El chofer frenó, el maleante
cayó y se le tiraron encima. Una agente que iba vestida de civil lo
arrestó. Fue el sábado a la noche en un coche de la línea interurbana
Expreso que iba a Puerto San Martín.
"Que nadie se baje ni haga
señas porque lo reviento a cañazos. Quédense tranquilos que no va a
pasar nada", dijo —palabras más o menos— el ladrón ni bien terminó de
robarles a punta de pistola dinero y otras pertenencias de valor a los
pasajeros del colectivo de transporte interurbano en el que había subido
unas cuadras antes. El coche circulaba por la avenida principal de
Granadero Baigorria, frente al Hospital Eva Perón, cuando el joven
prolijamente vestido decidió bajar de la unidad. Pero ahí cometió un
error: en lugar de descender por la puerta trasera fue hacia la parte
delantera del vehículo. Y entonces el chofer realizó una maniobra que le
hizo perder la estabilidad al maleante. Y en ese momento el conductor y
varios pasajeros se abalazaron sobre él para desarmarlo. Pudo ser un
linchamiento, incluso quienes esperaban el colectivo en la parada
querían subir a pegarle. Sin embargo, la intervención de una de las
víctimas —una mujer policía vestida de civil— salvó la vida del ladrón
que terminó bastante golpeado y preso en la comisaría baigorriense.
El hecho ocurrió el sábado, minutos
antes de la medianoche, en el interno 17 de la línea Expreso, que une
Rosario con la ciudad de Puerto San Martín, al norte del cordón
industrial. Según testigos del hecho, entre 12 y 20 personas viajaban en
la unidad, entre ellas varias mujeres y chicos, cuando cerca del barrio
La Florida (cerca de la cabecera del puente Rosario-Victoria) subió
Gustavo G., un hombre de 26 años que vive en la zona sudoeste de
Rosario.
A la gorra. "Estaba
muy bien vestido, con un pantalón blanco, remera y anteojos. Nadie
podría pensar que se trataba de un ladrón", recordó un hombre que
viajaba en ese colectivo que pidió mantener en reserva su identidad. "El
tipo se sentó —añadió el pasajero— y así viajó unas cuadras, hasta que
cerca del hospital (Eva Perón) se paró, sacó un revólver y amenazó a
todos".
Eran cerca de las 23.15 cuando G.
reveló sus intenciones. A punta de pistola y amenazante, comenzó a pasar
su mochila por el ómnibus como si fuera la gorra de un artista
callejero. Sin embargo, en este caso no había ningún espectáculo ni la
contribución era voluntaria.
"A mí me robó los últimos 250 pesos que
me quedaban hasta cobrar el sueldo", comentó el testigo consultado,
convencido de que esa era la constante entre los pasajeros. "Gente
laburante, mayoría de mujeres o parejas con hijos chiquitos", describió.
Perdiendo el control.
Cuando terminó de esquilmar a los pasajeros, G. esgrimió amenazante su
arma de fuego para preparar su retirada. Entonces, según comentó el
testigo, fue hacia la parte delantera del vehículo y, al parecer, tuvo
un cruce de palabras con el chofer, un hombre de 41 años identificado
por fuentes policiales como Adrián G., oriundo de Capitán Bermúdez.
Al parecer, cuando el maleante se
disponía a bajar por la puerta delantera de la unidad, el conductor
aceleró el ómnibus y frenó de golpe. El ladrón perdió el equilibrio y el
chofer cerró la puerta. Instantáneamente, tanto él como otros seis
hombres que iban en el pasaje se abalanzaron sobre el ladrón con el
ánimo, en primer lugar, de desarmarlo. Con la golpiza en marcha, alguien
logró extraerle el revólver —luego se sabría que era un calibre 32 sin
numeración y con tres cartuchos intactos— y entonces los golpes
siguieron.
Arresto. Una vez que
los pasajeros y el chofer del Expreso lograron controlar al asaltante, y
mientras varias personas que esperaban el colectivo en la esquina
demostraban su interés en subir a la unidad para participar del
escarmiento, una mujer se identificó como policía y arrestó formalmente
al ladrón.
La agente, que según fuentes policiales
presta funciones en la Jefatura de la Unidad Regional XVII con asiento
en San Lorenzo, llamó al 911 y enseguida llegaron patrulleros de la
comisaría 24ª y del Comando Radioeléctrico baigorriense.
Pero cuando los uniformados subieron al
ómnibus tuvieron que pedirle al chofer que hiciera un par de cuadras
más para bajar al delincuente de la unidad. Es que al parecer en esa
esquina había cada vez más personas con intenciones de linchar al
ladrón.
Mientras tanto, la agente cuya
identidad no fue suministrada recogió la mochila del maleante y comenzó a
devolver las pertenencias a los pasajeros asaltados. Básicamente, se
trataba de dinero en efectivo y teléfonos celulares.
Sin antecedentes. Ayer
Gustavo G. estaba detenido en el penal de la comisaría 24ª de Granadero
Baigorria. Según fuentes policiales, el joven no cuenta con
antecedentes penales y, si bien había recibido una dura golpiza, no fue
necesario hospitalizarlo. Se estima que hoy a la mañana será indagado
por la jueza de Instrucción Nº 6 Raquel Cosgaya.
"Fue tremendo lo que cobró ese pibe",
refirió ayer a la mañana el testigo contactado por LaCapital, aún
conmocionado. "Mientras le pegaban, el flaco gritaba que no lo
golpearan, que estaba enfermo de VIH, que tenía un hijo y que era la
primera vez que hacía algo así. Pero hay que tener en cuenta que un
minuto antes les había apuntado con un arma a esas mismas personas y les
había robado lo poco que tenían. Y era gente laburante, que
probablemente haya sido asaltada varias veces y ya está cansada".
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