miércoles, 5 de octubre de 2011

Las alianzas que teje el gobernador electo(LA POSTURA DEL PRÓXIMO MANDATARIO SANTAFESINO)

Después de un duro año electoral, Antonio Bonfatti reconstruyó puentes hacia dentro del Frente Progresista como con la oposición, que controlará la Legislatura durante su mandato. El peronismo elogia la decisión y le reconoce un cambio de actitud; los radicales bajaron el tono de las críticas y alinearon su discurso.

Las alianzas que teje el gobernador electo
 
 “Hay otra actitud y eso me parece muy importante. Yo mismo se lo dije en la reunión, que me parecía muy bueno que no se repita lo que pasó con el gobierno de (Hermes) Binner”. El 10 de diciembre próximo Alberto Crosetti iniciará su quinto mandato como senador por el departamento Belgrano y va camino a cumplir 20 años en la banca. Es el decano de la Cámara, y por tanto uno de los de más peso dentro del núcleo de poder opositor. Su referencia al encuentro que mantuvieron con los ministros de Gobierno y gobernador electo, Antonio Bonfatti, y de Economía, Ángel Sciara, es todo un indicio del cambio de clima que se está conformando ya pasadas las elecciones provinciales y el equilibrio de fuerzas que de las urnas surgió.

Después de un largo y convulsionado año de elecciones, una tras otra, Antonio Bonfatti dedicó las últimas semanas a reconstruir puentes hacia dentro del Frente Progresista y con el justicialismo, que si bien salió tercero cómodo en la pelea por la Casa Gris ensanchó su poderío en la Legislatura, al punto que tendrá mayoría en ambas cámaras.

Este hecho significativo (inédito en la historia institucional de Santa Fe), sumado a la continuidad absoluta que representa Bonfatti (recordar que su candidatura representó la “reelección de la gestión”ante la imposibilidad constitucional de que Binner repitiera) son las variables que definen las características de la actual transición.

Restaurar lo dañado

El gobernador electo les abrió las puertas a los senadores del peronismo para que hurgaran por anticipado en el presupuesto provincial e hicieran sugerencias. Se reunió con Mario Barletta, uno de los adversarios a los que derrotó en la primaria y referente del grupo Universidad. Mantiene la mesa quincenal con los radicales aliados que revistaron en las listas de El Cambio Continúa, en la que se sientan los diputados electos Santiago Mascheroni y Julián Galdeano, y los intendentes de San Lorenzo, Leonardo Raimundo, y de Reconquista, Jacinto Speranza, además de los senadores provinciales Rodrigo Borla, Federico Pezz y Felipe Michlig.

En estos días tiene previsto convocar a los dos socios del Frente con los que todavía no se sentó a conservar: el Partido Demócrata Progresista y la Coalición Cívica-ARI. Este último caso se trata de un partido que tiene destino de fractura a nivel nacional una vez que pasen las elecciones del 23 de octubre. La segura eyección de Elisa Carrió del liderazgo y del partido les permitirá a los referentes locales (Pablo Javkin, Carlos Comi y Susana García) establecer juego propio dentro del Frente Progresista sin que las bombas de la chaqueña les condicionen el terreno a cuestiones personales o de agenda nacional.

El bueno y el malo

El diálogo con el justicialismo empezó por el Senado. Bonfatti levantó el teléfono, tiró las primeras líneas al oído del presidente de bancada e invitó a todo el bloque a una reunión. Los cuatro ausentes estaban en el exterior, mientras que los restantes nueve dieron el presente ante el gobernador electo, el ministro de Economía y el secretario de Hacienda Carlos Fernández.

Crosetti contó a Cruz del Sur: “Nos escucharon, nos dijeron que iban a tener en cuenta lo que planteamos, y nosotros les dijimos que nuestra intención no es poner palos en la rueda al presupuesto y que estamos dispuestos a discutir todo lo que sea necesario, más allá de cuáles sean los resultados finales”.

Siguió: “La reunión fue muy buena; es muy importante dejar viejas broncas de lado. No es lo mismo una relación que no existe, como en estos cuatro años con Binner, que como la está planteando Bonfatti”.

¿Binner el malo y Bonfatti el bueno? ¿No era que gobernador y sucesor son carne y uña desde hace 40 años, que representan el mismo proyecto político y persiguen los mismos objetivos?

