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domingo, 22 de noviembre de 2015

El Ballottage: un sistema electoral con poco rodaje en la Argentina

El duelo de hoy entre Scioli y Macri es la primera definición en segunda vuelta de la historia del país para consagrar al presidente. Se habilitó con el Pacto de Olivos, la reforma constitucional de 1994.
La Capital | 
El Ballottage: un sistema electoral con poco rodaje en la Argentina
 El duelo de hoy entre Daniel Scioli (Frente para la Victoria, FpV) y Mauricio Macri (Cambiemos) será la primera definición en instancia de ballottage en la historia de la política argentina para elegir presidente. El visto bueno al sistema de segunda vuelta electoral tiene poco rodaje: recién se habilitó con la reforma constitucional de 1994, a partir de lo que se conoció como el Pacto de Olivos entre los ex presidentes Carlos Menem y Raúl Alfonsín.
Pero el ballottage recién tendrá su estreno hoy, tras cinco elecciones presidenciales en que no fueron necesarias su puesta en práctica (1995, 1999, 2003, 2007 y 2015).
En 1972, el presidente de facto Alejandro Lanusse establece el régimen francés de doble vuelta, por el cual había ballottage si ninguna fórmula alcanzaba el 50 por ciento y accedían los partidos que obtenían más del 15 por ciento de los votos.
Un año después, Héctor Cámpora obtenía el 49,5 por ciento de los votos y Ricardo Balbín renunciaba a la segunda vuelta, aunque se utilizó el ballottage para elegir doce gobernadores y definir senadores nacionales de 14 distritos.
Con el retorno a la democracia, en 1983, quedó restablecido el sistema de sufragio indirecto: se votaba a 600 grandes electores, que debían reunirse y decidir quién ganó, salvo que alguno de los candidatos obtuviera la mayoría absoluta, que fue lo que finalmente ocurrió al lograr Alfonsín 318 electores.
Características. El actual sistema de ballottage, que requiere de la mitad más uno de los votos para proclamar a un presidente, se utiliza en la medida en que en la primera vuelta el ganador no haya podido superar el 45 por ciento de los votos o, en su defecto, no haya logrado trascender la barrera de los 40 puntos con una ventaja de diez sobre su inmediato competidor.
Al cosechar el 37,08 por ciento de los votos, el candidato del FpV no estuvo ni cerca de evitar la segunda vuelta ya que, aún si hubiera traspasado la línea de los 40 puntos, no le habría alcanzado para sacarle a Macri una diferencia de diez (el líder del PRO logró el 34,15).
En las dos elecciones presidenciales previas a la de hoy, Cristina Fernández de Kirchner pudo acceder al Sillón de Rivadavia sin necesidad de recurrir a un ballottage, en virtud de haber superado los 45 puntos (logró el 46 por ciento en 2007 y 54 por ciento en 2011).
El antecedente más cercano fue en las elecciones de 2003, cuando el candidato del Frente por la Lealtad, Carlos Menem, obtuvo el 24,34 por ciento de los votos y el postulante del Frente para la Victoria, Néstor Kirchner, cosechó el 21,99 por ciento de los sufragios.
En el escenario electoral de aquel 27 de abril, la segunda vuelta debió haberse realizado entre los dos dirigentes del PJ. Pero días después, el 14 de mayo, el riojano desistió de la disputa a través de un video difundido por televisión.
"Como decía la compañera Evita, renuncio a los honores y a los títulos pero no a la lucha", sostuvo Menem por entonces. Asimismo, se quejó de "una campaña sistemática de difamación" que sumergió a la población "en el acto de violencia moral de tener que escoger a un candidato presidencial que apenas conoce y en el que no confía", en alusión al entonces gobernador de la provincia de Santa Cruz.
Tras conocerse la renuncia de Menem, Kirchner despotricó públicamente contra su adversario político, a quien calificó como "cobarde" y agregó que la dimisión del riojano apuntaba a "mostrar débil y frágil al gobierno" que se iniciaba.
Historial positivo. Macri llega ahora al ballottage con la ventaja de cargar en su mochila con tres definiciones en segunda vuelta, en todas ellas como candidato a jefe de Gobierno porteño. En ese rubro, exhibe un historial a su favor: dos triunfos y una derrota.
Tras su desembarco en la arena política, en 2003, Macri, quien venía de ser presidente del club Boca Juniors, se postuló para competir por la Jefatura de Gobierno porteña, elección en la que logró el primer puesto en la primera vuelta, pero luego perdió contra Aníbal Ibarra.
Cuatro años después, en 2007, ganó las generales y el ballottage al derrotar al candidato kirchnerista, Daniel Filmus.
Buscando la reelección en 2011, Macri tuvo que enfrentarse de nuevo a Filmus, a quien volvió a vencer tanto en la primera como en la segunda vuelta.

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