La pequeña, que este mes cumplió 12 años, fue baleada en marzo por delincuentes. Desde entonces, ni ella ni su familia pueden vivir con tranquilidad.
El Litoral |
“Lo que pasó no es nuevo. Venimos sufriendo amenazas desde hace rato. Aproximadamente a la medianoche apareció por casa el cómplice del que hirió a Ayelén, que tiene 15 años y le dicen “Panchito”. Era el que manejaba la moto cuando atacaron a mi hija. Nos gritó para que saliéramos. Nos insultó y después nos vació el cargador de su arma contra nuestro hogar”, recordó esta mañana Graciela.
“Tanto él como quien hirió a mi chiquita, que tiene 16 años y está preso en Las Flores, pero goza de salidas transitorias, se pasean por las calles del barrio (Villa Hipódromo), con total tranquilidad. Se burlan, nos amenazan. Mientras tanto, nosotras no tenemos paz. Desde que balearon a Ayelén, no tenemos vida. Tratamos de hacer vida normal, pero es imposible. Ya no la puedo ni llevar a la escuela. No quiere ir, porque tiene mucho miedo. No me acompaña más a hacer los mandados. No quiere salir de casa”, se lamentó la mujer.
“Anoche -agregó Graciela- apreté el botón ‘antipánico’ y llamé al 911 al escuchar los impactos de las bala en las paredes. Al rato llegó un móvil de Los Pumas, pero ellos no pudieron hacer mucho. Me tomaron los datos, pero no hice denuncia. La voy a hacer directamente en la Justicia. A la custodia que teníamos la retiraron hace aproximadamente dos meses. Desde entonces, un patrullero pasa de vez en cuando, pero no es suficiente”.
“Recién volvimos del Hospital de Niños con mi hija. Seguimos con los tratamientos para que se recupere con totalidad. Todavía falta mucho para eso, pero la estamos peleando, con el cirujano, la pediatra, la nutricionista. En septiembre, nuevamente será sometida a una intervención quirúrgica. Desde que la balearon no paramos nunca y ‘dos por tres’ termina internada”, contó la mamá de Ayelén, que el 13 de este mes cumplió sus 12 años.
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