lunes, 25 de febrero de 2013

SANTA FE: Preocupa la ola de robos a departamentos céntricos


Los ladrones ingresan con facilidad a los espacios comunes y de ahí acceden a los domicilios particulares. La mayoría de los hechos se produce los fines de semana o feriados y en ausencia de los habitantes. La clave para evitarlos es respetar las medidas comunitarias de seguridad.


Con total soltura y discreción, eludiendo las medidas de seguridad y sin dejar testigos. Ésas son las características comunes de los robos que se producen desde hace un tiempo en departamentos ubicados en distintos sectores de la ciudad. Los atracos dejan importantes pérdidas materiales a propietarios o inquilinos pero sobre todo, les quitan la tranquilidad que fueron a buscar cuando optaron por mudarse de una casa a un edificio.
“La situación es preocupante y desde hace cinco años la regularidad de los robos se sostiene o crece”, dijo Gustavo Suzman, el titular de la empresa del mismo nombre que tiene a su cargo la administración de los consorcios de 120 edificios. Si bien los hechos delictivos están a la orden del día desde hace tiempo, “hay momentos del año que es peor, otros en los que se calma o se muda de zona”, afirmó Suzman. Sobre la modalidad de los atracos precisó que “en el 99% de los casos que se registran es la misma”: los ladrones eligen un día del fin de semana, ingresan por la puerta principal y barretean la de los departamentos. Otra de las características que mencionó es la ausencia de los habitantes al momento de producirse el robo. “Eso supone un trabajo de inteligencia previo y básico que consiste en tocar los timbres de cada departamento; si nadie atiende ingresan”, precisó.
En ese sentido, Carlos Tornimbeni, administrador de los consorcios de más de 20 edificios de la zona del centro de la ciudad aportó que “los vecinos de los departamentos robados, nunca ven ni escuchan nada, nunca quedan testigos”.
En relación con las medidas de seguridad que los vecinos adoptan para prevenir este tipo de delito, o que disponen después de que ya les ingresaron a los domicilios, Tornimbeni aseguró que “aunque hay muchos ladrones improvisados siempre van adelante de todo lo que se pueda hacer”.
Tomar conciencia
Para Gustavo Suzman, un alto porcentaje de las personas que eligen mudarse a un edificio en busca de seguridad es a la vez el que no respeta las medidas de seguridad y no toma las precauciones indispensables para evitar que los hechos delictivos ocurran o se repitan.
“Hay gente que no sabe vivir en comunidad, no terminan de entender que el ingreso común de un edificio es también el de los departamentos”, señaló el administrador y agregó que hay ocasiones en que si “un sujeto de ‘buena apariencia’ con la intención de entrar a un edificio aguarda que alguien salga seguramente lo va a dejar pasar sin inconveniente y hasta lo va a saludar educadamente”.
A veces el tiempo que demora en cerrar una puerta el mecanismo hidráulico o el que tarda el portón automático de una cochera es justo lo que necesita un ladrón para colarse en una propiedad. “Y los vecinos cuando entran o salen no esperan a que las puertas y los portones se cierren correctamente”, agregó Suzman. Con actitudes como las señaladas el administrador concluyó que “las cámaras de seguridad se pueden colocar pero para ver los robos. Después más que la denuncia en la comisaría no se puede hacer”.
Hasta el momento, basado en la experiencia que tiene administrando consorcios, Suzman pudo comprobar que los únicos edificios en los que no se produjeron robos son aquellos que cuentan con personal de seguridad privada las 24 horas. Un servicio que es tan efectivo como costoso, lo que deja ver que para vivir seguros los santafesinos ya no tienen que mudarse sino abonar el incremento de las expensas.
“Se llevan mucho más de lo que te roban”
En el barrio Sur de la ciudad vive Agustina M.; ocupa el mismo departamento ubicado a pocos metros de la plaza 25 de Mayo desde donde intrépidos ladrones se llevaron varios elementos personales.
Un domingo del último invierno, salió de su casa a las 13.15. Minutos después, según datos de la policía, los asaltantes entraron por el acceso principal del edificio. Con una barreta forzaron las puertas de las viviendas del 5to. y 6to. piso y se hicieron de notebooks, cámaras digitales, teléfonos celulares y joyas. “Creo que nos observaron hasta que nos fuimos, porque además entraron el único día que no estaba el portero, que después entendí que no cumple función de seguridad”, recordó Agustina. Y agregó que antes del robo, “había mucha gente que aunque no vivía en el edificio tenía llave y muchos vecinos que le abrían a cualquiera”. Después de los robos en el inmueble cambiaron el sistema de portero eléctrico por una cerradura magnética, colocaron cámaras de seguridad y censores de movimiento en los lugares compartidos.
“Además, quedamos paranoicos porque se llevan mucho más de lo que te roban, me siento expuesta y vulnerable. Y no pude reponer lo que me llevaron”, reflexionó Agustina y agregó: “A mi vecino de enfrente, le robaron dos veces de la misma manera, ahora cada vez que veo la luz de una calle cortada pienso que liberaron la zona”.
Últimos casos del mes
• Martes 12. A las 21.50, ingresaron a un departamento de calle Balcarce 1100. Forzaron la puerta y se llevaron una notebook.
• Miércoles 13. A las 11.30, ingresaron a un departamento de bulevar Pellegrini 2900. Por el ingreso principal se llevaron una Play Station y dinero.
• Jueves 14. A las 20.30, ingresaron a un departamento de calle Suipacha al 2400. Por la ventana de la cocina robaron una netbook, una cámara digital y dinero. El mismo día al mediodía, robaron dos departamentos de San Jerónimo 3400 de donde se llevaron dinero, joyas y electrónica.
• Lunes 18. A las 15, entraron por la puerta principal de un departamento de 4 de Enero al 4400. Sustrajeron un televisor, una cámara digital, una netbook y dinero.
• Viernes 22. Dos departamentos de calle Mendoza al 3600 fueron asaltados. De los domicilios se llevaron una cámara de fotos, una notebook, dos iPad 2 y una Macbook.
“Me despierto pensando que hay alguien adentro de mi casa”
El viernes 15 de febrero le tocó a Florencia Morere. Desde que ingresaron a su departamento de calle San Jerónimo al 3400 no logra conciliar el sueño sin la ayuda de un somnífero, previa visita al psiquiatra.
En la oportunidad, dos viviendas del 6to. y 7mo. piso del edificio Latino 10, de la Recoleta, fueron robadas al mediodía, momento en el cual ninguno de los habitantes se encontraba. El ingreso de los ladrones se produjo sin forzar la puerta principal, ya que la cerradura del portón de la cochera, que da a la calle, estaba rota. En cambio, la abertura de los departamentos fue barreteada y se llevaron accesorios de plata y oro, una notebook, una cámara digital y teléfonos celulares.
“Desde entonces tomo media pastilla para dormir y me despierto pensando que hay alguien adentro de mi casa”, le dijo con frustración Florencia a El Litoral. Es que así se siente desde el momento en que su morada, su espacio más intimo, fue vulnerada.
Como medidas de seguridad posteriores al hecho, la administración del edificio contrató el servicio de una agencia de vigilancia que los residentes deberán abonar en las expensas.
Hoy más tranquila y alerta, Florencia tiene una duda: “No logro entender cómo pueden entrar a robar a un edificio que está lleno de gente, sin ningún esfuerzo y nadie escuche ni vea nada”, soltó.
Tendencia: alta demanda de puertas de máxima seguridad
 
