sábado, 19 de septiembre de 2015

"Los sirios no tienen más opciones que huir o morir de hambre

Lo que vivimos hoy "es una tragedia largamente anunciada", señalan representantes de las organizaciones humanitarias.
Migrantes transitan por un camino de tierra bajo el sol abrazador hacia la frontera entre Croacia y Serbia.
En el Palacio de las Naciones de Ginebra el sufrimiento se transforma en cifras: dos veces por semana los organismos de ayuda informan puntualmente sobre los flujos migratorios en todo el mundo y el número de muertos que quedan en el camino. En la sede de la ONU que fuera en su día la de la Sociedad de Naciones —que no supo evitar la Segunda Guerra Mundial— hay informaciones sobre las condiciones en los países de acogida y pronósticos sobre los futuros movimientos en las regiones en conflicto. Y todos esos datos están en internet, de modo de que cualquier político y cualquier gobierno podría haber estado informado hace tiempo de que Europa iba a enfrentarse a una inmensa crisis de refugiados.

Lo que vivimos hoy "es una tragedia largamente anunciada", señalan representantes de las organizaciones humanitarias. Y muchos se preguntan por qué tantos países occidentales reaccionan tan tarde y a menudo sólo cuando enfrentan en su propio territorio la necesidad y el sufrimiento. Como pasó con la epidemia del ébola en Africa occidental, las grandes operaciones de ayuda se pusieron en marcha solamente cuando habían muerto miles de personas y el virus amenazaba con extenderse a Europa y Estados Unidos. Expertos de la ONU ven el mismo patrón de comportamiento en la clase política ante los más de 4 millones de refugiados sirios que están acogidos en los países vecinos de la región. "Para cientos de miles las condiciones de vida allí están empeorando de manera visible", señala Melissa Fleming, vocero de Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur). El motivo principal es que el dinero que las organizaciones de la ONU reciben para abastecer a los refugiados no alcanza ni remotamente para cubrir los gastos. Como consecuencia de ello, la gente no tiene otra opción que "llevar a cabo una lucha diaria por algo de comida", subraya Fleming. "Los refugiados que llevan años viviendo en países vecinos son cada vez más pobres y están más desesperados". Por eso, resulta ridículo oír hablar a Europa de una crisis. "En Líbano la gente se ríe, porque ellos acogieron a 1,2 millón de sirios, en un país con una población de cuatro millones"

En vez de a la escuela como hace un año, los refugiados están mandando a sus hijos a trabajar por un jornal diario a los campos, a mendigar o los abandonan a su suerte, informan cooperantes. "Nuestros colaboradores sobre el terreno no dejan de escuchar decir a la gente: «aquí no puedo sobrevivir, pero tampoco puedo volver a Siria. Así que voy a arriesgar mi vida y tratar de llegar Europa»".

De forma regular, las organizaciones de la ONU calculan sus necesidades financieras para las regiones en crisis, entre ellas para la ayuda a los refugiados sirios en los países vecinos. Todos los años la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de la ONU publica un llamado detallado en el que insta a países donantes a aportar los miles de millones necesarios. Pero desde hace años sólo llega una fracción de lo necesario, incluso tras repetidos e insistentes pedidos. Eso vale para todas las regiones, dice el Financial Tracking System (FTS) de la OCHA. Por ejemplo, para ayudar a los refugiados en Yemen, inmerso en una guerra civil, se pidieron 1.600 millones de dólares para 2015, y se han recibido —o al menos comprometido— hasta ahora 592 millones, un 37 por ciento.

Con Siria pasa algo similar: las organizaciones pidieron 7.400 millones de dólares para 2015 y se han comprometido o transferido también un 37 por ciento. Para la ayuda de los sirios en los países vecinos la cifra llega al 41 por ciento de los 4.500 millones de dólares solicitados. El dinero no alcanza, y por eso el Programa Mundial de Alimentos (PMA) tuvo que eliminar o recortar de manera drástica la ayuda a 1,5 millón de refugiados sirios. Para 850.000 de ellos el PMA tuvo que reducir a la mitad el valor de los vales de alimentos, en Líbano a 13,50 dólares y en Jordania a 14 dólares (por persona y por mes).

Para personas que no tienen ahorros ni trabajo, eso significa que "tienen que vivir con menos de 50 céntimos al día", según la portavoz del PMI Bettina Lüscher. "Para nuestros colaboradores es terrible cuando tienen que decir a una madre que quiere alimentar a sus hijos: «no podemos hacer más porque no recibimos suficientes donaciones»". Está claro que la falta de financiación es un factor más que lleva a las personas a emigrar a Europa, subraya.

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