sábado, 9 de marzo de 2013

ROSARIO: Murciélagos: la movida de Pichincha llegó hasta el cielo


Vecinos denuncian una “bati invasión”. Apenas baja el sol generan temor y también pérdidas comerciales. Un especialista advirtió sobre sus beneficios y tiró abajo los mitos que los envuelven. ¿Qué hacer cuando vuelan tan cerca?.

Murciélagos: la movida de Pichincha llegó hasta el cielo

Hace un año los vecinos que habitan calle Alvear, entre Brown y Güemes caminan atentos. La mirada al cielo cada atardecer a la espera de que aparezcan. Y lo hacen de a poco, uno y otro hasta hacerse cientos, cruzando una y otra vez lo que las copas recortan arriba. Son murciélagos y forman parte de la movida nocturna que ya hizo famoso a Pichincha. A pesar del terror que despiertan –sobre todo cuando se empeñan en desplegar un vuelo rasante– un especialista en estos mamíferos advirtió sobre los beneficios que tienen para el hombre. Entonces, ¿qué hacer cuando invaden nuestro espacio?
Rosario3.com estuvo en la “batiesquina” de Alvear y Güemes. Los habitantes del lugar coincidieron en el relato: los murciélagos siempre estuvieron, como en casi todos los barrios de Rosario. Sin embargo, hace un año atrás, una colonia se instaló en el techo de un pequeño edificio de tres pisos. Uno de los moradores, quien prefirió preservar su identidad, admitió que llegó a contar hasta 500 animalitos en un solo taparrollo. Todavía hoy se puede percibir el guano –la caca del murciélago–en el frente del edificio.
Tras la llegada del servicio anti plagas, muchos se mudaron a un viejo árbol, casi hueco, por lo que, aunque disminuyó su presencia, aún obligan a muchos a bajar la cabeza. Tal como describió Juan Carlos, el peluquero de la cuadra, vuelan a la altura de una persona adulta y le suman adrenalina al simple hecho de “tomar fresco” en la vereda durante la tardecita. Para Gonzalo, mozo de un restaurante de las inmediaciones, la insistencia de los alados implicó quitar unas seis mesas callejeras ya que los comensales se niegan a comer con tanto aleteo cerca.
Mala prensa
El especialista en vida silvestre Marcelo Romano tiene una mirada totalmente distinta sobre los murciélagos. Médico veterinario y miembro del Centro de Investigaciones de Biodiversidad y Ambiente (Ecosur) y del Programa de Conservación de los Murciélagos de Argentina (PCMA), observó: “Son el principal control biológico de muchos insectos, pueden comer hasta tres mil mosquitos por noche. Probablemente, si no hubiese murciélagos habría más insectos, ya sea plagas o aquellos que pueden trasmitir enfermedades al hombre”.
Romano ponderó a esta especie como un tipo de mamífero que sólo tiene cría una o dos veces al año y que las puede identificar, al tiempo que llega a integrar colonias de cientos de miles. “No son ratas”, remarcó. Por el contrario, consideró que el “desconocimiento y la ignorancia” sobre sus características han provocado a lo largo de la historia una aversión que no tiene razones. Así, aseguró que no son ciegos –al contrario, poseen una vista desarrolla–no atacan, no suelen contraer rabia ni tampoco fuman, ni chupan la sangre de nadie. Tampoco les gusta enredarse en las cabelleras femeninas.
El especialista, en tanto, recomendó que en caso de que un murciélago aparezca en casa, es necesario devolverlo al aire libre y para ello, habrá que agarrarlo usando guantes o bien algún trapo. “Como cualquier animal silvestre puede morder si lo tocan”, sostuvo y descartó por completo la idea de matarlo.
Luego, recordó que debido a su considerable aporte al equilibrio ambiental, están protegidos por leyes internacionales y en este marco, no pueden ser exterminados. Fuentes del gobierno municipal señalaron que está prohibido atentar contra sus vidas y que sólo está permitido su desalojo.
También en diálogo con Rosario3.com, Juan Manuel Trucco de Rosario Plagas, indicó que la mayoría de los servicios que tienen son por murciélagos en taparollos de ventanas de edificios. Para alejarlos se utiliza un método particular que consiste en destapar, desinfectar con un gas y colocar un fleje de aluminio y goma a fin de ocupar el espacio y evitar que hagan nido nuevamente.
“El radio donde más trabajo tenemos es el de 27 de febrero, Francia y el río”, manifestó. Basado en su experiencia agregó: “Hemos llegado a encontrar hasta 100 animales por taparollo“. Según informó el costo de este servicio ronda los 400 pesos por ventana afectada. “También hacen nidos en techos, donde puedan entrar y salir, si son de chapas y tejas mejor, siempre que haya grietas”, añadió.
Rosario “bat-friendly”Romano formó parte del grupo que permitió la conservación de la mayor colonia de murciélagos de la ciudad, en la facultad de Derecho de Rosario. Provenientes del Consejo de Investigación de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), el Centro Panamericano de Zoonosis, el Bat Conservation International y el (PCMA), los profesionales hicieron posible la construcción de una estructura especial para que los alados, cerca de 35 mil hembras y crías, puedan quedarse en el edificio.
Este trabajo que fue realizado entre 1999 y 2001 “es el primer caso de conservación de esta magnitud en Latinoamérica”, resaltó el especialista con visible agrado por la labor emprendida.
Según contó, las hembras hace años que vienen a la casa de estudios, que sufrió un tremendo incendio en 2003, a parir sus crías a partir de septiembre. Después de “darles la teta”, a mediados de febrero, se retiran hacia el sur de Brasil o Paraguay. 

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