jueves, 12 de abril de 2012

SANTA FE: Los comercios locales comienzan a sentir el cierre de las importaciones

Los bazares están entre los más afectados. Defienden la sustitución de los productos extranjeros por nacionales, pero piden gradualidad. Advierten sobre la posible pérdida de puestos de trabajo.

El Ejecutivo nacional empezó a impulsar desde el año pasado un proceso de sustitución de importaciones que tiene por objeto el fortalecimiento de la industria nacional y la generación de empleo, entre otras consignas. Sin embargo, el país parece estar pagando muy caro el proceso de apertura económica que se vivió en la década del noventa y en muchos sectores la industria local no tiene la posibilidad de cubrir la demanda que antes se satisfacía con las importaciones. Los comercios, el último eslabón de esa cadena, empezaron a sentir el efecto en la caída de las ventas.


En diálogo con Diario UNO, el empresario del rubro bazares, Jorge Baremberg, dijo: “Obviamente nosotros aspiramos a que exista una política de sustitución de importaciones y a que tengamos una industria nacional fuerte. Los comerciantes queremos tener una industria nacional competitiva y valoramos este tema. Nos parece bien el proceso de sustitución de importaciones, en lo que no estamos de acuerdo es lo abrupto del corte que se hizo. Por eso pedimos una gradualidad en la política para poder sostener las fuentes de trabajo y no nos golpee tanto a nuestra actividad”.


“La situación para los bazares –continuó– es tan difícil como en todos los otros rubros. Porque la sustitución de importaciones se debe hacer como una política donde gradualmente se empiezan a hacer las sustituciones. Pero el cierre de importaciones de un día para el otro no es tan fácil de reemplazar. La situación se agrava a partir de que al no haber una oferta comercial distinta en cantidad de mercadería se hace muy difícil sostener las ventas y el costo fijo que representan los empleados, los locales, etcétera. Es una situación preocupante”.


“Lo que no se consigue de importación es vidrio, loza y lo que más llama la atención es que una línea de cubiertos (de la marca más conocida) y que está dentro del Mercosur, tampoco le permitan ingresar al país. Incluso las empresas que representan a esta marca quisieron poner una fábrica donde se iban a tomar a 400 empleados en Misiones y Moreno (Guillermo, secretario de Comercio Interior) no se los permitió. Allí se iban a ensamblar parte de la mercadería con esta fuerza laboral. En el país no tenemos una industria que logre sustituir ese tipo de productos”, explicó.


Baremberg también hizo mención a lo sucedido en la década del 90 donde se “desindustrializó totalmente el país”. En ese sentido, el empresario agregó: “Después de ese proceso no tienen la capacidad de producción necesaria como para abastecer a todo el mercado. Eso trae aparejado, también, que ante una gran demanda y poca oferta, además del espiral inflacionario que tenemos, los precios se terminan yendo mucho más arriba. Se termina pagando mucho más por un producto que no es ni del surtido, ni de la calidad, colores, etcétera que tiene la importación. Eso pasa porque todavía no terminamos de aggiornarnos. Entonces pagamos la mercadería a costos exorbitantes, cuando realmente no tiene esos valores”.


—¿Esto puede repercutir en la pérdidas de fuentes laborales?


—Claro que sí. Nosotros tenemos un volumen de venta producto de tener una gran variedad de artículos. Allí el cliente y el consumo se encuentran con una gran oferta, pero cuando uno atenúa, no sólo la cantidad de mercadería, sino también la oferta de artículos y en lugar de tener 30 tipos de platos se tiene sólo dos platos, la gente empieza a achicar el consumo y se hace cuesta arriba sostener las mismas estructuras comerciales. Hay mucha mano de obra que ya no se necesita, tampoco se va a necesitar tantos metros cuadrados y entonces habrá que mudarse a locales más chicos.


“Hay que ver quién puede reconvertirse y lograr subsistir, porque hay muchos comercios chicos que no creo que tengan esa capacidad. Hay pequeños comerciantes que no tienen posibilidad de maniobra porque son un matrimonio con sus hijos. Si ellos no se pueden reconvertir son familias que quedan en la calle. Mientras que las empresas que puedan reconvertirse también van a sacar gente a la calle”.


Luego se preguntó: “¿Qué daño es mayor, que se vayan los dólares, que es lo que está intentando impedir Moreno, o romper las unidades productivas que tanto tiempo nos lleva armar? Así como lo vimos en la década del noventa, cuando se rompió toda la industria nacional, que tanto tiempo lleva recuperar, ahora está pasando lo mismo con el comercio. Y el costo social va a ser tremendo”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario