Especialistas despejan mitos e insisten en la necesidad de un tratamiento adecuado para evitar complicaciones. La OMS clasificó a las enfermedades alérgicas entre las seis patologías más frecuentes.
La OMS clasificó a las enfermedades alérgicas entre las seis patologías más frecuentes del mundo. Se estima que pueden afectar al 20 por ciento de la población mundial y resultan más afectados los países desarrollados e industrializados. En la Argentina, se calcula que una de cada cuatro personas puede padecer algún tipo de trastorno alérgico a lo largo de su vida. En esta época del año se incrementa la afección por la polinización de las flores, aunque esta causa no es tan frecuente como los ácaros. Los especialistas despejan dudas e insisten en la necesidad de un diagnóstico temprano para encarar un tratamiento y así evitar complicaciones en la salud.
"En la región de la Pampa Húmeda los alergenos principales son los intradomiciliarios, porque uno pasa más tiempo bajo techo. Como los ácaros del polvo, después le siguen los animales domésticos (perro, gato), y luego los extradomiciliarios: dentro de los cuales los pólenes son los más comunes. Estos provienen fundamentalmente de los árboles (fresno, plátano u otro) y están sólo en un período muy corto del año (de mediados de agosto a octubre o noviembre); mientras que los yuyos, gramíneas y malezas están más tiempo en el ambiente", explica Ledit Ardusso, especialista en alergia e inmunología, quien especifica que más del 80 por ciento de los pacientes son sensibles a ácaros y menos del 50 por ciento a pólenes. Ardusso es jefe del servicio de Alergia del Hospital Centenario.
Por su parte, la doctora Anahí Yáñez, médica especialista en alergia e inmunología clínica y directora de Investigaciones en Alergia y Enfermedades Respiratorias (Buenos Aires), expresa que las enfermedades alérgicas son procesos muy frecuentes que afectan en especial a niños y personas jóvenes en las fases de sus vidas en las que la producción laboral o académica es más intensa aunque actualmente la rinitis y el asma han cobrado significancia clínica en los mayores de 65 años.
Existe la creencia popular de que es difícil identificar las causas de las enfermedades alérgicas. Hoy se sabe que la constitución genética y las modificaciones en el estilo de vida y en el medio ambiente son los responsables de que una persona desencadene la enfermedad. "Las enfermedades alérgicas tienen un claro componente hereditario que debe conjugarse con una serie de factores ambientales para que se manifieste la enfermedad. La predisposición a padecer enfermedades alérgicas (rinitis alérgica, asma, dermatitis, urticaria) es hereditaria", aclara Yáñez.
Los síntomas que nos permiten reconocer una enfermedad alérgica son diversos. En la rinitis alérgica son el prurito nasal, múltiples estornudos, goteo y congestión nasal, acompañados en un 70 por ciento de los casos de síntomas oculares tales como enrojecimiento ocular, lagrimeo y picazón. En tanto, el asma se caracteriza por episodios recurrentes de sibilancias, dificultad respiratoria, opresión torácica y tos, especialmente nocturna o durante la madrugada.
Entre los factores de riesgo más importantes para el desarrollo de rinitis y asma se incluyen la exposición a alergenos (polvo casero, animales, cucarachas, ácaros y polen), exposición ocupacional a diferentes químicos, ser fumador u fumador pasivo (por ejemplo niños de padres que fuman en su casa), infecciones respiratorias virales, algunos estados de ánimo, irritantes químicos y medicamentos.
La calidad de vida de las personas que padecen alguna enfermedad alérgica se ve afectada especialmente por la alteración en el sueño ya que la rinitis, el asma o la urticaria empeoran generalmente por la noche. "Por ejemplo, según estudios recientes en rinitis alérgica más de la mitad de los pacientes tienen el sueño alterado y a su vez, esta alteración provoca un aumento de la severidad de la enfermedad. A su vez, más del 40 por ciento de los pacientes con rinitis alérgica padecen somnolencia diurna. La repercusión en las actividades cotidianas y rendimiento laboral es evidente. En los pacientes con asma que no siguen tratamiento la presencia de síntomas que perturban el sueño afecta a un 75 por ciento de ellos mientras que esta cifra desciende al 30 por ciento en pacientes bajo control médico", agrega la médica.
Muchas veces las personas subestiman los síntomas y no consultan al profesional, o se acostumbran a las molestias y se dejan estar. El diagnóstico precoz permitirá empezar con una terapéutica personalizada que no sólo aliviará el malestar sino también posibilitará la reducción de complicaciones en la salud.
Ardusso considera que son cuatro los pilares para el tratamiento: la medicación sintomatológica o de rescate, las opciones preventivas, la reducción de la exposición e inmunoterapia (recurso para la desensibilización, que viene en vacunas o sublinguales). “Es importante tomar conciencia de que se está ante una enfermedad crónica, ya que se trata de una afección genética. En función de las características de cada paciente se establece un tratamiento a su medida”, subraya.
Para la médica Yáñez “los antihistamínicos de segunda generación son la elección en la rinitis alérgica y urticaria crónica y también pueden usarse por períodos cortos combinados con descongestivos orales en las rinitis alérgicas con síntomas de congestión nasal importante. En cuanto a los antiinflamatorios por vía nasal a base de corticoides tópicos se demostró que no presentan los efectos adversos de los corticoides orales e inyectables. En los últimos años, la investigación biomédica se ha centrado en aquellos mecanismos de la biología molecular que rigen los procesos patogénicos de diferentes enfermedades. Como resultado se dispone en la actualidad de nuevos tratamientos para las enfermedades alérgicas como son los anticuerpos monoclonales, algunos ya comercializados y la mayoría en fase de investigación clínica”, adelanta la especialista.
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