lunes, 17 de septiembre de 2012

“En 2013 se juegan en el país los próximos años de poder”


Hugo Quiroga, analiza el proyecto que impulsa la votación de menores de 16 años y la posible reforma de la Constitución Nacional.
El politólogo y docente de la Universidad Nacional del Litoral, Hugo Quiroga, analiza el proyecto que impulsa la votación de menores de 16 años y la posible reforma de la Constitución Nacional.

El politólogo y académico Hugo Quiroga cree que el proyecto para hacer votar a los menores de 16 años está estrechamente ligado a un eventual intento para reformar la Constitución que habilite la chance de que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner vaya por un tercer mandato.


“Si el kirchnerismo estuviera convencido que en esa franja etaria no obtiene muchos votos, ese proyecto oficial no se hubiera presentado”, sostiene, y dice que es falso el argumento de que la iniciativa busca ampliar derechos: “El derecho al voto existe, lo que amplía es el universo electoral”.


Si bien establece que el debate sobre el tema es “interesante y necesario”, dice no estar de acuerdo con la posibilidad de que voten los menores de 18 años en las legislativas del 2013 porque el oficialismo necesita de esos votos para habilitar en el Congreso la necesidad de la reforma constitucional.


“Como carece de regla de sucesión para reemplazar a la presidenta, el oficialismo propone como regla de sucesión la reforma constitucional, con un claro propósito reeleccionista”, sostiene el profesor de Teoría Política.


—La presidenta no se ha pronunciado sobre la re-reelección, pero la oposición ya comenzó a hacer campaña en contra de la reforma, ¿cómo evalúa este momento político?


—El gobierno le ha ofrecido un espacio a las oposiciones para reagruparse en contra de un proyecto de reforma constitucional, pero esta iniciativa es aprobada por Cristina Kirchner. Ella no está a la cabeza o no se ha pronunciado a favor, pero ¿cuál es el problema del kirchnerismo o cristinismo? Como carece de regla de sucesión para reemplazar a la presidenta, el oficialismo propone como regla de sucesión la reforma constitucional, con un claro propósito reeleccionista.


—La necesidad de la reforma debe ser declarado por el Parlamento y hoy no le alcanzan los números al kirchnerismo, ¿el proyecto para hacer votar a los mayores de 16 años está vinculado con la necesidad de acrecentar su poder legislativo?


—Eso es así. No se pueden separar las elecciones legislativas del año que viene del proyecto de ley para que voten los jóvenes de 16 años. Porque el núcleo duro del cristinismo necesita hacer una muy buena elección para poder luego aprobar la ley de necesidad de reforma constitucional y para eso necesitan muchos legisladores nacionales. Por lo tanto, las elecciones legislativas del año 2013 son unos de los comicios más importantes desde la recuperación democrática en 1983, porque en esas elecciones se van a jugar los próximos 15 o 20 años del poder si llegara a triunfar el kirchnerismo. Si hay más o menos entre 1.500.000 adolescentes que pueden votar, lo que está haciendo el oficialismo es aumentar su universo electoral para obtener una mayor representación legislativa.


—¿Concuerda con este proyecto del voto joven?


—No estoy de acuerdo en la forma, en cómo está presentada esa discusión. Hay obstáculos de orden jurídico y de orden político.


—¿Cuáles son?


—En primer lugar, el proyecto del Ejecutivo establece el sufragio de manera voluntaria. Nuestra Constitución, en el artículo 37, establece que el sufragio es obligatorio, con lo cual ya hay una transgresión a la Constitución. En segundo lugar, la reforma del 94 incorporó la Convención del Niño y de acuerdo a esto son niños las personas hasta 18 años. Además, es sabido que para ciertos actos, como casarse, sacar un carné de conducir, salir al exterior, se necesita una mayoría de 18 años.


—¿Pero cómo se puede saber cuándo hay madurez cívica?


—Yo creo que puede ser a los 16, a los 18 años, varía según las circunstancias históricas. La mayoría de los países del mundo establece 18 años. Este debate es interesante que se dé, pero lo que define la madurez cívica de adolescentes o niños entre 16 y 18 años no es el voto solamente, sino una necesaria formación ciudadana, la posibilidad de que haya participación y aprendizaje de una cultura democrática.


—El oficialismo reitera que no lo impulsa con fin electoralista sino para ampliar derechos.


—Éste es un argumento falso. No amplía derechos, porque el derecho de votar existe. Lo que amplía es el universo electoral.


—¿El gobierno lo impulsa porque sabe que la mayoría de los jóvenes se van a inclinar a su favor?


—Creo que esa franja etaria, mayoritariamente va a votar al oficialismo. Si el kirchnerismo estuviera convencido que en esa porción social no obtiene muchos votos, ese proyecto oficial no se hubiera presentado.


—¿No habla bien de un gobierno el hecho de que tenga tanto aval entre los jóvenes adolescentes?


—Hablaría bien si fuera presentado en otro contexto, no así de apuros, donde haya un debate en serio y en forma serena, que no deje la sensación de que hay un interés político detrás.


—¿Por qué cree que esa porción de la juventud apoya a este gobierno?


—El gobierno de los Kirchner ha sabido crear una mística en relación a la política. Tiene un relato muy bien armado en relación de la recuperación de la figura presidencial después del fracaso de De la Rúa. Ha construido un relato de una Argentina que se muestra más participativa, que le da mayor posibilidades a los jóvenes para participar. Al mismo tiempo, este gobierno tiene una política estratégica de los medios de comunicación como no lo ha tenido nadie. Utiliza la televisión pública y ha creado programa y otros medios que le son afines.


—Pero esos programas pierden en audiencia con lo que el kirchnerismo llama los medios de la “corpo”.


—Sí, pero cuando hay Fútbol para Todos aparece la propaganda de la presidenta inaugurando una escuela, una empresa. Ésa es la política del poder estatal, y con recursos que son de todos.


—¿Hay similitudes con los jóvenes de la década del 70, que mayoritariamente se identificaban con la UES, la JUP o Montoneros?


—Se puede comparar, pero no es similar. Lo que hubo en los 70 y hay ahora es lo que se llama un clima de época. En Argentina hubo un clima de época sobre la idealización de la revolución, que estuvo presente en los jóvenes y por eso muchos de ellos entregaron la vida. Pero no nos olvidemos que Montoneros y el ERP ejercieron la violencia política. Ahora hay otro clima mucho más light en donde el gobierno utiliza un relato donde se recupera ese momento, pero sin pasar por el tamiz el tema de la violencia política.


—¿Usted dice que los jóvenes que apoyan al gobierno no hacen una diferenciación del pasado violento y el presente?


—Lo pueden hacer, pero llama la atención, por ejemplo, que se festeje el Día del Montonero. Eso no existía antes y puede confundir a cualquiera.


—Ahora, ¿qué le ofrece la oposición a los jóvenes para que se acerquen a sus ideas?


—La oposición no le ofrece prácticamente nada, ése es el tema. No han tenido un discurso atractivo para ellos. No han podido convencerlos de que puede haber un proyecto democrático que les asegure un futuro y una mayor participación. Ahí ha perdido la batalla cultural con el oficialismo.


—¿Este fenómeno se potenció en el funeral de Kirchner?


—Era un proceso que estaba subyacente y ese proceso se acentúo luego de la muerte del ex presidente. El gobierno se encargó de aumentar esta idea. Se está creando todo un discurso en torno a una figura que hace que aparezca Kirchner como el gran militante que entregó su vida por una causa.

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