La Policía liberó a una joven madre y su hija de 2 años, que hacía más de un mes estaba en cautiverio en una casa de Playa Norte
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La mujer del proxeneta Juan Ramón el “Pollo” Rojas fue detenida este miércoles en una casa de Playa Norte, acusada de “privación de la libertad” y “facilitamiento de la prostitución” contra una joven madre y su hija de 2 años.
El procedimiento, realizado por personal de la Dirección de Trata de Personas de la Policía, consistió en una constatación de domicilio en un inmueble de Playa Norte, donde viven varias familias.
Sin oponer resistencia, los anfitriones permitieron el ingreso de los uniformados, que en una de las dependencias encontró a la joven madre y su pequeña de 2 años, que desde hacía un mes y medio se encontraba desaparecida.
Fuentes del caso informaron que la víctima había llegado hasta allí con la promesa de conseguir un empleo en tareas de limpieza y para el cuidado de niños, pero en realidad fue utilizada como esclava sexual.
Con su beba de rehén, la mujer salía a ejercer la prostitución, teniendo que reportar las ganancias cada noche ante quien ahora se encuentra imputada por los delitos de “facilitamiento de la prostitución” y “privación de la libertad”.
Si bien llevaba 45 días en situación de cautiverio, nadie había reclamado por su paradero sino hasta la semana pasada, cuando una persona de su entorno aportó los datos precisos del lugar donde podría estar secuestrada.
Su pareja, quien tendría relación de parentesco con el conocido proxeneta, tampoco hizo la denuncia correspondiente a pesar que se llevaron incluso a su hija de 2 años.
El caso se enmarca en un contexto donde la referencia al mundo prostibulario es una constante. Juan Ramón Rojas, pareja de quien ahora se encuentra acusada, fue condenado en 2011 a 17 años de cárcel por el delito de trata de personas.
El juicio que finalizó el 29 de abril de 2011 y se realizó en el Tribunal Oral Federal de Santa Fe, es recordado por haber sido la primera condena en el país en la que se aplicó la renovada ley de trata de personas.
En aquella oportunidad, Rojas recibió una pesada condena por haber sometido a dos jóvenes de las ciudades de Coronda y Recreo, las que fueron rescatadas del cautiverio, cuando ya habían sido insertadas en una red local dedicada a la explotación sexual de mujeres y regenteada por el clan familiar
El procedimiento, realizado por personal de la Dirección de Trata de Personas de la Policía, consistió en una constatación de domicilio en un inmueble de Playa Norte, donde viven varias familias.
Sin oponer resistencia, los anfitriones permitieron el ingreso de los uniformados, que en una de las dependencias encontró a la joven madre y su pequeña de 2 años, que desde hacía un mes y medio se encontraba desaparecida.
Fuentes del caso informaron que la víctima había llegado hasta allí con la promesa de conseguir un empleo en tareas de limpieza y para el cuidado de niños, pero en realidad fue utilizada como esclava sexual.
Con su beba de rehén, la mujer salía a ejercer la prostitución, teniendo que reportar las ganancias cada noche ante quien ahora se encuentra imputada por los delitos de “facilitamiento de la prostitución” y “privación de la libertad”.
Si bien llevaba 45 días en situación de cautiverio, nadie había reclamado por su paradero sino hasta la semana pasada, cuando una persona de su entorno aportó los datos precisos del lugar donde podría estar secuestrada.
Su pareja, quien tendría relación de parentesco con el conocido proxeneta, tampoco hizo la denuncia correspondiente a pesar que se llevaron incluso a su hija de 2 años.
El caso se enmarca en un contexto donde la referencia al mundo prostibulario es una constante. Juan Ramón Rojas, pareja de quien ahora se encuentra acusada, fue condenado en 2011 a 17 años de cárcel por el delito de trata de personas.
El juicio que finalizó el 29 de abril de 2011 y se realizó en el Tribunal Oral Federal de Santa Fe, es recordado por haber sido la primera condena en el país en la que se aplicó la renovada ley de trata de personas.
En aquella oportunidad, Rojas recibió una pesada condena por haber sometido a dos jóvenes de las ciudades de Coronda y Recreo, las que fueron rescatadas del cautiverio, cuando ya habían sido insertadas en una red local dedicada a la explotación sexual de mujeres y regenteada por el clan familiar
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