió un disparo en un intento de asalto. Los vecinos de la zona consideran que falta presencia policial “para que las calles del barrio vuelvan a ser transitables sin importar la hora”.

Este martes a primera hora de la mañana un disparo resonó en el barrio Candioti Norte, cuando delincuentes intentaron quitarle la moto al portero de un edificio ubicado sobre calle Juan del Campillo al 1.300, una de las dos torres mellizas de 10 pisos que se erigen a tres cuadras de la Plaza de las Banderas. La violencia del asalto sorprendió a los vecinos de la zona, acostumbrados a los arrebatos pero que aún resisten a considerar como un hecho cotidiano un herido de bala.


Mientras la víctima, Mauro, de 31 años, se recuperaba ayer de la herida de bala en el glúteo, Diario UNO estuvo en el lugar del hecho para dialogar con los habitantes de la zona. Entre la sorpresa y la conmoción, todos los consultados reconocieron que “están preparados para los robos pero no para tanta violencia”.


“A mí me robaron una vez, me quitaron el celular y la mochila. Y hace unos meses, a otra chica de mi edad la quisieron violar”, contó Lucía, una adolescente que vive en la zona y que asegura que la hora de la siesta “es la peor”.


“Lo que pasa es que no hay nadie en la calle. Entonces, los ladrones pasan en moto, miran que estás solo y se aprovechan de la situación. Por eso hay ciertos horarios en los que yo ya no ando sola, trato de que siempre me acompañe alguien”, agregó la joven.


Y es justamente este aspecto, de la poca gente que transita en algunos horarios, lo que más preocupa a los habitantes de la zona. Es que las cuadras donde están ubicadas las dos torres, entre Juan del Campillo y Güemes, es prácticamente una zona residencial y con pocos comercios y los que hay son muy pequeños. Y esa característica influye en el flujo de gente. Recién a unos 500 metros se encuentra calle Marcial Candioti que ya actúa como arteria principal de la zona.

“Estar atentos”
“Acá no se ven patrulleros. Creo que tiene que ver justamente con que no hay muchos comercios, porque los policías ahora los ponen en zonas donde hay un local o un negocio. Pero acá no pasaba nadie. Yo tengo la verdulería abierta desde las 8 hasta las 20, de corrido, y veo cómo cambia el panorama en el barrio según transcurren las horas. Todavía, en los cuatro meses que hace que trabajo acá, no me pasó nada, pero los vecinos siempre se asustan con que tengo las puertas abiertas. Pero es la única forma que tengo de atender al público”, explicó Walter, un joven comerciante que coordinó un sistema de control mutuo con los propietarios de una farmacia ubicada en la vereda de enfrente.


“La idea es estar atentos, que si él ve algo raro llame enseguida a la policía y nosotros actuar igual en su caso”, contó Patricia, de la farmacia ubicada en la esquina de Iturraspe y Lavalle.


“A mí me robaron una vez acá –continuó– y después de eso puse el sistema de rejas con puerta eléctrica y alarma. Pero la verdad es que todos los días pasan cosas. Un cliente dejó la bicicleta en la puerta y se la llevaron, el vecino de enfrente podaba un árbol y le robaron la escalera. Son pequeños hechos pero que marcan la situación que estamos padeciendo. No te podés descuidar ni un solo segundo”. Y agregó: “El tema de los horarios es relativo. Hace pocas semanas desvalijaron un departamento acá a media cuadra y eso fue a las 10 de la mañana”.

“El miedo te paraliza”
Uno de los que se mostró más preocupado por el caso de Mauro fue Mario, el encargado de limpieza de la torre contigua a la cual trabaja la víctima. “Estoy muy sorprendido por lo que pasó, en realidad, recién me entero y es muy preocupante. Uno llega al lugar de trabajo pensando en la jornada que va a tener y en dos segundos se trunca todo. Este chico se estaba recuperando y ahora le pasa esto, es una pena realmente”, contó Mario mientras baldeaba el frente del edificio y los habitantes del lugar –con un rápido saludo– sorteaban las gotas de agua de la manguera.


“Por el trabajo diario, por estar acá todos los días, yo conozco a la gente del barrio y en general es una zona muy tranquila. Pero puede ser que el horario que le tocó a Mauro sea más peligroso. Es muy difícil pensar esas cosas, no podés permitir que el miedo te paralice pero la verdad es que no es fácil seguir en estas condiciones”, finalizó.

A punta de pistola
Hacía un día que Martín se había reincorporado a su trabajo. En noviembre, había sufrido un accidente de tránsito por el cual estuvo con licencia. Sin embargo, este martes por la mañana, cuando estaba por comenzar su segunda jornada de trabajo y llegaba en moto al edificio, dos delincuentes que viajaban en un vehículo similar le exigieron que “les entregara todo” a punta de pistola. Pero no le dieron tiempo a reaccionar. El disparo lo impactó en el glúteo. Un vecino que justo salía del edificio fue quien lo asistió y otro llamó a la ambulancia.

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