Sí, es así. Ocurre que el escenario de 2011 no es el mismo que el de 2007. A diferencia de Binner, Bonfatti tiene una desventaja y una ventaja: gobernará con sólo cuatro diputados socialistas y dos cámaras conducidas por la oposición; pero lo hará sobre los aciertos y errores acumulados a lo largo de 4 años y un conocimiento de los resortes del poder del que carecía el FPCyS cuando llegó a la Casa Gris. Hoy ambos están en el mismo lugar pero cumpliendo roles diferentes.

Hay que tener cuenta que el poder del PJ en Santa Fe se concentra en la Legislatura. También tiene referencias de gestión en ciudades de segunda línea, como Rafaela o Villa Gobernador Gálvez. Por lo tanto, quiere su cuota parte de recursos presupuestarios para garantizar combustible a los intendentes y presidentes comunales; y quiere que se le reconozca un lugar de interlocución con el Poder Ejecutivo que entre 2007 y hoy estuvo en permanente tensión. En palabras de Crosetti: “Lo importante es que haya diálogo, que nos podamos sentar a conversar, más allá de los resultados que después se obtengan fruto de ese diálogo. Lo que nosotros no queremos es que un día llegue un expediente del gobierno con un proyecto del que no estamos enterados, sin que antes hayamos podido conversar, dar nuestra opinión sobre el tema”.

Ahora todos saben qué juego juegan, o al menos el que cada uno quiere jugar. Es un comienzo armónico, por decirlo de alguna manera, aunque tanto Bonfatti como los opositores saben que en algún momento surgirán fricciones: además de los intereses políticos concretos, no son neutras las diferencias sobre rol del Estado, prioridades, inversión pública, endeudamiento, política tributaria, entre otros aspectos.

Socios

Con respecto al FPCyS, Bonfatti aguantó estoico la andanada de misilazos que mandaron los radicales del grupo Universidad y algunos otros. Llegado el momento fue convocando a distintos referentes para conversar sobre las líneas de su gobierno, sumar propuestas y establecer líneas de trabajo, tanto en el Ejecutivo como en la relación con los bloques legislativos del oficialismo.

La presión estaba relacionada con la demanda de mayor protagonismo en el futuro gobierno. En el caso de los radicales que fueron derrotados en las primarias, el temor era que la cuota de participación de la UCR se la llevaran sólo los sectores que fueron aliados en El Cambio Continúa, como el MAR.

Pero Bonfatti no se puede dar esos lujos, porque también puertas adentro del FPCyS el momento que le toca gobernar es diferente al de hace cuatro años. En consecuencia, su mensaje siempre fue en el sentido de que se venía un Ejecutivo más diverso que el actual.

El propio Bonfatti asegura que en ningún caso habló de nombres para el gabinete. “Si empezamos por los nombres metemos la pata”,insiste por estos días. Eso no quitó que todos los que pasaron a tomar unos mates –como describe esas reuniones políticas– se fueron con la impresión, o la certeza, de que se abrirán lugares en primera, segunda y tercera línea del Ejecutivo. Los nombres los dará a conocer días después del 23 de octubre, como siempre fueron sus planes.

Los resultados de zurcir la relación con radicales y demás socios del Frente están a la vista. Hace ya varias semanas que todos bajaron los decibeles y entraron en sintonía discursiva con Binner y Bonfatti: “Se gobierna con equipos, no repartiendo un ministerio para acá y otro para allá”,repiten. Esta vez los mates le dieron resultado.

El frente legislativo

El frente legislativo también aflojó tensiones. Después de ocho meses se destrabó la creación de 620 cargos de personal para los dos nuevos organismos de la Justicia penal y el proyecto de presupuesto 2012 aterriza con pista recién pavimentada. Oficialistas y opositores harán cada uno su papel, por lo que el debate no estará excento de chisporroteos, pero todo indica que los ejes centrales esta vez fueron precocidos de antemano y sólo falta la horneada final.

Un detalle que queda por ver es si el futuro gobierno mantendrá esta línea de diálogo directa con socios y opositores, o si las cosas volverán a los carriles tradicionales, es decir al ámbito de la Legislatura. En este caso, lo que cambió es que el socialismo está en desigualdad en todos los frentes, ya sólo cuenta con un senador y cuatro diputados. No es difícil imaginar a Raúl Lamberto salir desplumado de las negociaciones con los bloques peronistas en una Cámara conducida por peronistas.

Habrá que esperar que empiece a caminar la nueva gestión para ver qué estrategia le resulta más conveniente el futuro gobernador.

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