Es una panadería, que agotó sus medialunas en pocas horas. El viernes hará lo propio una regalería y el 30 un local de ropa de bebé.
No fue una mañana fácíl para Osvaldo García. La panadería que heredó de sus padres en Salta 2105, y que lleva adelante desde hace 22 años, reabrió sus puertas después de la explosión ocurrida el 6 de agosto pasado. Y se convirtió en el primer local en hacerlo tras la catástrofe. Transcurrieron más de 30 días de angustia, dolor, ausencias y un silencio que ayer seguía apoderándose del lugar.
En ese marco, las muestras de solidaridad provocaron que las facturas y medialunas se agotaran a las pocas horas de comenzar a atender. "Vino gente de Alberdi, Arroyito, La Florida, la zona sur y de otros barrios especialmente a comprarnos a nosotros. Eso nos pone un poco más contentos", dijo Griselda, empleada del comercio. Para hoy, la panadería duplicará la producción en el difícil camino de empezar de nuevo.
"Los Nietos" asoma a pocos metros de la esquina de Salta y Balcarce. Y ahora muestra una cara distinta a la devastación que arrasó con la cuadra. Sus puertas ahora están abiertas al público, pero en un entorno marcado por la desolación.
No obstante, escasos minutos después de volver a apostar con su comercio "de toda la vida", las muestras de solidaridad y apoyo lo dejaron con las bandejas de medialunas y facturas vacías. "Hice siete docenas pensando que me sobraría por la poca gente que pasa por acá, pero me quedé corto", sonrió levemente Osvaldo.
Griselda también se vio desbordada por el cariño de los compradores. "Escucharon por los medios de comunicación que abríamos y, enseguida, se vinieron desde todos los barrios de Rosario. Es notable, porque personas que vivan en la cuadra hay pocas, unas seis familias", indicó la empleada, que agregó: "No tuvimos ni tiempo de acomodar la mercadería y ya se la estaban llevando". De hecho, a la tarde cerraron antes por falta de stock. Sin embargo, hoy habrá más mercadería frente al aluvión de clientes.
Los García son generaciones de panaderos y el local de Salta 2105 tiene 22 años de antigüedad. Abstraerse de ese contexto resulta imposible.
Llegar a la panadería (el único comercio en la cuadra que reabrió) implica sortear algunas vallas metálicas, carteles, policías, pintores y obreros, que seguían trabajando en los locales de enfrente y de la esquina para poder ponerlos en marcha a la brevedad.
Sobre la vereda, un cartel con la parada de colectivos delata un pasado que parece remoto.
A la cuadra la invade un silencio imposible de no escuchar. Y los recuerdos de aquel martes 6 de agosto siguen muy frescos en la memoria del panadero y su empleada.
"Fue una catástrofe que nos sorprendió. Hay que apechugar. Ya vamos a salir adelante y, si Dios quiere, va a arrancar el barrio. El resto de los locales abrirán pronto", auguró Griselda.
En ese sentido, una de las víctimas de Salta 2141 (Domingo Oliva) trabajó un año en la panadería. "La mayoría de los que hoy no están entre nosotros venían acá. Ese día, Domingo compró bizcochos acá", recordó Osvaldo.
Lo cierto es que ayer se mezclaron las sensaciones. Entre la esperanza y los sollozos, "Los Nietos" es la primer apuesta a transformar un barrio arrasado.
Le seguirá "Ambar", una regalería. Su dueña, Cecilia Escudé, confirmó que reabrirá el viernes. "Estoy contenta, le ponemos buena onda y espero andar bien", dijo.
En cambio, "Reina Batata (ropa de bebé)", reabrirá el lunes 30 de septiembre. "Se nota un bajón. Costará, pero saldremos adelante", señaló Pablo Rosales.
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