lunes, 9 de abril de 2012

INFORME: Hace 200 años se prohibió el comercio de esclavos

Fue por un decreto del Triunvirato del 9 de abril de 1812 y un año después se declaró la libertad de vientres.

 El trabajo esclavo en el Río de la Plata tuvo un largo y doloroso recorrido bajo el dominio colonial y continuó durante la época independentista inaugurada en 1810, aunque el primer indicio de la tendencia abolicionista se vislumbra en la región con la prohibición por primera vez hace 200 años del comercio de esclavos.
Un decreto del Triunvirato del 9 de abril de 1812 establecía el fin del comercio de esclavos, y un año después la Asamblea Constituyente declaró personas libres a los hijos de madres esclavas, pero hubo que esperar a 1853 para la abolición definitiva en términos constitucionales.
El 14 de mayo de 1812 el gobierno ordenó publicar en la Gazeta “el decreto superior del 9 de abril (solicitado por el cabildo) sobre la prohibición de la introducción de los esclavos”.
“Se prohíbe absolutamente la introducción de expediciones de esclavatura en el territorio de las provincias unidas”, dice el artículo 1 del decreto, que finaliza con un llamado a los ciudadanos en el que hace alusión a un nuevo aniversario del 25 de mayo de 1810.
Pero la esclavitud seguía siendo un modo de explotación y el comercio interno una forma de adquirir esa mano de obra, porque ninguna de las medidas reconocía el derecho a la libertad incondicional de los esclavos.
Así es como en diarios de la época y décadas siguientes se publicaban avisos de compra de esclavos para distintas tareas, en tanto, muchos formaban parte de las milicias con la esperanza de obtener la libertad aunque pocos fueron los que la lograban, muchos porque morían y otros porque se la negaban.
Cómo llegaban los esclavos a estas costas, cómo vivían y cómo los explotaban, forma parte del horror de esa larga y dolorosa historia de la dominación colonial en América, que no finaliza, ni con la emancipación ni por un sentimiento humanitario de las clases que detentaban el poder, sino por nuevas necesidades económicas marcadas por el desarrollo de la industria en el mundo.
“Si bien es cierto que en el Río de la Plata la llegada de esclavos no tuvo la cuantía que registró en zonas como el Caribe, el sur de los Estados Unidos y Brasil, no obstante esta presencia fue numerosa y más amplia de lo que suele pensarse”.
Así lo afirma el especialista Omer Freixe en una investigación publicada en “Todo es Historia”, donde plantea que unos 250.000 esclavos ingresaron entre 1580 y 1810 a Buenos Aires y Montevideo.
A su vez, el historiador Ricardo Rodríguez Molas sostuvo en sus investigaciones que la población negra en el Virreinato del Río de la Plata alcanzaba a comienzos del 1800 el 40 por ciento, y distintos registros sostienen que en el interior las cifras eran superiores, como en Santiago del Estero donde había un 70 por ciento o Córdoba, Chaco y algunas zonas del noroeste donde alcanzaba el 50 por ciento.
Las cifras varían según los distintos registros, aunque todas revelan el fuerte componente africano en el desarrollo del trabajo y de la cultura regional.
Esta situación se enmarca dentro de un contexto signado por la llegada forzosa a América latina de unos 10 o 12 millones de africanos, mientras otros 50 millones murieron en altamar.
Desde el puerto de Buenos Aires, en donde se desarrolló un importante movimiento ilegal de tráfico de esclavos, los africanos eran trasladados mayoritariamente al interior de la región, a Chile y a Perú mientras otros quedaban en la ciudad.
¿Cómo llegaban? La investigación de Freixe cita a un médico de la época que en 1804 describe las condiciones en que llegan luego de haber sido capturados en el interior del continente africano, llevados a distintos puntos costeros y embarcados rumbo a América.
“Los negros llegan a la costa con todos los elementos de la enfermedad. Retenidos por grillos y bozales por muchos meses, bebiendo poco, comiendo raíces, frutos silvestres y toda sabandija, desfallecidos por el calor y las fatigas de las marchas, expuestos a todas las intemperies, llegan a Mozambique casi exhaustos.”
Luego cruzaban el océano hacinados en condiciones de total insalubridad y muchos morían en el viaje por asfixia, aplastados, o por enfermedades y eran arrojados al mar; y los que llegaban eran distribuidos por el territorio y vendidos en los mercados.
En el caso de los mercados porteños, hubo quejas permanentes del Cabildo para trasladarlos fuera de la ciudad, porque a causa de las condiciones en que llegaban los esclavos, eran focos de enfermedades y fuertes olores.
En este contexto y bajo el influjo de las nuevas inquietudes independentistas y las corrientes europeas, llega el decreto de 1812, la Asamblea del año XIII y la Constitución del 53.
Un antecedente se registraba en este proceso: Inglaterra, que lideraba el proceso industrialista y tenía nuevas exigencias económicas y comerciales, había prohibido la trata en 1807.

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