El ex gobernador de Massachssets
se impuso también en su casa, Virginia, Vermont e Idaho. Santorum ganó
en Tennessee, Oklahoma y Dakota del Norte, y Gingrich, en Georgia.
Con 437 delegados en juego (más de un tercio de los necesarios
para ganar la nominación), la de este martes fue la cita más
trascendente del calendario en la contienda conservadora para designar a
su candidato para las elecciones presidenciales de noviembre. Con un
Obama en ascenso -su aprobación sube al ritmo de la recuperación
económica-, los republicanos se ven obligados a resolver su competencia
interna lo antes posible para concentrar recursos en ese objetivo. Y
todos apostaban al \"supermartes\" para que, por fin, uno de los
candidatos despegue y se convierta en el favorito indiscutido, tal como
sucedió en las últimas campañas presidenciales.
Sin embargo, la carrera de este año posiblemente se extenderá hasta
abril o mayo. La victoria de Mitt Romney en Ohio, donde estaba centrada
la atención de este martes ya ningún republicano ha llegado a la
Presidencia sin haber ganado allí, fue muy estrecha, por apenas 1 punto,
por lo que no logró dar un golpe definitivo a su principal rival, el
ultraconservador Rick Santorum, con quien polarizó las últimas
elecciones.
El ex gobernador de Massachussets se impuso además en su estado con una
aplastante diferencia (72% contra 12% de Santorum). Ganó también en
Vermont (40%) y Virginia (60%), y en las asambleas partidarias de Idaho
(73,3).
Esas cinco victorias no son garantía de que Romney logrará erigirse como
el líder indiscutido para ganar la nominación. Es que Santorum se quedó
con Tennessee (37%) y Oklahoma (34%), y ganó el caucus en Dakota del
Norte. Y el 37% que consiguió en Ohio, contra el 38% de Santorum,
prolonga, necesariamente, su campaña electoral.
En tanto, el ultraconservador Gingrich, ex presidente de la Cámara de
Representantes ganó las primarias de Georgia (47%), su estado, tal como
se esperaba. Y Ron Paul, quien apostaba a sostener su fortaleza en los
caucus, no consiguió su premio, aunque se espera su primera victoria en
Alaska.
Con los resultados a la vista, Romney avanzó hacia los 1.144 delegados
necesarios para ganar la nominación del partido, pero los resultados
enfatizan su continua incapacidad para conquistar a amplios sectores de
la base republicana, que ven con recelo su pasado como un gobernador
moderado de Massachusetts.
De hecho, rápido de reflejos, Santorum dijo que sus victorias en
Tennessee, Oklahoma y Dakota del Norte demuestran que es el mejor
candidato para representar a la filosofía conservadora del partido. Sin
embargo, sus controvertidos comentarios sobre el control de la natalidad
y el papel de la religión han alejado a los votantes moderados, lo que
explica la polarización de estas eleccinoes entre ambos aspirantes.
Según las proyecciones de la cadena de televisión CNN, Romney, con
victoria en 13 estados, suma 359 delegados. Santorum se ha impuesto en
siete y suma 138 delegados. Por contra, Gingrich ha ganado en dos
estados y acumula 93 delegados, mientras que Ron Paul, que no ha
conseguido aún ninguna victoria, recibe sesenta.
Aún faltan por disputarse 32 estados. Las próximas votaciones
importantes se llevarán a cabo en Kansas, Alabama y Misisipi, estados
tradicionalmente conservadores donde Romney enfrentará una compleja
batalla durante la próxima semana. Por ahora, el final sigue abierto. Y
una batalla larga, con espinosas discusiones y ataques cruzados, sólo
favorecería a los demócratas, que desde hace tiempo tienen definido a su
candidato.
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