domingo, 19 de mayo de 2013

El Gobierno quiere el blue a $7,50 y más reservas antes de las elecciones


Con controles en la City, suba de tasas y menos circulante, intentan secar el mercado paralelo.


El Gobierno quiere el blue a $7,50 y más reservas antes de las elecciones
Sin puesta en escena como hace una semana cuando se presentó el blanqueo de capitales, el Gobierno está aplicando un conjunto más amplio de medidas para hacer bajar el dólar blue, que ayer cerró en $ 8,95, y recuperar reservas del Banco Central. Se trata de un“operativo maquillaje” aunque más no sea transitorio, en un intento por enviar señales que mejoren las expectativas económicas de cara a las elecciones.
Cuando el dólar ilegal saltó a los $ 10, apareció por primera vez la conducción económica en pleno para lanzar un perdón impositivo como un intento de atraer dólares que están fuera del sistema. Lo hicieron mediante un bono energético (Baade) que pretenden sea una alternativa de inversión que le compita al blue, y un título para operaciones inmobiliarias (Cedin) como forma de evitar que la gente compre verdes en el segmento informal para completar la compraventa de propiedades.
Al mismo tiempo, desde el Gobierno se bajó al mínimo la operatoria de las cuevas que venden moneda extranjera, mediante operativos de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), una situación que se advirtió durante toda la semana, cuando, según operadores, se vivió un verdadero “estado de sitio cambiario” en las calles del microcentro.
La moneda bajó $ 1,08 cinco días y quedó estable en torno a $ 9. No está ni cerca de los $ 6,50 que el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, les exigió a las casas de cambio, pero la gestión económica espera que siga bajando hasta llegar a $ 7,50 u $ 8 en octubre, con muy pocas operaciones y tras tres meses de blanqueo.
Los bancos fueron ajustando en los últimos días, a pedido del Gobierno, la tasa que pagan por los depósitos de más de un millón de pesos, conocida como Badlar, que ya roza el 20%. Cuanto más suben las tasas, más tentadores resultan los depósitos para los ahorristas que hasta ahora sólo tenían ojos para un dólar paralelo.
Como parte de la estrategia, desde el Ministerio de Economía que conduce Hernán Lorenzino piensan aceitar las autorizaciones para que las provincias puedan endeudarse. Lo harán mediante títulos que se ajustan por la cotización del dólar oficial. Así se llevarán parte de los pesos circulantes, quitando también fondos que podrían terminar en el mercado paralelo. La Provincia de Buenos Aires es uno de los distritos con emisiones en gateras por casi $ 23 mil millones.
El futuro del dólar blue, a 75% del oficial –en $ 5,24– se juega también en el nivel de reservas, que se redujeron US$ 4.282 millones en lo que va del año. En la Casa Rosada saben que éste es el trimestre clave para sumar dólares al Central y que no lo están aprovechando como esperaban.
En abril, los exportadores cumplieron con “el tsunami de dólares” que le habían prometido liquidar a Moreno, y volcaron al mercado unos US$ 3.600 millones, un 22% más que hace un año. Sin embargo, el ente que conduce Mercedes Marcó del Pont lo capitalizó poco.
Apenas incorporó US$ 622 millones y espera mejorar antes de que se termine la cosecha en junio. ¿Qué pasó? Los argentinos que viajaron por el mundo insumieron en paquetes, gastos y adelantos con tarjeta unos US$ 1.000 millones por mes aproximadamente. Los analistas privados esperan nuevos controles para ese tipo de consumos.
Para mostrar reservas en ascenso, el Central podrá contabilizar en los próximos meses US$ 1.700 millones correspondientes a la pertenencia del país en el Fondo Monetario Internacional, según detalló el economista Miguel Bein.
En la mesa del Central controlan día a día un cronograma de liquidaciones de los exportadores, a los que hasta llaman por teléfono para asegurarse de que los dólares lleguen. La obsesión por tener un buen colchón de reservas es propia de los tiempos de Néstor Kirchner, a tal punto que, como hizo él en 2009, en los últimos días se volvió a negociar un “canje de monedas” con China, una especie de descubierto de cuenta corriente que le permita echar mano a más dólares en caso de que una situación así lo demandara.

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