Los hechos sucedieron a pocas cuadras de diferencia. En ambos casos, Prefectura se presentó sólo para custodiar.
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El saqueo en un súper chino y el pedido de mercadería al dueño de otro mercado por parte de una veintena de mujeres con changos, bolsos y sus hijos a cuestas. Esos fueron dos de los episodios que mantuvieron ayer por la tarde en vilo a los vecinos de barrio Cristalería, al noroeste de la ciudad.
Las calles del barrio de clase media, casas bajas y jardines ya adornados para la Navidad cambiaron su fisonomía: mucha gente en las veredas comentaba lo sucedido y rearmaba las crónicas de lo que había visto y escuchado, vigilada por dos móviles de Prefectura y una decena de agentes debido al acuartelamiento policial que tuvo lugar en Jefatura hasta bien avanzada la tarde. La fuerza sólo estuvo custodiando la zona. No obstante, fue el subjefe de la subcomisaría 2ª, Claudio González, quien alrededor de las 18 se prestó a dialogar y a disuadir a las mujeres que minutos antes habían prometido no moverse del lugar, si el dueño del negocio no les daba mercadería.
Desde hace dos años, el Súper Cristal, de una joven pareja oriental y ubicado en el centro comercial de Cristalería (Calderón al 3500), abre sus puertas a las 16. Ayer sus dueños no pudieron hacerlo porque, a las 14.30, un grupo de jóvenes, cortó el candado del portón principal y se metió arrasando con la mercadería que encontró a su paso. Dejaron varias góndolas semi vacías, se llevaron muchas bebidas, 3.500 pesos y la caja registradora. Los tickets por compras de poco valor quedaron empapados entre los vidrios de botellas rotas en la vereda, como muestra del hurto. En ellos se leía el nombre del titular (Li Xihong). A poco de sucedido el saqueo el hombre y sus empleadas seguían atónitos mirando el local y su puerta franqueda con un contenedor lleno de escombros.
Sin dormir. Una de las empleadas, indignada, contó que sus dueños viven arriba del local, que la mujer está embarazada y a punto de parir y que la pareja no duerme desde hace días esperando el saqueo. Los vecinos aseguraron que se escucharon tiros y que los saqueadores ya habían escapado cuando llegó la Gendarmería.
También en busca de tomar recaudos, un grupo de hombres le dio una mano a Ricardo, el ferretero que tiene su local a pocos metros del mercadito. "Tenemos bronca más que miedo. Por eso estamos ayudando a este hombre a sellar las vidrieras. No queremos que le destruyan su negocio", dijeron.
Mujeres. A pocas cuadras del mercado chino, en Matheu al 2900, se encuentra el autoservicio El Milagro, que ayer por la tarde tampoco abrió. Unas 30 mujeres jóvenes del barrio municipal Nuevo Alberdi llegaron al local con bolsas, changos y sus hijos para pedirle al dueño del comercio que les diera mercadería.
"No queremos robar, ni romper nada. Sólo queremos algo para comer, algo para las fiestas. Leche, fideos, latas de tomate... Por culpa de los milicos no hubo bancos y no cobramos los planes sociales; queremos llevar algo a nuestras casas", dijo una de las mujeres.
Otra explicó que se juntaron en su barrio y hablaron con sus parejas. "No queremos que vengan ellos, queremos venir nosotras porque no buscamos que se arme lío". En medio de esas explicaciones, se hizo presente el subjefe de la subcomisaría 2ª. Se acercó a las mujeres y les transmitió la voluntad del dueño del local de ayudarlas con productos, "pero no con prepotencia".
El uniformado le dijo a La Capital que había acordado un encuentro "tranquilo" para hoy, entre el comerciante y las mujeres, si ellas desistían de hacer vigilia en la puerta de su local.
Más episodios. "No fue este el único hecho intimidatorio que se dio en la joranda. Hubo gente agrupándose por el barrio durante todo el día", aseguró González. En tanto, mientras las visitantes se iban, una de ellas adelantó: "Mañana volvemos, que no se preocupe nadie que no queremos romper nada; sólo que entregue algo para que puedan comer nuestras familias".
No hubo disturbios en el distrito Sur
Si bien el noroeste fue epicentro de ciertos episodios de tensión, en la zona sur, donde hace algunos días se registraron intentos de saqueos, ayer primó la calma y los negocios trabajaron sin sobresaltos. Allí, los locales mantuvieron sus puertas abiertas normalmente, sin más custodia ni precauciones que lo habitual, y en Empalme Graneros, donde en los últimos días hubo cierta zozobra, el movimiento también fue tranquilo.
Fue el propio director ejecutivo de la federación de locales chinos, Miguel Calvete, quien abrió el paraguas frente a los incidentes de violencia y saqueos que se vivieron anteayer y ayer en distintos puntos del país. “En principio estamos muy preocupados, se está evaluando la posibilidad de no abrir la última semana del año, lo que es muy perjudicial desde el punto de vista económico”, aseguró el comerciante. Pero básicamente en las calles de Rosario, aun en las consideradas más conflictivas, ayer las vecinas iban de compras, la gente charlaba en las veredas y los negocios se veían abiertos sin mayor resguardo.
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