miércoles, 19 de noviembre de 2014

STA FE: Los colombianos condenados por robo quieren apelar el fallo

Los siete hombres oriundos de Bogotá, detenidos en junio del 2011 tras un raid delictivo por la provincia, piden recurrir la sentencia. Ayer se suspendió la audiencia por la excusación de un conjuez
El botín. Parte de los elementos robados que se le secuestró a la banda detenida en junio de 2011, en Videla.
En diciembre del año pasado, siete colombianos fueron condenados a penas de entre 10 y 12 años de prisión por robos violentos cometidos en cinco localidades de la provincia de Santa Fe. El raid delictivo pasó por Santa Fe, Progreso, Gobernador Crespo, Rafaela, Reconquista y Avellaneda hasta que terminó a mediados del 2011, cuando la banda cayó en la ruta nacional Nº 11, en el peaje de Videla, a unos 80 kilómetros de Santa Fe.

Desde que el juez Fiz dictó la sentencia de primera instancia, todos los imputados decidieron apelar la medida, pero hasta el día de hoy, no se pudo conformar el tribunal de Cámara. Ayer, estaba previsto que se realizara a las 11 de la mañana, una audiencia llamada Artículo 41, que es aquella en las que el tribunal de alzada puede dialogar y realizarle preguntas a los imputados. Sin embargo, el conjuez Lassaga se excusó por problemas personales por lo que se debió posponer.

En este marco, recién el próximo 27 de noviembre se realizará el nuevo sorteo de conjuez para completar el tribunal que integran Jaquelina Balangione y Marta Feijoo. Recién cuando esté determinado que otro conjuez participará del caso, se fijará la audiencia de apelación. Con los contratiempos y la llegada del fin de año, el abogado defensor de tres de los imputados, Ochoa, Jiménez y Wilson, Claudio Torres del Sel, estimó como probable que la nueva citación sea después de la feria judicial de verano. “Esta demora representa un perjuicio para los imputados. Están por cumplir cuatro años de detención sin una condena firme”, sostuvo el letrado.

El fallo del juez de Sentencia, Cristian Fiz, condenó a Jeisson Eduardo Navarrete, Rodrigo Sárate Becerra, Wilson Javier González Pinzón y Oscar Maldonado Rodríguez a 10 años de cárcel, mientras que Juan Esteban Ochoa Castro, Cristian Camilo Guerrero y César Augusto Giménez Rondón, recibieron una pena de 12 años de prisión. A todos ellos el juez les imputó el delito de robo agravado por haber sido en poblado y en banda en nueve oportunidades, por el uso de arma de fuego. También los acusó por hurto calificado por escalamiento y asociación ilícita. Todos los delitos fueron considerados realizados en concurso real.

Los siete colombianos, todos oriundos de Bogotá, ingresaron al país en mayo del 2011. La banda fue atrapada el 18 de junio como resultado de un operativo conjunto concretado entre los jefes policiales de los departamentos de General Obligado, Castellanos y San Justo, quienes detectaron en sus jurisdicciones metodologías de robo que se repetían.

Tras la detención, en las primeras declaraciones, los imputados dijeron que habían comenzado a recorrer la provincia el 13 de junio, dos días antes del primer robo del que se los acusa. La gavilla viajaba en dos autos de alta gama alquilados, un Peugeot 207 y un Ford Fiesta Energy. Del interior de los vehículos los policías secuestraron joyas de oro y bijouterie, dinero en efectivo entre los que se contaban dólares estadounidenses, pesos argentinos, pesos colombianos, euros, que en total sumarían unos 35 mil pesos, y herramientas usadas para entrar en las viviendas.

Volver a casa
En septiembre del año pasado, Juan Esteban Ochoa Castro, volvió a ocupar las páginas de los diarios cuando se conoció que se había comenzado a tramitar su extradición a Colombia. El hombre de 33 años tiene una condena en su país natal a 20 años de prisión por homicidio. Sin embargo, el trámite que se llevó a cabo en el juzgado federal de Santa Fe, nunca se completó porque la embajada colombiana nunca contestó los oficios. Mientras tanto, los siete detenidos pasan sus días en la cárcel de Coronda. La historia del crimen que cometió Ochoa Castro se remonta a 2002, en el barrio Perseverancia de la ciudad de Bogotá, donde su víctima fue Yonathan Peña Otalora.

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