Le dieron 14 puntos. Lo atacaron dos jóvenes que lo tomaron en la puerta del Centenario fingiendo ser pacientes. Uno hasta tenía un vendaje trucho.
/La Capital |
"No tengo miedo por mi profesión, porque lo que me pasó a mí le puede pasar a cualquiera que esté al frente de una ferretería, de una panadería o de un supermercado, o simplemente al pasajero que va arriba del ómnibus", contó ayer el taxista Ariel Abelenda (52), aún "desfigurado" por el brutal ataque con un cuchillo tipo Tramontina que sufrió a manos de dos pretendidos pasajeros, quienes casi le seccionaron la nariz. Según denunció el Sindicato de Peones de Taxis, en los últimos 15 días al menos ocho trabajadores resultaron heridos en intentos de robo, sin contar los otros hechos de inseguridad que los tuvieron por blanco, "pero que muchas veces ya ni se denuncian". De acuerdo a fuentes policiales, sólo ayer a la mañana se sumaron dos nuevos casos.
El ataque sobre Abelenda, seguramente el más duro, se produjo el sábado a la noche, tras levantar a dos muchachos de poco menos de 25 años que salían supuestamente de la guardia del Hospital Centenario. Uno de ellos llevaba un ojo vendado y ambos refirieron durante el trayecto haberse caído de una moto.
El que parecía herido le pidió permiso para sentarse adelante y el chofer, conmovido, se lo concedió. Pero al llegar a San Lorenzo y Matienzo los dos se le "abalanzaron encima", mientras el supuesto lesionado se "arrancaba automáticamente la venda". Entre ambos empezaron a estrangularlo.
"No sé cómo zafé, pero como no podía respirar creo que di un cabezazo y salí del auto, y ahí uno me empezó a pegar mientras el otro me manoteaba la billetera de la puerta", contó.
En ese momento, uno de los ladrones lo tomó desde atrás y con un cuchillo le produjo un profundo corte en la cara que le dejó la nariz "prácticamente colgando". De hecho, contó, le seccionaron el cartílago completo y le fracturaron el tabique nasal.
En ese instante, por sus gritos, un vecino se les acercó y los ladrones se fueron, dejando incluso un bolso con ropa adentro del taxi. Después, al revisarlo, Ariel descubrió que llevaban un buzo con capucha y "esas tarjetitas que suelen entregarse arriba de los colectivos a cambio de unas monedas".
A los diez minutos llegaron un móvil de la Guardia de Infantería y una ambulancia, que lo trasladó al sanatorio Británico, donde le aplicaron 14 puntos de sutura.
El drama que vivió —"porque si me cortaban unos centímetros más abajo me degollaban", sostuvo— no le impidió hacer su propio análisis. "Venían por todo, no sólo por plata, sino por las zapatillas, por el celular, por lo que fuera. ¿Y sabés qué es eso? Eso es falopa, es la desesperación por obtener recursos para comprar falopa cuando están en abstinencia", afirmó.
"Por eso veo tan difícil el tema de la inseguridad, porque no es un problema de plata, sino de adicciones, que los lleva a tratar de conseguirla como sea", reflexionó.
La saga. El fin de semana trascendieron otros casos de taxistas asaltados (al menos uno en zona sur y otro en la sudoeste), pero sólo de ayer por la mañana la oficina de prensa de la Unidad Regional II confirmó dos.
El primero se registró a las 8, cuando un móvil del Comando Radioeléctrico fue convocado a Aguilar y México, donde un testigo varón de 48 años dijo haber visto a dos jóvenes que dejaban abandonado un taxi Chevrolet Corsa.
En realidad, se trataba del auto del que poco antes su conductor, de 67 años, había sido obligado a descender en Maciel y Agrelo por dos supuestos pasajeros, que luego se fugaron con el coche.
El otro ocurrió a las 8.30, cuando en Doctor Ricardo Lagos y Rivarola el chofer de otro Corsa, de 24 años, denunció ante el Comando Radioeléctrico que en 27 de Febrero y Solís había tomado a un pasajero que lo amenazó de muerte y le robó su recaudación.
Tras realizar un patrullaje por la zona, en Méndez y Rivarola los efectivos lograron arrestar al hombre apuntado por el taxista como quien lo había asaltado. El detenido fue derivado a la comisaría 32º y quedó a disposición de la Justicia.
El titular del gremio de los peones de taxi, Horacio Boix, afirmó que los robos son cotidianos y muchas veces ya ni se denuncian. "Excepto cuando hay choferes lesionados, que en los últimos 15 días fueron entre 8 y 10", afirmó.
Los robos más usuales son los que perpetran pseudopasajeros y motociclistas. Esos casos, afirmó, son registrados "con estadística" por el gremio gracias a un "monitoreo que hacen 22 compañeros todas las noches", datos que socializan por What\'s App.
"Después nos dicen que somos mentirosos, algo que nos molesta profundamente", se quejó el dirigente, refiriéndose a las objeciones que suelen recibir de funcionarios (ver aparte) cuando denuncian que "la policía no patrulla", que "no está habiendo controles en los corredores seguros" y que "Gendarmería no se ve salvo en zonas muy puntuales".

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