miércoles, 5 de octubre de 2011

EN EL PAIS/En tres años el consumo de carne cayó cerca de 30 kilos per cápita

El 2008 estuvo marcado por la protesta del campo. En julio de ese año la demanda llegó a 80,4 kilos por cabeza, mientras que en el mismo mes de 2011 sólo llegó a 51,4. La causa es el precio.

En tres años el consumo de carne cayó cerca de 30 kilos per cápita

El consumo de carne en la Argentina es una marca cultural muy difícil de cambiar. Luego de la crisis de 2001 y el comienzo de la recuperación económica, el consumo per cápita de carne en el país fue subiendo lenta pero sostenidamente hasta 2007 inclusive. De esa manera se pasó, según el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), de 61,1 kilos promedio hasta los 69,4. El incremento del consumo parecía ir de la mano del crecimiento del poder adquisitivo. Sin embargo, en 2008, se detuvo (se consumieron 68,9 kilos per cápita). La Resolución 125 que tomó el Ejecutivo nacional cambió las cosas. Al intentar imponer retenciones móviles a la soja y otros granos, los productores agropecuarios iniciaron una protesta sin precedentes en la historia. Los chacareros juntaron una serie de reclamos que tenían acumulados, fundamentalmente los vinculados con la intromisión del Gobierno en el comercio exterior, y eso produjo un tironeo constante que se trasladó al índice de precios. Desde ese momento se profundizó la lucha por sostener el valor de los productos comestibles en niveles racionales, contra un intento permanente de reacomodamiento de precios. En los últimos tres años, en los mostradores de las carnicerías todos los cortes sufrieron una suba considerable. Los santafesinos lo sufrieron en el bolsillo y empezaron a buscar algunas alternativas para reemplazar un alimento básico en su dieta. En ese sentido, entre las preferencias gastronómicas de los santafesinos se empezó a ubicar el pollo y el pescado, como carnes alternativas. Además, en las carnicerías se incorporó más cortes frescos de carne de cerdo que hoy se está consumiendo en reemplazo de la carne vacuna. También están quienes intentan variar su dieta procurando mejorar su salud. En esos casos se busca incorporar más verduras, cereales y legumbres. A pesar de todos los esfuerzos y resignaciones a las que acceden los santafesinos, hay algo que se mantiene intacto: el asadito. Algunos aseguran que es una costumbre de todos los domingos. Mientras que otros ya se resignaron a tener que reducirlo a un lujo quincenal o mensual. Como ejemplo se puede citar a Juan, vecino de barrio Loyola Sur, quien le dijo a Diario UNO: “De vez en cuando nos comemos un asadito. Es cierto que es cada vez más espaciado, pero el asado no falta”.

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