Como causa y efecto (inmediato). Así se comporta la demanda de medidas de seguridad después de un robo en un domicilio particular. Uno de los productos que marcan tendencia desde 2009 es el de las puertas de máxima seguridad de colocación exclusiva en departamentos.
La casa Scheyer de materiales para la construcción es la única dedicada a la colocación de las mismas y registra una demanda de 10 solicitudes por mes. Actualmente, tienen una demora de dos meses para cumplir con los pedidos.
Según la descripción de la arquitecta Karina Scheyer, estas puertas cuentan con un centro y una estructura perimetral de acero y un revestimiento de madera. Para colocarlas no es necesario realizar perforaciones en las paredes, ya que se ubican sobre la puerta existente, con marco nuevo mediante un sistema de anclaje. Cuentan con tres cerrojos: uno en el medio, uno arriba y otro abajo “justo en el sector donde se colocan las barretas” y una traba. El tiempo de colocación es de dos horas y cuestan alrededor de $ 6.000.
La mayoría de los clientes que concurren a Scheyer corresponde a vecinos de departamentos que ya fueron asaltados, personas mayores que viven solas o los que al enterarse de un robo las solicitan por prevención. En ese sentido, la mayor cantidad de pedidos se hace los días lunes si el hecho delictivo se produjo durante el fin de semana; el día posterior a un feriado o en octubre y noviembre, antes del período de vacaciones.
En Scheyer, también colocan persianas que se disponen en ventanas y balcones, por dentro de los departamentos, y cuentan con trabas de seguridad que impiden que se puedan levantar del lado de afuera. “Generalmente, las pide la gente que le teme a los robos con la modalidad del ‘hombre araña’”, precisó la arquitecta.
Hábitos y riesgos
La presidenta de la Cámara de Cerrajerías de Santa Fe (Cacesa), María de los Ángeles Moyano, manifestó que la demanda del servicio de los especialistas del rubro por robos a departamentos es muy alta. Al igual que en Scheyer, las solicitudes ocurren los fines de semana y los lunes. “Hay épocas en las que cambiamos de a tres a cuatro cerraduras por piso de un edificio. No hay zonas más o menos afectadas, en general es toda la ciudad”, aportó Moyano.
A causa de la inseguridad en los edificios, prácticamente se dejaron de implementar los sistemas de portero eléctrico para permitir el ingreso desde los departamentos. A cambio, se colocan “manijones” que sólo se abren y cierran con llave, las cerraduras “cierra sola” que activan automáticamente además del pistillo, una traba y sólo se puede volver a abrir con llave y los mecanismos de ingreso con tarjeta magnética.
Pero a veces los mismos vecinos son los que, a pesar de todas las medidas de seguridad que disponen los edificios en altura, franquean el ingreso. “No toman conciencia, es importante que se entienda que cuando un ladrón entró al edificio tiene acceso a las viviendas particulares”, remarcó Moyano.
En ese sentido, aportó que en muchos de los edificios asaltados conviven estudiantes que, acostumbrados a otro modo de vida, no tienen la precaución de cerrar las puertas debidamente o le permiten el acceso a gente que no conocen. “Hay chicos que están acostumbrados a la vida de los pueblos donde felizmente viven con las puertas abiertas y con las bicicletas en la vereda. Eso acá no se puede hacer”, concluyó.

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