Los goles del Fortín fueron
convertidos por Juan Manuel Martínez a los 5 y por Augusto Fernández a
los 43 minutos del segundo tiempo.
No pudo ser en el cierre de la 16ª fecha del torneo Clausura. A Colón
le tocó bailar con la más fea y cayó sin atenuantes con Vélez por 2 a
0. En lo que pudo ser uno de los últimos partidos de Fuertes en el
Brigadier López (tiene cuatro amarillas), el Fortín lo ganó con goles de
Juan Manuel Martínez (ST 5’) y Augusto Fernández (ST 42’).
El primer tiempo arrancó con todo, con ambos elencos buscando el arco de enfrente como si tuviesen chances de pelear por el título o como si necesitaran zafar del descenso.
Dentro de un trámite parejo y plagado de situaciones de gol, la primera del juego la tuvo Colón de la mano de Esteban Fuertes, que aprovechó una corajeada de Iván Moreno y Fabianesi que se la robó a Cubero, pero la rápida salida de Marcelo Barovero le frustró la chance al goleador histórico. Como el inició fue fulgurante y, prácticamente en señal de respuesta, Juan Manuel Martínez se metió por el callejón del 10, apretó el triángulo como en play y dejó mano a mano con Diego Pozo a David Ramírez, pero el Mago la picó y la pelota se fue desviada. Fue solo un aviso.
Casi siguiendo con el repertorio de turno, una nueva chance llegó para el Sabalero, pero esta vez a través de un remate de Lucas Mugni, pero su disparo pasó cerca del palo derecho del arco defendido por Barovero. Asimismo, el juego no daba rienda suelta y otra vez el Fortín casi le dio un cachetazo al local. La tejió de derecha a izquierda, hasta que la pelota le volvió a quedar en cortada a Ramírez, que remató cruzado de zurda. Nueva señal de alarma en el fondo de Colón que, cuando perdía el balón en el medio, siempre sufrió en la ratonera.
Poco a poco la intensidad fue mermado y cayó en el pozo lógico, que volvió a sacudirse con otro posibilidad para los dirigidos por Sensini, pero Gabriel Graciani volvió a quedarse sin ideas en la resolución final y el arresto que pintaba para ser concreto quedó en la nada. Así se extinguieron los primeros 45’ y que dio la sensación de que el empate parcial le quedaba más que bien, ya que ambos hicieron méritos para pegar el primer grito.
Lo pasó por encima
El complemento inició casi como un calco del primero, ya que a los 2’ lo tuvo otra vez el Bichi Fuertes, tras una gran asistencia de Bastía, que se vistió de enlace al viejo estilo de Cococho Álvarez, pero el ariete se trastabilló y todo murió en las mano de Barovero. Y tal cual pregona el refrán: “Los goles que se erran en un arco te lo hacen en el tuyo”, Vélez no lo perdonó cuando llegó a fondo. Esta vez una escalada de Papa derivó en un centro al área que no pudo cabecear Mauro Obolo, pero el rechazo de Garcé quedó corto y la pelota le cayó servida al Burrito Martínez –y eso que mordió el remate–, que la mandó a guardar para el 1 a 0.
Colón sintió el cimbronazo, ya que padeció todas y cada una de embestidas del equipo de Gareca, que estuvo cerca del segundo cuando, a los 10’, Pozo le desvió un tiro libre magistral de Zapata.
A medida que fueron pasando los minutos, el Sabalero fue irrumpiendo e inquietando en campo velezano, con los desbordes de Graciani y la manija de Mugni, pero no daba en la tecla final para el último pase. Sensini intentó inclinar la cancha con los ingresos de Alario y Prediger, pero logró inquietar a la defensa visitante en cuanta gotas, ya que Ortiz y Domínguez se mostraron infranqueables.
Vélez desaceleró en sus pretensiones ofensivas y le cedió la bocha a Colón, que llenó de centros el área de Barovero. Muchas ganas, pero pocas ideas. Los argumentos que esgrimió nunca fueron claros y, poco a poco, el partido fue llegando a su ocaso y, como buscar a veces te genera fisuras, Vélez le terminó dando el golpe de nocaut, y el encargado fue Augusto Fernández –una de las figuras–, que aprovechó un descuido en el fondo de Colón y, de media vuelta, estableció el 2 a 0 definitivo.
