NAC. "Cristina eligió a Boudou por su irrelevancia política"
Chispeante y ácido como casi ninguno en las lides del periodismo, le
toca estar hoy en la marquesina por haber sido el primero en difundir
una de esas obras con ribetes escandalosos que, de vez en vez, sacuden
la monotonía de la política nativa, como el caso que involucra a Amado
Boudou.
Jorge Asís, además de un notable escritor, es un fino analista político.
Chispeante y ácido como casi ninguno en las lides del periodismo, le
toca estar hoy en la marquesina por haber sido el primero en difundir
una de esas obras con ribetes escandalosos que, de vez en vez, sacuden
la monotonía de la política nativa, como el caso que involucra a Amado
Boudou.
Apenas unos días después de que fuera ungido como candidato a
vicepresidente, Asís subió a su portal (www.jorgeassisdigital.com) dos
notas que —casi ocho meses después— constituyen la flor y nata del
episodio que gana las primeras planas de los diarios. En una entrevista
con La Capital, el autor de “Diario de la Argentina” y otros libros de
gran factura, sostiene que para él “el caso Boudou” ya es “viejo” y que
lo que más lo molesta es la “berretización” de los protagonistas,
muchachos que “cuando van a espiar mueven la ligustrina”.
—¿Hasta qué punto el episodio Boudou puede significar un quiebre del
desentendimiento que muestra la mayoría de la oposición por las
denuncias de supuestos hechos de corrupción? ¿Hay algo diferente en este
caso?
—Creo que hay una cuantas cosas distintas: se trata de un momento
histórico y económico distinto. Cuando las cosas empiezan a no ir tan
bien es cuando el relato se estrella contra accidentes ferroviarios de
la magnitud del último, no se soporta un tormenta, se está frente a un
ajuste que se llama sintonía fina, trasciende que hay problemas de caja
bastante significativos. El tema Boudou estalla muy cerca de la
presidenta, primero porque es un error de ella. El cristinismo siempre
busca un culpable, pero hoy la culpable de esta designación de Boudou
como vice es directamente ella. No creo que lo haya designado por alguna
de las fantasías que se habían instalado en algunas cabezas, lo eligió a
Boudou por su irrelevancia, por la imposibilidad de aceptar a un número
2 que fuese gobernador con algún peso político.
—Circula como rumor que el propio hijo de la presidenta le habría bajado el pulgar a Boudou. ¿Esto tiene verosimilitud?
—También lo escuché. A mi criterio, Cristina cree que no puede
entregarle la cabeza de Boudou a Clarín y La Nación y, en realidad,
parece entregármela a mí. Pero yo no la reclamo, no me interesa...
Escribí mi artículo cuando Boudou tenía un sexo político de veinte
metros, diez días después que lo designaran candidato a vicepresidente.
—Boudou deslumbraba a todos, parecía rubio, revolucionario y de ojos celestes.
—Le caía bien a la militancia y hasta (Jaime) Durán Barba decía que
era un excelente candidato con el pelo al viento, montado en motocicleta
y tocando la guitarrita. En ese momento yo lo investigaba y sabía que
estaba con esta banda de descuidistas, de improvisados, de muchachos que
pueblan mi literatura. Son chicos que siempre quisieron pasar al
frente, salvarse.
—Hay muchas extravagancias en este caso.
—Y hay muchas más que se van a conocer en estos días. Han dejado todos
los dedos pegados; los mandás a espiar y mueven la ligustrina. Cuando
el escándalo estalla, (en el tiempo previo a Lanata, el pre-Lanata) ahí
bastaba para haber generado esto que saltó en el pos-Lanata. Lo de
Lanata escandaliza, masifica, pero le permite a Boudou descalificar
diciendo que son apenas temas amorosos o sentimentales. En realidad,
para probar las cosas ya habían dejado todos los dedos pegados.
