El defensor de Colón fue citado a indagatoria la semana pasada, pero no se presentó. Allegados al club indicaron que esta semana comparecería quien se adjudicó la destrucción de la estatua.
La causa en la que se investiga qué fue lo que sucedió con la imagen de la virgen de Guadalupe que estaba entronizada en el estadio de Colón desde diciembre de 2001 y que fuera bajada el pasado 7 de septiembre, está llegando a sus instancias finales.
A casi dos meses de iniciarse una de las historias más increíbles del año, el final parece estar cerca. Sin embargo, aún faltan sumar y unir algunas piezas en un rompecabezas que todavía no está resuelto.
La semana pasada el juez de Instrucción Penal de la 5ª Nominación, Darío Sánchez, había librado la orden para citar a indagatoria a quienes, con el tiempo y sus propias declaraciones públicas, se los fue conociendo como los principales actores de esta historia. El presidente de Colón, Germán Lerche; el secretario general del club, Marcelo Maglianesi; y el jugador Ariel Garcé tenían que acudir al llamado de la Justicia el jueves pasado.
Ese día, por la mañana, los abogados que estarían representando a los citados los excusaron de presentarse porque habrían estado cumpliendo con obligaciones laborales fuera de la ciudad.
Pero un día después, Lerche y Maglianesi, se presentaron espontáneamente en el juzgado de Sánchez. Allí, ambos imputados decidieron hacer uso de su derecho de no declarar.
De esta manera, ahora, sólo quedarían dos indagatorias claves para desentrañar completamente el misterio. Una es la de Ariel Garcé, que según allegados a la institución de barrio Centenario hoy por la mañana podría presentarse en los Tribunales locales. De no ser así, las mismas fuentes aseguraron que el jugador lo haría durante el transcurso de la semana.
El testimonio del futbolista es clave porque el viernes 21 de octubre –mientras la Cámara de Apelaciones en lo Penal de Santa Fe resolvía el pedido de recusación que había realizado Lerche, que fue rechazado– presentó un escrito judicial (ver aparte) donde admitía que la imagen de la Virgen se había roto mientras él la trasladaba en una camioneta hacia un taller para que sea restaurada. Garcé también aseguró ser el único testigo del hecho y que, al verla destruida, “empecé a insultar, a llorar, y terminé arrojando los restos de la escultura”.
Es posible que el jugador tenga una estrategia legal similar a la que esgrimieron los dirigentes y comparezca ante la Justicia, pero haga uso de su derecho de no declarar. Sin embargo, llama la atención que el jugador haya quedado solo para enfrentar a la Justicia, luego que Lerche y Maglianesi se presentaran espontáneamente el viernes pasado.
La otra indagatoria
La otra declaración que aún queda pendiente es la del brujo no vidente, Ángel Muga, quien estaba citado para el viernes pasado y no fue. Esta persona actualmente reside en Monte Vera y precisamente, vecinos de esa localidad señalaron públicamente, y luego habrían refrendado sus dichos ante la Justicia, que fueron testigos de la destrucción de la imagen de la Virgen en el terreno de una vivienda ubicada a la altura del kilómetro 18 de la ruta provincial Nº 2 –camino a Laguna Paiva– en el conocido barrio Paprosky.
A simple vista esta versión entra en contradicción con lo descripto por Garcé, ya que de ser cierta, la imagen no se habría roto sola por no soportar el andar del vehículo. Ahí radicaría la importancia de la declaración indagatoria que se le tomará a Muga, quien habita en la casa señalada por los vecinos.
El brujo y Garcé saben cosas que aún no han dicho. Y la Justicia, por su parte, en los próximos días intentará develar, finalmente, qué fue lo que pasó con la imagen de la Virgen de Guadalupe que desapareció el 7 de septiembre y hoy, todavía, no se sabe dónde están sus restos, según la confesión de Garcé.
A casi dos meses de iniciarse una de las historias más increíbles del año, el final parece estar cerca. Sin embargo, aún faltan sumar y unir algunas piezas en un rompecabezas que todavía no está resuelto.
La semana pasada el juez de Instrucción Penal de la 5ª Nominación, Darío Sánchez, había librado la orden para citar a indagatoria a quienes, con el tiempo y sus propias declaraciones públicas, se los fue conociendo como los principales actores de esta historia. El presidente de Colón, Germán Lerche; el secretario general del club, Marcelo Maglianesi; y el jugador Ariel Garcé tenían que acudir al llamado de la Justicia el jueves pasado.
Ese día, por la mañana, los abogados que estarían representando a los citados los excusaron de presentarse porque habrían estado cumpliendo con obligaciones laborales fuera de la ciudad.
Pero un día después, Lerche y Maglianesi, se presentaron espontáneamente en el juzgado de Sánchez. Allí, ambos imputados decidieron hacer uso de su derecho de no declarar.
De esta manera, ahora, sólo quedarían dos indagatorias claves para desentrañar completamente el misterio. Una es la de Ariel Garcé, que según allegados a la institución de barrio Centenario hoy por la mañana podría presentarse en los Tribunales locales. De no ser así, las mismas fuentes aseguraron que el jugador lo haría durante el transcurso de la semana.
El testimonio del futbolista es clave porque el viernes 21 de octubre –mientras la Cámara de Apelaciones en lo Penal de Santa Fe resolvía el pedido de recusación que había realizado Lerche, que fue rechazado– presentó un escrito judicial (ver aparte) donde admitía que la imagen de la Virgen se había roto mientras él la trasladaba en una camioneta hacia un taller para que sea restaurada. Garcé también aseguró ser el único testigo del hecho y que, al verla destruida, “empecé a insultar, a llorar, y terminé arrojando los restos de la escultura”.
Es posible que el jugador tenga una estrategia legal similar a la que esgrimieron los dirigentes y comparezca ante la Justicia, pero haga uso de su derecho de no declarar. Sin embargo, llama la atención que el jugador haya quedado solo para enfrentar a la Justicia, luego que Lerche y Maglianesi se presentaran espontáneamente el viernes pasado.
La otra indagatoria
La otra declaración que aún queda pendiente es la del brujo no vidente, Ángel Muga, quien estaba citado para el viernes pasado y no fue. Esta persona actualmente reside en Monte Vera y precisamente, vecinos de esa localidad señalaron públicamente, y luego habrían refrendado sus dichos ante la Justicia, que fueron testigos de la destrucción de la imagen de la Virgen en el terreno de una vivienda ubicada a la altura del kilómetro 18 de la ruta provincial Nº 2 –camino a Laguna Paiva– en el conocido barrio Paprosky.
A simple vista esta versión entra en contradicción con lo descripto por Garcé, ya que de ser cierta, la imagen no se habría roto sola por no soportar el andar del vehículo. Ahí radicaría la importancia de la declaración indagatoria que se le tomará a Muga, quien habita en la casa señalada por los vecinos.
El brujo y Garcé saben cosas que aún no han dicho. Y la Justicia, por su parte, en los próximos días intentará develar, finalmente, qué fue lo que pasó con la imagen de la Virgen de Guadalupe que desapareció el 7 de septiembre y hoy, todavía, no se sabe dónde están sus restos, según la confesión de Garcé.
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