Llegó el final y, con este, la desilusión de no haber podido sumar en casa, mucho más después de la buena faena que venía mostrando y donde solo había conocido la derrota una vez, pero se topó con un gran equipo, de los mejores de la Argentina, y que no lo perdonó cuando se dedicó a jugar.
El primer tiempo arrancó con todo, con ambos elencos buscando el arco de enfrente como si tuviesen chances de pelear por el título o como si necesitaran zafar del descenso.
Dentro de un trámite parejo y plagado de situaciones de gol, la primera del juego la tuvo Colón de la mano de Esteban Fuertes, que aprovechó una corajeada de Iván Moreno y Fabianesi que se la robó a Cubero, pero la rápida salida de Marcelo Barovero le frustró la chance al goleador histórico. Como el inició fue fulgurante y, prácticamente en señal de respuesta, Juan Manuel Martínez se metió por el callejón del 10, apretó el triángulo como en play y dejó mano a mano con Diego Pozo a David Ramírez, pero el Mago la picó y la pelota se fue desviada. Fue solo un aviso.
Casi siguiendo con el repertorio de turno, una nueva chance llegó para el Sabalero, pero esta vez a través de un remate de Lucas Mugni, pero su disparo pasó cerca del palo derecho del arco defendido por Barovero. Asimismo, el juego no daba rienda suelta y otra vez el Fortín casi le dio un cachetazo al local. La tejió de derecha a izquierda, hasta que la pelota le volvió a quedar en cortada a Ramírez, que remató cruzado de zurda. Nueva señal de alarma en el fondo de Colón que, cuando perdía el balón en el medio, siempre sufrió en la ratonera.
Poco a poco la intensidad fue mermado y cayó en el pozo lógico, que volvió a sacudirse con otro posibilidad para los dirigidos por Sensini, pero Gabriel Graciani volvió a quedarse sin ideas en la resolución final y el arresto que pintaba para ser concreto quedó en la nada. Así se extinguieron los primeros 45’ y que dio la sensación de que el empate parcial le quedaba más que bien, ya que ambos hicieron méritos para pegar el primer grito.
Lo pasó por encima
El complemento inició casi como un calco del primero, ya que a los 2’ lo tuvo otra vez el Bichi Fuertes, tras una gran asistencia de Bastía, que se vistió de enlace al viejo estilo de Cococho Álvarez, pero el ariete se trastabilló y todo murió en las mano de Barovero. Y tal cual pregona el refrán: “Los goles que se erran en un arco te lo hacen en el tuyo”, Vélez no lo perdonó cuando llegó a fondo. Esta vez una escalada de Papa derivó en un centro al área que no pudo cabecear Mauro Obolo, pero el rechazo de Garcé quedó corto y la pelota le cayó servida al Burrito Martínez –y eso que mordió el remate–, que la mandó a guardar para el 1 a 0.
Colón sintió el cimbronazo, ya que padeció todas y cada una de embestidas del equipo de Gareca, que estuvo cerca del segundo cuando, a los 10’, Pozo le desvió un tiro libre magistral de Zapata.
A medida que fueron pasando los minutos, el Sabalero fue irrumpiendo e inquietando en campo velezano, con los desbordes de Graciani y la manija de Mugni, pero no daba en la tecla final para el último pase. Sensini intentó inclinar la cancha con los ingresos de Alario y Prediger, pero logró inquietar a la defensa visitante en cuanta gotas, ya que Ortiz y Domínguez se mostraron infranqueables.
Vélez desaceleró en sus pretensiones ofensivas y le cedió la bocha a Colón, que llenó de centros el área de Barovero. Muchas ganas, pero pocas ideas. Los argumentos que esgrimió nunca fueron claros y, poco a poco, el partido fue llegando a su ocaso y, como buscar a veces te genera fisuras, Vélez le terminó dando el golpe de nocaut, y el encargado fue Augusto Fernández –una de las figuras–, que aprovechó un descuido en el fondo de Colón y, de media vuelta, estableció el 2 a 0 definitivo.
Llegó el final y, con este, la desilusión de no haber podido sumar en casa, mucho más después de la buena faena que venía mostrando y donde solo había conocido la derrota una vez, pero se topó con un gran equipo, de los mejores de la Argentina, y que no lo perdonó cuando se dedicó a jugar.

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