El secretario de Salud Pública, Leonardo Caruana, manifestó que una situación como la del miércoles a la noche en el Roque Sáenz Peña "es impredecible" y que la agresión no estuvo destinada al personal de salud.
La Capital |
Allí, un grupo de entre 30 y 40 personas, entre familiares y allegados de Javier Gómez, quien fue trasladado con múltiples heridas de bala, protagonizaron un violento incidente cuando fueron informados sobre su deceso. Hubo rotura de vidrios, puertas y muebles. Además agredieron a un vigilador privado.
El titular del área salud de la Municipalidad dijo que lo ocurrido anoche en el efector de Laprida y avenida del Rosario, "no hubo una agresión física ni verbal hacia el personal porque el equipo de Salud no lo percibió así. Pero sí hubo temor porque en la sala de espera hubo gritos, forcejeos para poder ver a este muchacho que había fallecido".
En ese sentido, Caruana dijo que ante esa situación "funcionó todo el protocolo que incluye a Control Urbano, seguridad privada y policía. Pero nos preocupa porque genera mucho temor y dificultades para atender el caso. Con tantos allegados o personas que no están tan relacionados con la víctima, se genera una situación de mucha confusión y se termina con la rotura de dos vidrios.
A pesar de que se rompieron dos vidrios de la guardia y que se generó mucho temor en el equipo de trabajo, no hubo una agresión ni física al equipo de salud. Acá tuvimos a un muchacho de 32 años que llegó con cinco balazos, uno en el cráneo, llegó muerto. En esa situación hay una cuestión impredecible en la reacción. Siempre decimos que tantos familiares y amigos en una sala de espera no ayudan a una convivencia entre el equipo de salud que trabaja hacia el interior y la sala de espera."
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