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domingo, 8 de diciembre de 2013

El acto de reapertura de la Vigil, en Rosario, fue una fiesta para el barrio y la Ciudad

La emblemática institución de Gaboto 450 abre otra vez sus puertas. La Tablada recupera su fisonomía y su memoria. Los libros que ya no están. Los muchos libros que se sumarán y todas las voces que ayer volvieron a dar vida al espacio.
Rosario 12 | 
El acto de reapertura de la Vigil, en Rosario, fue una fiesta para el barrio y la Ciudad

 La referencia será obvia, casi fácil, pero el laberinto de pasadizos, peldaños, estantes, ficheros, hace que aparezcan fantasmas. Circular por la Biblioteca Constancio C. Vigil es trasladarse en el tiempo, pero en sentido espejo. Hacia lo que ha sido, hacia lo que será. No es mención pequeña, sino momento bisagra que marca un antes y un después. Porque la recuperación de los inmuebles de Alem y Gaboto es un acto de justicia, un acontecimiento histórico para la ciudad, merced a la intervención militar que la Biblioteca sufriera el 25 de febrero de 1977.
El traspaso oficial de los bienes tuvo lugar el miércoles pasado en sede de Gobernación, con la presencia de autoridades de la provincia e integrantes de la comisión directiva y la comunidad de la Vigil. Por eso, y festivamente, la conferencia de prensa del día de ayer en las instalaciones recuperadas, con celebraciones para compartir con el barrio. "Habiendo transcurrido treinta y cinco años, no queríamos perder siquiera un minuto para volver a abrir este espacio" dice Marcelo Abaca, Presidente de Biblioteca Vigil. "Estamos muy contentos por lo logrado; para nosotros, después de diez años de trabajo intenso, volver a ocupar este espacio es un hecho histórico".
Entre los estantes atestados -y los muchos más que hay, esperando ser utilizados- alguien dice recordar su consulta de libros determinados, "eran cubanos, de arquitectura, de la época de la revolución; venir acá me servía muchísimo", a la vez que indaga entre cuáles títulos han quedado y, evidentemente, los muchos que ya no están.
"Acá existía un préstamo promedio de mil libros diarios, entre literatura general y textos universitarios" explica Antonia Frutos, mejor conocida como "Checha", figura de relieve histórico para la Vigil y actualmente su Secretaria. "Había dos salitas de jardines de infantes a las que se accedía por la rampa, después quedaron muy chicas y el jardín se tuvo que trasladar. Los cursos de guitarra empezaron acá, el de folklore también, hasta que finalmente y de manera total quedó constituida la Biblioteca porque la amplitud de tarea específicamente bibliotecaria era enorme. Trabajaban cerca de veinticinco bibliotecarios, empezaban a las ocho de la mañana y terminaban a las ocho de la noche, de corrido. Se trabajaba permanentemente en el mostrador, atendiendo a la entrega de libros, en cada piso había bibliotecarios y había dos salas de lectura, con una sola no alcanzaba!"
De hecho, las paredes hacen evocar comentarios entre varios de los presentes, tendientes a aclarar cómo era la disposición original, qué se agregó o quitó. Hay algo bello que está sucediendo y es la misma superposición de voces. Son muchos los que dicen, miran, exclaman, preguntan. Hay bullicio. Hay palabras que se escuchan, todas juntas. Es alegría.
"Hoy la situación de las bibliotecas indudablemente es otra", continúa Checha. "Hay toda una tecnología que de alguna manera reemplaza al libro, pero yo sigo considerando que el libro es irreemplazable. Hay que movilizarse para que no se lo reemplace absolutamente. Hoy hay otra concepción de la biblioteca moderna, y me voy a ir poniendo al tanto. Yo pertenezco al grupo fundador, y si bien ya estamos grandes podemos aportar desde la experiencia, desde lo que fue una biblioteca abierta, popular, de accionar inclusivo. Hasta que ocurrió lo que ocurrió, y las puertas se cerraron".
"Lo que tenemos que hacer -?agrega Celina Duri, Vicepresidenta de la Vigil-? es actualizar el material y las nuevas tecnologías. Parte de esta identidad tiene que ver con volver a ubicar en todos los ámbitos que corresponde a la Biblioteca Vigil. Por ahora esperamos que se incorporen más socios, tenemos muchas actividades y las vamos a ampliar, procurando abarcar toda franja etárea, además de asistir a las escuelas en su trabajo educativo, en todos los niveles que sea necesario".
Abaca comenta un ejemplo que es síntesis: "En estos días recibimos el mail de una persona que estaba haciendo el servicio militar en el año \'78, a quien le ordenaron el traslado en una camioneta de libros de Vigil para ser quemados. Esta persona guardó para sí un ejemplar que nos va a ser entregado. Para nosotros, esto es como una fotografía, donde se puede ver claramente cuál fue la intención de la intervención y el genocidio cultural que se sufrió. Este hecho comprueba la intención que hubo por parte de quienes arrasaron con nuestra institución, situación con la que no tuvieron éxito, porque el hecho de que hoy estemos acá, en este espacio recuperado, es una muestra de que cuando un grupo decide ir hacia una dirección, ésta no puede ser torcida, por más que se genere una pausa como la que sucedió, y que duró treinta cinco años".
Las ganas de acercarse a uno de los estantes, sacar un libro, mirar el silencio de la mañana, sentarse a leer. Nada más peligroso.

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