lunes, 17 de junio de 2013

BARLETTA: "La transformación que necesitamos, de la mano del campo"

El Pte. de la UCR Nacional y precandidato a dip. nacional, Mario Barletta, sostuvo que "nuestro país tiene en el campo a su principal generador de riqueza, a su socio estratégico y a su motor de origen: cuando el campo está bien, está bien el país y ello se percibe claramente en nuestros pueblos y ciudades, en el interior profundo. Lamentablemente, en medio de fabulosas oportunidades internacionales, en estos diez años el gobierno nacional ha ignorado y castigado sistemáticamente al sector más competitivo de la Argentina, que aportó en ese período a las arcas del estado 70 mil millones de dólares, solo en concepto de retenciones a las exportaciones".

 En Santa Fe, mi provincia, el campo está unido a su génesis, a su historia, a su crecimiento. La actividad agrícola-ganadera y la producción de alimentos han sido la base de su desarrollo. Pocos estados argentinos, e incluso países del concierto mundial de naciones, pueden exhibir la diversidad y potencia productivas de Santa Fe: excepto petróleo o minería, en territorio santafesino se produce de todo y con altos niveles de eficiencia: soja, trigo, maíz, cebada, especialmente en el sur; girasol, sorgo, caña de azúcar en el norte; arroz en la costa y algodón en el noroeste. Pero también tenemos un robusto cluster metalmecánico en el centro y sur oeste de la provincia y una cuenca lechera, única en su tipo, en el oeste. A su vez, una ganadería excepcional, que produce carne vacuna -con sistemas pastoriles únicos en el mundo, y también cerdo, pollo, todo ello de altísima y reconocida calidad.

¿Podemos imaginar lo que sería esta provincia si se apoyara al sector con mayor potencialidad del país? Si se lo protegiera e incentivara como ocurre en Uruguay, Chile, Paraguay, o Brasil, que han crecido sostenidamente, mientras que en Argentina ya desaparecieron 60 mil productores en la década.Se hace mucho más difícil comprender la doble agresión que recibe Santa Fe y su fuerza productiva: la que está dirigida al campo como sector; y la discriminación que ejerce el estado nacional sobre nuestro territorio, por el solo hecho de que la gente eligió un gobierno de signo partidario diferente al que gobierna la Nación, a través de la coparticipación que no cumple, entre otros castigos.

La falta de políticas serias y a largo plazo ha dado como resultado, entre los más graves, una ecuación nefasta para todos los argentinos: mientras los alimentos van de la tierra a la mesa, los pequeños productores desaparecen, se concentran en pocas manos los que se llevan la mayor tajada y se encarecen los alimentos que compra la gente en la góndola.
Debemos encarar un nuevo modelo de desarrollo basado en la equidad, la integración y la sostenibilidad. Privilegiar, calificar y potenciar y a nuestra gente; cambiar la estructura productiva, hacerla más inclusiva e igualadora, y lograr de ese modo que el crecimiento se sostenga. Para poder lograrlo tenemos que desplegar una serie de medidas, de las cuales quiero destacar las siguientes:
- Necesitamos garantizar un entorno estable y predecible de reglas de juego, en el que el diálogo y el trabajo conjunto entre los distintos actores –gobierno, empresarios, asociaciones, trabajadores- sea algo cotidiano y fecundo.

Tenemos que lograr que el Congreso rediscuta un nuevo sistema de retenciones a las exportaciones, plateando su disminución paulatina a la par de una segmentación por extensión, volumen y tipo de explotación.
- Necesitamos moderar la inflación, el productor ya no puede seguir soportando el aumento de los costos de producción y la consiguiente pérdida de competitividad que padece desde hace varios años y que ha visto agravarse en estos últimos dos.
Debemos discutir una nueva política impositiva, que incentive la producción y le devuelva al productor lo que con tanto esfuerzo aporta.

Nuestros productores tienen que poder contar con las herramientas necesarias para protegerse de los riesgos, principalmente del climático, pero también del financiero y otros que pudieran surgir, a través de fondos rotativos para emergencias.
- Aprovechando las excelentes capacidades científicas ya instaladas en nuestra provincia -Universidades y Agencias de Investigación- tenemos que poner en forma urgente la ciencia al servicio de la producción, para abaratar costos; optimizar nuestra producción actual; desarrollar nuevos productos que continúen con la cadena comenzada en el campo, incluso aprovechando excedentes; sustituir importaciones, creando empleo genuino.

Debemos recuperar el stock histórico de cabezas de ganado y de establecimientos tamberos, con un plan de tres a cinco años, garantizando la rentabilidad de los pequeños productores y controlando toda la cadena de precios para no castigar al consumidor.

- Tenemos que resignificar el ámbito rural, no solo para evitar el éxodo sino para atraer a nuevas familias que si tuvieran oportunidades, se instalarían en gran número. Para esto debemos desarrollar nuevas formas de explotación como el agroturismo, apoyar a las micro producciones a escala local y regional, facilitar el acceso a la tierra, mejorar los servicios, etc.

- Hay que educar para el trabajo con la mirada puesta en el desarrollo local: tenemos que crear Centros Educativos Rurales para las familias de pequeños productores, trabajadores rurales y cooperativas agropecuarias. Uno en cada pueblo, que permita el acceso a todos los niveles educativos, secundario, terciario, universitario, para que ellos mismos puedan mejorar la producción y no emigren a las grandes ciudades.

- Debemos analizar razonablemente el tema de las restricciones cambiarias y las trabas a las importaciones que incluyen a los bienes de capital, que están atentado contra la vocación natural a invertir y a innovar del empresario argentino.

Tenemos que cuidar y gestionar de manera equilibrada los recursos naturales, evitando la contaminación y los efectos sobre la biodiversidad. Para ello debe trabajarse seriamente en el control de agroquímicos, en la protección de los bosques y en un programa de energías renovables.
Hay que pensar la producción agroalimentaria como sistema y proponer alternativas en materia de almacenamiento y acondicionamiento de granos, y fundamentalmente de transporte, reactivando ramales de trenes de cargas con acceso a puertos; potenciando el uso de hidrovía;
realizando una fuerte inversión en rutas, internet, telefonía, etc.

El Congreso Nacional será el ámbito donde debemos discutir y repensar muchas de estas cuestiones, de ahí la importancia de estas próximas elecciones legislativas que deben llevar a los santafesinos comprometidos con los intereses de la provincia y del sector. No desaprovechemos esta oportunidad.

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