lunes, 24 de septiembre de 2018

El Destino es Mentira [a menos que lo pongas a trabajar]

Se dice por ahí que lo que tenga que ser, será. Que no hay que preocuparse tanto, más bien relajarse y esperar. El destino siempre, absolutamente siempre nos va a dar lo que queremos. Así que no sumes estrés innecesario en tu vida, elegí un sillón bien cómodo y sentate a esperar que el destino obre sus milagros.
Así, ese trabajo, ese auto, esa relación que tanto deseas un día va a llamar a tu puerta y vas a ser la persona más feliz del mundo. Así de sencillo, así de fácil. Te vas a ganar un boleto de avión de pura casualidad, te van a ofrecer el mejor negocio del mundo y vas a prosperar tanto, llenarte de miles de dólares que vas a creer que es todo un sueño.
Elegí un sillón bien cómodo y sentate a esperar que el destino obre sus milagros.
¿No te parece un poco extraño esto que digo?
En este momento tu cabecita te debe estar diciendo: nada de eso es cierto, y ¿sabes qué? En parte tenés razón.
Cuando el destino juega a nuestro favor nos va a poner frente a ciertas oportunidades que estamos buscando.
 Pero no hay que olvidarse de que somos parte del proceso. No se trata solo de esperar y rogarle a las estrellas que los deseos se hagan realidad. Somos parte del proceso, el pilar fundamental del mismo. Me gusta pensar que el destino es caprichoso y no le gusta que desperdicien sus regalos, que es tolerante y entiende que una, dos o hasta tres veces no hayas abierto ninguno; sin embargo, un día se cansa de darte tanto y ahí vienen las lamentaciones, los: “a mí nunca me pasa nada bueno” “no se me presentan oportunidades” “el destino así lo quiso” Error, el destino no quiso nada. El destino te dio lo que buscabas, lo que pensabas, lo que merecías. Pensemos en cuantas oportunidades habremos dejado pasar a lo largo de nuestras vidas, muchas veces por miedo.
¿A quién vamos a culpar?
Hay que empezar a hacerse cargo de lo que queremos y de lo que hacemos para tenerlo.
¿Querés ese trabajo, esa relación, ese auto? Entonces movete ya para conseguirlo. “Que no es fácil, que la vida a mí no me lo va a dar”, son puras excusas. Porque siempre es más sencillo ponerle la etiqueta “culpa” a otro factor que no sea nuestro.
Haciendo eco del acto de Poncio Pilato que tuvo lugar hace miles de años, me lavo las manos, y que decida el pueblo, que decida la vida. Simplemente me voy a resignar a aceptar esa elección, aunque me suene descabellada, aunque no la quiera, me lavo las manos y me siento a lamentarme. Que la culpa se la lleve el destino que así lo quiso.
Se dice por ahí que lo que tenga que ser, será.
Y será, siempre y cuando nuestros pies caminen en esa dirección.
Saquemos de nuestra mente la idea de que el destino, el universo, y las fuerzas cósmicas actuaran para darnos todo. Sí, es IMPRESCINDIBLE tener una mente bien enfocada, mentalizar y visualizar lo que queremos, creer que es posible, porque al fin y al cabo todo empieza en la mente, como idea, como deseo. Pedir y confiar. Hacer y esperar.
Hay que poner la balanza a nuestro favor, equilibrar la mente y el cuerpo, nuestros pensamientos con nuestro accionar.
Salí esta noche, elegí la estrella más brillante y pedile tu mayor deseo con todo tu corazón. Visualízalo, sentilo, créelo. Imagina como será, cómo vas a sentirte cuando lo tengas, déjate inundar por esa magia. Y que sean esa magia, esas ganas y esa fuerza las que te pongan en acción para lograrlo. Trabaja duro por lo que querés y el destino va a darte todo.
Elegí la estrella más brillante y pedile tu mayor deseo con todo tu corazón
Paulo Coelho escribía en una de sus obras: “el universo conspira a nuestro favor”, pero Coelho querido, voy a modificarte la frase y contarte que yo conspiro a mi favor, y obligo al Universo a hacer lo mismo. No le dejo otra opción.
Aquello de que todo va a suceder en la hora correcta, en el momento preciso, con la persona indicada, como, donde y cuando tiene que ser, se va a dar únicamente cuando des el primer paso para cambiar tu vida. Si te quedas ahí, en ese cómodo sillón, lo único que va a pasar es más de lo mismo.
Así, no hay universo que te salve.
No espero que el universo me lo de todo si realmente no lo merezco. Me levanto y peleo por lo que quiero. Y vos, querida/o lector/a, deberías estar haciendo lo mismo. Actuando. Quiero que entiendas, eso que ya sabes: el tiempo es ahora, y te preguntes, ¿qué es el futuro? Podrás decirme que es el fruto de tus acciones presentes, y tenés razón.
Pero de verdad, ¿qué es el futuro?
El futuro es una idea, una ilusión que no existe. Podemos proyectar mil cosas diferentes, bonitas o feas, pero no existe. Hasta que no lleguemos hasta ahí, no existe. Temerle al futuro es como temerle al monstruo que habita debajo de la cama. Absurdo, ¿verdad?
Te invito entonces a que tomes de la mano al destino, que lo hagas tu amigo y lo invites a caminar contigo. Prepárale una cena, elijan un buen vino y contale todo lo que querés, que lo tenga bien claro, fíjate que saque apuntes, que lo memorice. Brinden por vos, por tu vida, por tus metas, por tener el valor de caminar hacia donde querés llegar.
Brinden por vos, por tu vida, por tus metas, por tener el valor de caminar hacia donde querés llegar.
Repetiselo una y otra vez. Y después, entra a correr por tus sueños, perseguí tus metas, y tu amigo el destino te va a poner frente a las oportunidades que necesitas para lograr todo lo que te propones.
Porque lo que tiene que ser, será;

siempre y cuando trabajes para lograrlo.

>>No olvides dejarme tu comentario. ¡Nos vemos en la cima!

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