domingo, 7 de octubre de 2012

SANTA FE: Av. General Paz está en jaque por los delincuentes armados que frecuentan la zona


Tomando como referencia dos cuadras, en ambas manos entre J.P. López y Ricardo Aldao, al menos 12 domicilios (en su mayoría comercios) sufrieron robos o hurtos en los últimos meses.

Tras el asesinato del comerciante Omar Segado, el domingo pasado, en manos de un delincuente que ingresó a su local a robar y le disparó, vecinos de la avenida General Paz se manifestaron en varias oportunidades a lo largo de la semana en contra de la inseguridad.

Diario UNO recorrió 200 metros de esa arteria, en ambas manos, entre J.P. López y Ricardo Aldao, en una breve consulta puerta a puerta en cada comercio y a algunos domicilios familiares también. En todos los casos, las personas confirmaron o que habían sido víctimas o que eran vecinos de un negocio o particular asaltado.

En diálogo con Diario UNO, Adriana Ronchi, propietaria de un consultorio de bioquímica en General Paz 6.465, relató: “En mi caso, fue de madrugada. La perra ladraba, y cuando abro la puerta del patio veo salir a alguien corriendo que me amenazaba y me gritaba que si salía me «quemaba». Cuando llegó la policía ya nos habían robado”.

Casa por medio con la de Adriana, en un pasillo, los ladrones ingresaron hace una semana. Quitaron la reja del frente y se robaron una moto de una casa interna. Junto al pasillo, siempre sobre la mano norte-sur de la avenida, hay una vivienda que un grupo de delincuentes quiso usurpar hace tres semanas, delito que se vio impedido por los propios vecinos, que observaron la maniobra e hicieron la denuncia.

A las casas mencionadas, les sigue un comercio que vende productos informáticos. “Cuatro veces me robaron ya, dos con armas y dos cuando no estábamos”, dijo el dueño a Diario UNO.

Pegado a ese negocio se encuentra otro, de indumentaria, al cual le rompieron el blindex, aunque no lograron robar porque sonó la alarma en forma inmediata y los propietarios viven junto al local.

En la cuadra siguiente, entre Ángel Cassanello y Ricardo Aldao, en la esquina se encuentra un taller textil. “Nos entraron hace 10 días. Entraron dos mujeres con un nene. Nos distrajeron mientras el chico tocaba todo en el escritorio. No nos dimos cuenta y nos vació la caja, todo el dinero de ese día”, contó Laura, la dueña.

A metros nada más del taller permanecía cerrado el bazar Lavalle, donde el domingo pasado asesinaron a Omar Segado. En las persianas bajas, se leían varios carteles, entre ellos uno de la familia que decía “Gracias”, en referencia al acompañamiento puesto de manifiesto por los vecinos de la zona.

En esa misma cuadra, pero en la mano que va de sur a norte, los ladrones hicieron su labor en un consultorio de kinesiología, emplazado a mitad de cuadra. A metros nada más, en un local de venta de celulares y accesorios, indicaron que “hace un mes, a la mañana, entraron ladrones armados y se llevaron todo lo que había a mano”. Junto a ese negocio se ubica otro, de indumentaria. “Nos robaron en julio. Rompieron el blindex durante la madrugada y se llevaron todo. Ni siquiera teníamos un seguro”, explicó la dueña.

“A nosotros nos robaron 14 veces. Hubo veces con gente armada que llevaron a alguno de los que trabajaba hacia atrás y todo tipo de situaciones”, contó Juan Manuel, en la farmacia.

“En nuestro caso nos robaron el Día del Niño y una semana después. Nos rompieron la vidriera para entrar”, relataron en un comercio de ropa para chicos en General Paz al 6.400.

La consecuencia fatal del robo del domingo pasado profundizó la indignación de los vecinos y comerciantes: “Todavía no nos habíamos recuperado de la muerte de Carlos Toniutti (General Paz al 6.400) y ahora tenemos que lamentar otra muerte violenta, de manos de delincuentes que se sienten impunes”, indicó Cacho, conocido de la familia del comerciante fallecido.

La referencia al caso de Toniutti demuestra que ya pasó dos años y 9 meses de la muerte del muchacho, baleado cuando finalizaba la jornada laboral el 5 de enero de 2010, aún es una herida abierta en los habitantes: “Fue tan doloroso y tan duro lo que sucedió que creímos que nunca más volveríamos a sufrir un caso similar. Hoy nadie está a salvo y si los ministerios, a nivel nacional y provincial, continúan con estas políticas, el de Segado tampoco va a ser el último caso”, agregó el vecino.

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