—Lo que sorprende mucho es que Boudou embista contra un juez que, por su perfil, al kirchnerismo y a la presidenta les gusta.
—Boudou es un Truman Capote que no escribe, el Truman de “Plegarias
atendidas”, que dice: “Bueno, voy a contar absolutamente todo”. Es mucho
más riesgoso para el gobierno que Boudou siga con sus clarificaciones.
—Desde su nota hasta hoy el escándalo parece haber salteado a la oposición.
—Hago una excepción con (Margarita) Stolbizer, quien después de mi
artículo presentó un pedido de informes. Pero después (y esto es lo que
me fastidia), todos sabían, no solamente los colegas. Después de lo que
yo publiqué el 8 y el 15 de julio hubo dos elecciones, y le puedo
asegurar que hablé con muchos candidatos, pero nadie se atrevió a
tomarlo.
—¿El gran drama que tiene la Argentina es la ausencia de la oposición?
Si Cristina llamase a elecciones ahora, la oposición estaría en
severísimos problemas.
—El gran beneficiario es Scioli. Algunos kirchneristas rabiosos toman
conciencia de eso y se ponen empiojarle el territorio a él. La
alternativa al kirchnerismo va a salir del lado del peronismo, que hoy
está agazapado. Todos saben todo, todos hablan con todos. El peronismo
te llena los espacios en cuatro semanas...
—¿Cómo observa a Binner?
—Está un poco rezagado en este juego. Tendría que adquirir una voz con
más resonancia. El pide clarificaciones pero tiene que tener una fuerza
política que lo acompañe. Mírelo a Macri, ¿qué es lo que reclama Macri,
con todos los problemas que tiene? Le pide a Cristina una reunión, una
entrevista. Scioli, como líder de la Línea Aire y Sol, no registra las
operaciones que le hacen y en la práctica es uno de los beneficiarios
políticos de esta cuestión. Pero no tengo ganas de desalojarlo a Mubarak
para que venga el fundamentalismo islámico. Tanto Boudou y Cristina
reaccionaron con amateurismo, tendrían que haber tomado otro nivel de
protagonismo al inicio del escándalo. Su hubiera tomado Boudou una
licencia inmediatamente, saliendo a rebatir todo, no hubiese llegado a
este nivel. Mañana saldrá que la titularidad de la cuenta de Cablevisión
del departamento de Boudou está a nombre de Alejandro Vandenbroele y se
les van a reír en la cara.
—Ese dato es nuevo. ¿Está comprobado?
—Trasciende.
—Pensar que la presidenta “entregará” a Boudou a esta altura suena ilusorio.
—Suena ilusorio, pero Cristina se sepulta si se aferra a salvarlo a
Boudou. Algunos salen a defenderlo, incluso algunos colegas. Tengo
cierta conmiseración con ellos: yo también he defendido causas perdidas.
Pero esto es humillantemente indefendible. Yo escribí que exploren la
reunión del 22 de octubre de 2010 en el Ceasar Park porque tenía la
información de que Núñez Carmona hablaba en nombre de Boudou y del
gobierno en el sentido de que iban a quedarse con Ciccone. Lo que me
molesta no es el hecho que desde el poder se puedan generar negocios, me
espantó la imprevisión, lo berreta. Ni siquiera buscaron un buen
abogado administrativista, un buen contador. Esto de Boudou ni siquiera
es el negocio más importante de todos los que pueden estallar. Boudou es
hoy un problema superior para el gobierno. El avance contra todo el
cuerpo judicial es peligroso; Rafecas puede ser defendido por toda la
corporación.
—Sorprende también el avance contra Righi.
—Claro, Righi es un inmaculado con todo lo que tiene que ver con los
rituales del kirchnerismo. Cualquiera puede especular con que Boudou les
haya dicho que le saquen de encima a Rívolo, pero se trata de un
profesional. A nadie le gusta que se lo lleven puesto de esta manera.
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