sábado, 1 de septiembre de 2012

SANTA FE: Un comedor necesita ayuda

Se llama Pequeños Gigantes y está ubicado sobre Las Heras 8040. Ramona Argañaraz, la vecina que lo abrió hace 3 años, cocina para 180 chicos y necesita mercadería para seguir haciéndolo. No recibe ninguna ayuda del Estado.

IMAGEN ILUSTRATIVA

 

 Ramona Argañaraz está al frente de una iniciativa que ella misma puso en marcha tres años atrás, sin imaginarse que en algún momento se vería desbordada. Esta mujer, de 46 años, vive en Guadalupe Oeste en un plan habitacional construido por la Municipalidad. Allí, observó las carencias de muchos chicos, sobre todo en materia alimenticia, y comenzó a darles de comer en su propio domicilio.

Al principio iban 10 chicos. Pero al mes, el número se duplicó. Al año, se triplicó... Es que “¿cómo hacés para decirle que no a un chico que tiene hambre y te llega con un platito en la mano para que le sirvas algo?”, dijo Ramona. Y agregó: “Hoy vienen 180 chicos del barrio, divididos en dos turnos”.

Los Pequeños Gigantes, como se llama el comedor que Ramona montó en la parte delantera de su casa ubicada sobre Las Heras 8040, sigue adelante gracias a la gente que colabora con donaciones cada vez que esta mujer se acerca para pedirles “algo, lo que puedan y sirva para cocinar”. No recibe ninguna ayuda del Estado, pese a que varias veces se acercó a pedirla. “Siempre encuentro algún obstáculo”, remarcó.

Ramona no está dispuesta a bajar los brazos. Se acuerda de su infancia y eso la hace más fuerte en su lucha. “Cuando era chica sufrí mucho. Pasé hambre y sé lo que eso significa. Los chicos me cuentan que a la noche anterior se fueron a dormir con un mate cocido en la panza y un pedazo de pan y eso me destroza. Me duele escuchar que un nene de 4 ó 5 años me diga que en su casa no hay para comer”, refirió.

Arroz con pollo

Una olla de 50 litros es la que utiliza Ramona de lunes a sábados para cocinarle a los chicos. Cuando El Litoral la visitó, en dicha olla humeaba un guiso. “Hoy van a comer arroz con pollo”, le adelantó al primer grupo de chicos, que celebró el menú porque “es una de las comidas que mejor le salen, junto con las pizzas”. Cabe señalar que Ramona también brinda una copa de leche.

Por último, la vecina de Guadalupe Oeste que eligió ayudar a los chicos de su barrio, dijo que el lema de su vida es trabajar por los demás porque “cuando uno da recibe el doble”. “Si toda la gente pensaría de esa forma, estoy segura de que nuestra realidad como país sería otra y yo no estaría pidiendo ayuda para poder cocinarle a 180 chicos”, finalizó.

Pedidos

Mercadería. Fideos, arroz, lentejas, polenta, harina, entre otros alimentos no perecederos, necesita Ramona para cocinarle a los chicos de forma variada. También precisa carnes y verduras de todo tipo y leche, chocolate, yerba y azúcar, para la copa de leche.

Platos, vasos y cubiertos. Los elementos que dispone para darle de comer a todos los chicos son insuficientes. A veces comparten el vaso o hay quienes se acercan a comer con platos y cubiertos de su propia casa.

Horno pizzero.
La pizza casera que hace Ramona es una de las comidas que más le gusta a los chicos. Pero hace varias semanas que no puede hacérsela porque se le rompió el horno de la única cocina que tiene, la misma que emplea para uso familiar. “Ojalá alguien tenga un horno pizzero para prestarme”, dijo.


>>> Para colaborar con el comedor Pequeños Gigantes, los interesados pueden comunicarse con Ramona Argañaraz al 0342 155438270.

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