sábado, 15 de septiembre de 2012

Amplio repudio kirchnerista a las marchas por ser de "clase media-alta"

Bossio, Víctor Hugo, Forster, D'Elía, Aníbal Fernández y Abal Medina, entre otros oficialistas, descalificaron a los que participaron de los cacerolazos.

 Las miles de personas que se movilizaron ayer en distintos puntos del país contra una variedad de políticas del gobierno que encabeza la presidenta Cristina Fernández de Kirchner fueron ignorados por buena parte del oficialismo, incluídos varios medios de comunicación. Pero los funcionarios no pudieron evitar referirse a los reclamos, a los que, en muchos casos, descalificaron por tratarse de problemas "de clase media".
Fue el caso de Luis D\'Elía, que opinó que "es muy bueno que los ricos de Santa Fe y Callao marchen". El dirigente, célebre por irrumpir a los golpes durante los primeros cacerolazos a favor del campo a principios de 2008, aseguró que anoche sólo se movilizaron 10.000 personas, por lo que "no merece que hagamos una contramarcha".
La líder de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, resaltó que los manifestantes fueron "bien vestidos" y "eran de clase media-alta".
El periodista oficialista Víctor Hugo Morales cuestionó al "sector de la población que quiere terminar con el Gobierno eyectándolo de poder". Y, desde su programa de Radio Continental, agregó que "un 40% del país está en contra del Gobierno. No hay nada nuevo. Por lo tanto, una manifestación de este tipo tiene que ver con ese sector de la sociedad".

Un ánimo "destituyente" similar vio el filósofo de Carta Abierta Ricardo Forster: "Hay parte de la oposición que no se anima a decir que añoran las políticas de los \'90 y se dejan construir la agenda por los monopolios mediáticos. La oposición no tiene un proyecto compartido y se dejan construir la agenda", comentó a la agencia Télam.
En tono similar, Agustín Rossi, presidente del bloque de diputados del Frente Para la Victoria, afirmó que los manifestantes "si se quieren expresar que lo hagan", pero matizó que "por suerte se sacaron la careta y quedó claro que es una convocatoria a un acto opositor".
Por su parte, el jefe de Gabinete nacional Juan Manuel Abal Medina, instó a los opositores a que "armen un partido y ganen elecciones", descalificó a los manifestantes porque "les preocupa más lo que pasa en Miami que lo que pasa en San Juan" y aseguró que "ni siquieran pisaban el pasto para no mancharse".
Más conciliador, su antecesor en el cargo, Aníbal Fernández, aseguró que "el Gobierno toma nota de cada una de las manifestaciones, sean un montón de personas o 25 personas que expresen una determinada queja". El actual senador K opinó que la gente tiene "todo el derecho del mundo a expresarse de la manera que les parezca y de elegir el temario que les parezca" y consideró a la de anoche como "una manifestación importante".

En cambio el titular de la ANSeS, Diego Bossio, calificó a la movilización como "la expresión de un grupo minoritario que por sus manifestaciones no del todo claras, no están a favor de las políticas que llevamos adelante a favor de la inclusión, la industrialización del país y la redistribución del ingreso para los sectores menos favorecidos" y sostuvo que los manifestantes "no ven mas allá de su egoísmo personal".
Conceptos similares utilizó Sergio Uribarri, gobernador de Entre Ríos: "Este brote es minoritario y apenas significativo en la Capital Federal", aseveró, y opinó que "en las sociedades del mundo en las que los gobiernos intentan transformar un statu quo buscando más equidad, más justicia y más oportunidades, siempre ocurren este tipo de reacciones".
Alex Freyre, militante a favor del matrimonio igualitario, escribió desde Twitter que la movilización "fue una marcha de garcas, que cree que ser garca es un derecho". Y remató: "Marchar es un derecho, ser garca no".
Por último, Maurice Closs, gobernador de Misiones, advirtió que en las protestas se observaron "actitudes peligrosas para la democracia, la convivencia y las instituciones" y juzgó "agresivo" lo que interpretó como la actualización de la frase "que se vayan todos", un reclamo masivo en la crisis de 2001. "Si nos vamos todos, ¿quién se va a quedar?, ¿quién se sienta a gobernar?, ¿quién asume la intendencia?, ¿quién se sienta en la Casa Rosada? ¿Cuál de los que estaban con las cacerolas, celulares, las pancartas?", desafió, según la agencia DyN.

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