domingo, 21 de abril de 2013

PARADOJA DE LA SALUD PÚBLICA-La Municipalidad de Rosario firmó un convenio con la Red Global de Hospitales Verdes


En los centros médicos públicos y privados se siguen usando insumos químicos peligrosos para las personas y el medio ambiente. La Secretaría de Salud se comprometió a reemplazarlos en sus hospitales y centros barriales.


La Municipalidad de Rosario firmó un convenio con la Red Global de Hospitales Verdes
Parece un contrasentido que el sistema de salud utilice en sus procesos elementos perjudiciales para, precisamente, la salud humana. Sin embargo, eso ocurre: con los líquidos empleados para esterilizar en frío el instrumental médico, para revelar radiografías, para la desinfección de elementos endoscópicos, o en el material plástico de sondas y cánulas. La Municipalidad se comprometió esta semana a dejar de usar esos químicos nocivos en la gestión de sus seis hospitales y 51 centros de salud barriales. Lo hizo al firmar un convenio para ese fin con la ONG Salud sin Daño, que coordina aquí la red global "Hospitales verdes y saludables", de la que participan 4.000 centros médicos del mundo, de los cuales 150 están en Latinoamérica.
"El acuerdo firmado apunta a reemplazar sustancias químicas peligrosas que se usan a diario en los efectores de salud pública por otras menos nocivas o inocuas para las personas y el medio ambiente", explicó el secretario de Salud municipal, Leonardo Caruana. El compromiso empezó por el Hospital Roque Sáenz Peña con talleres de capacitación al personal sobre esta problemática, y se extiende a toda la red municipal. "Esperamos que este acuerdo permita, junto con la experiencia de otros hospitales del país, promover la sustitución de sustancias químicas peligrosas por parte del sector salud en Argentina", explicó Verónica Odriozola, coordinadora regional de Salud sin Daño para América Latina. "De este modo, los hospitales van más allá de su compromiso de curar y atender la salud de la población, al evitar ser ellos mismos fuente de contaminantes que pueden afectar a los trabajadores y a la comunidad, y liderando un cambio en la dirección correcta", agregó. La iniciativa es del mismo orden de la que eliminó los termómetros y tensiómetros con mercurio.
El reemplazo de químicos peligrosos será gradual, y en el caso de los que no se puedan sustituir la premisa es incorporar pautas que minimicen riesgos e impacto ambiental. En este sentido, el compromiso asumido por el municipio se orienta a, entre otros, imponer el peróxido de hidrógeno para la esterilización fría de instrumental quirúrgico, en reemplazo del óxido de etileno que se usa hasta ahora. Este agente es una de las sustancias cancerígenas señaladas por la Superintendencia de Riesgos del Trabajo. Otro de los químicos a sustituir es el glutaraldehído como desinfectante de equipos endoscópicos por su carácter irritante.
Daniel Alfano, coordinador de servicios generales de Salud Pública, señaló que los líquidos reveladores y fijadores que se emplean en el área de diagnóstico por imágenes son de alto poder contaminante, y también se procurará desecharlos definitivamente. La solución final es la digitalización de las imágenes, como ya sucede en el Hospital Clemente Alvarez. Alfano indicó que la sensibilización del sistema en este sentido abarcará incluso al personal administrativo que gestiona las compras de insumos hospitalarios. "Es preciso que al elaborar un pliego licitatorio contemplen que los productos requeridos no posean quimicos o materiales perjudiciales. No sólo el menor precio, sino también el desempeño ambiental, pero siempre que garanticen seguridad. No vamos a desechar un producto a riesgo de tener luego una infección intrahospitalaria", explicó.
La filial argentina de Salud sin Daño (www.saludsindano.org) reconoce peligros en elementos insospechados de uso médico. La Administración Nacional de Medicamentos (Anmat) prohibió el bisfenol A en la fabricación de mamaderas de polipropileno, pero ese insumo no está erradicado por completo del mercado, y es carcinógeno. Lo mismo sucede con los ftalatos que se usan para suavizar el material de sondas gástricas y cánulas, pasibles de desprenderse y alojarse en el organismo. Las cortinas, alfombras y tapizados en efectores de salud, para ser ignífugos, poseen retardantes de llama bromados. La exposición prolongada a estas sustancias afectan distintas hormonas, enumeró la médica María Della Rodolfa, responsable de Salud sin Daños en América Latina. "El mercado no siempre ofrece alternativas, lo cual es un problema, por eso el plan es ir sustituyendo gradualmente. Lo bueno es que Rosario tomó el compromiso de empezar a trabajar en este rumbo, desde modificar criterios de compra de insumos hasta profundizar la minimización de residuos hospitalarios", valoró. Actualmente, la red municipal de salud pública genera a diario alrededor de una tonelada de residuos patológicos, unos 25.000 kilos al mes. Ese volumen se esteriliza al vapor a 140 grados en la planta de Ovidio Lagos al 7000, y de allí culmina en el relleno sanitario con menor carga microbiológica.

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